|
El psicoanálisis en México, posee una historia colmada
de fracturas, alejamientos, amores y desamores entre los que nos
dedicamos a este oficio. No podría afirmarse que todas esas
desaventuras sean la única razón que le han colocado
en nuestra cultura de manera marginal. Podríamos mencionar,
entre otras, la hegemonía en nuestro país, desde un
punto de vista positivista que se dedica al estudio de los fenómenos
humanos centrándose en el laboratorio y en la obtención
de una supuesta objetividad de acuerdo a la lógica cuantitativa
de las llamadas ciencias de la naturaleza, a las que escapa frecuentemente,
la particularidad cualitativa de ciertos hechos socio-culturales.
No se trata de desechar los aportes de la aproximación cuantitativa
y experimental, pero convendría modular el aporte que prestan
a la comprensión de la subjetividad, terreno del cual, por
otro lado, a los psicoanalistas no les corresponde la propiedad
privada.
En
México, existen pocos lugares dónde subsiste el empeño
y el deseo de dedicarse a la que Freud definió como una profesión
imposible. La ignorancia de las entretelas de nuestro oficio aleja
a los futuros psicólogos, médicos psiquiatras y psicoterapeutas
de considerar esta práctica como la primera alternativa de
tratamiento frente a los problemas emocionales.
A
este cuadro, se suman las múltiples promesas de curación
de los programas de autoayuda y superación; las terapias
de objetivo limitado centradas en el síntoma; la eficiencia
de los chamanes; los enfoques simplemente catárticos; y finalmente,
pero no en último lugar, la dificultad de aceptar las consecuencias
de la ambivalencia que caracteriza al hombre desde el principio
de los tiempos. El síntoma y el dolor del paciente, desde
el psicoanálisis, puede comprenderse como un grito de alerta
que señala el lugar de un deseo que quiere suprimirse o la
sombra del cumplimiento del deseo del otro, escondido en los pliegues
de esa caverna oscura que llamamos identidad y que llama a una liberación
a través del juego transferencial del análisis.
El
primer número de Carta Psicoanalítica es un hito importante
en la historia del psicoanálisis en nuestro país,
nos hemos reunido un grupo de colegas de distintas asociaciones,
escuelas e historias, con el sólo deseo de crear un espacio
de difusión, discusión y recepción de los esfuerzos
de otros psicoanalistas mexicanos para que aporten ideas destinadas
a la discusión y a la revitalización de la teoría
y práctica psicoanalítica. No funcionamos como una
escuela, no somos una institución, ni una organización
cerrada, la puerta se abrió para quien quisiera venir. Nuestro
proyecto presuponía diferencias y no homogeneidad de horizontes.
Es un hecho positivo, que personas de tan diversa genealogía,
se reúnan para trabajar por el psicoanálisis tratando
de encontrar un lenguaje común que ayude a posicionar de
manera diferente, ante la opinión pública y la cultura
de México, nuestra disciplina. Tamayo, en uno de los artículos
que componen esta revista nos recuerda a un tal Lacan que invitaba
a sus alumnos a jugarse más por el psicoanálisis que
por las instituciones. Sin ser todos lacanianos, los analistas que
respaldan esta revista han decidido jugársela por una elección
semejante, pues comprenden que son más los intereses en común
que las diferencias y confiamos en que este espíritu, posibilite
recuperar el lugar que tuvo el psicoanálisis en nuestra sociedad.
Cada
uno de los colegas que aceptó esta propuesta y envío
trabajos, estuvo al tanto de que hubo una discusión de sus
publicaciones en el seno de un comité editorial que revisó
cuidadosamente la seriedad de las tesis sostenidas sólo por
el puño y la palabra de quien escribe. El juicio final está
en el lector, a quien puede gustarle o no un determinado trabajo
pero que podrá apreciar la riqueza del conjunto. Encontrará
este primer número, empeñado en la tolerancia a la
diversidad de posiciones teóricas. La base que conforma esta
estructura, es el deseo de que nuestras diferencias hagan crecer
una unidad de espíritu sobre el futuro distinto que esperamos
para el psicoanálisis en nuestro país.
Decidimos
adoptar el formato electrónico para contagiar nuestra pasión,
aprovechando el novísimo medio del Internet que franquea
todas las fronteras de la distancia. La revista se proyecta desde
la página de PsicoMundo México www.psiconet.com/mexico,
que se ha convertido en el más importante portal digital
para el contacto de los profesionales del psicoanálisis y
la salud mental. Desde la red de redes y a través de la palabra
enviamos un mensaje de amistad y enlace a los colegas que se dedican
al psicoanálisis y les invitamos a enviarnos material, pero
también extendemos nuestra invitación al público
interesado en profundizar en la disciplina fundada por Freud para
que revisen el contenido y nos envíen sus comentarios.
|