Año 1 • No. 39 • octubre 1 de 2001 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


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Carta psicoanalítica on line
Julio Ortega Bobadilla
(Director de Carta Psicoanalítica, julius@psiconet.com)
 


El psicoanálisis en México, posee una historia colmada de fracturas, alejamientos, amores y desamores entre los que nos dedicamos a este oficio. No podría afirmarse que todas esas desaventuras sean la única razón que le han colocado en nuestra cultura de manera marginal. Podríamos mencionar, entre otras, la hegemonía en nuestro país, desde un punto de vista positivista que se dedica al estudio de los fenómenos humanos centrándose en el laboratorio y en la obtención de una supuesta objetividad de acuerdo a la lógica cuantitativa de las llamadas ciencias de la naturaleza, a las que escapa frecuentemente, la particularidad cualitativa de ciertos hechos socio-culturales. No se trata de desechar los aportes de la aproximación cuantitativa y experimental, pero convendría modular el aporte que prestan a la comprensión de la subjetividad, terreno del cual, por otro lado, a los psicoanalistas no les corresponde la propiedad privada.

En México, existen pocos lugares dónde subsiste el empeño y el deseo de dedicarse a la que Freud definió como una profesión imposible. La ignorancia de las entretelas de nuestro oficio aleja a los futuros psicólogos, médicos psiquiatras y psicoterapeutas de considerar esta práctica como la primera alternativa de tratamiento frente a los problemas emocionales.

A este cuadro, se suman las múltiples promesas de curación de los programas de autoayuda y superación; las terapias de objetivo limitado centradas en el síntoma; la eficiencia de los chamanes; los enfoques simplemente catárticos; y finalmente, pero no en último lugar, la dificultad de aceptar las consecuencias de la ambivalencia que caracteriza al hombre desde el principio de los tiempos. El síntoma y el dolor del paciente, desde el psicoanálisis, puede comprenderse como un grito de alerta que señala el lugar de un deseo que quiere suprimirse o la sombra del cumplimiento del deseo del otro, escondido en los pliegues de esa caverna oscura que llamamos identidad y que llama a una liberación a través del juego transferencial del análisis.

El primer número de Carta Psicoanalítica es un hito importante en la historia del psicoanálisis en nuestro país, nos hemos reunido un grupo de colegas de distintas asociaciones, escuelas e historias, con el sólo deseo de crear un espacio de difusión, discusión y recepción de los esfuerzos de otros psicoanalistas mexicanos para que aporten ideas destinadas a la discusión y a la revitalización de la teoría y práctica psicoanalítica. No funcionamos como una escuela, no somos una institución, ni una organización cerrada, la puerta se abrió para quien quisiera venir. Nuestro proyecto presuponía diferencias y no homogeneidad de horizontes. Es un hecho positivo, que personas de tan diversa genealogía, se reúnan para trabajar por el psicoanálisis tratando de encontrar un lenguaje común que ayude a posicionar de manera diferente, ante la opinión pública y la cultura de México, nuestra disciplina. Tamayo, en uno de los artículos que componen esta revista nos recuerda a un tal Lacan que invitaba a sus alumnos a jugarse más por el psicoanálisis que por las instituciones. Sin ser todos lacanianos, los analistas que respaldan esta revista han decidido jugársela por una elección semejante, pues comprenden que son más los intereses en común que las diferencias y confiamos en que este espíritu, posibilite recuperar el lugar que tuvo el psicoanálisis en nuestra sociedad.

Cada uno de los colegas que aceptó esta propuesta y envío trabajos, estuvo al tanto de que hubo una discusión de sus publicaciones en el seno de un comité editorial que revisó cuidadosamente la seriedad de las tesis sostenidas sólo por el puño y la palabra de quien escribe. El juicio final está en el lector, a quien puede gustarle o no un determinado trabajo pero que podrá apreciar la riqueza del conjunto. Encontrará este primer número, empeñado en la tolerancia a la diversidad de posiciones teóricas. La base que conforma esta estructura, es el deseo de que nuestras diferencias hagan crecer una unidad de espíritu sobre el futuro distinto que esperamos para el psicoanálisis en nuestro país.

Decidimos adoptar el formato electrónico para contagiar nuestra pasión, aprovechando el novísimo medio del Internet que franquea todas las fronteras de la distancia. La revista se proyecta desde la página de PsicoMundo México www.psiconet.com/mexico, que se ha convertido en el más importante portal digital para el contacto de los profesionales del psicoanálisis y la salud mental. Desde la red de redes y a través de la palabra enviamos un mensaje de amistad y enlace a los colegas que se dedican al psicoanálisis y les invitamos a enviarnos material, pero también extendemos nuestra invitación al público interesado en profundizar en la disciplina fundada por Freud para que revisen el contenido y nos envíen sus comentarios.