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En Textos Universitarios, Manual de prácticas de Histología
Un
minucioso trabajo de corte didáctico es el que ha realizado
Francisco Javier Ayala Lagos en su Manual de prácticas de
Histología, que la Universidad Veracruzana ha publicado en
su colección Textos Universitarios. Dicho título,
dedicado a estudiantes y profesores de diversas ramas de la Medicina,
ha sido elaborado con el propósito de confirmar los conocimientos
teóricos de la Histología y la Citología. Su
contenido está organizado en 18 prácticas, con una
metodología dividida en ejercicios que tienen la finalidad
de facilitar la comprensión y adquisición del conocimiento,
y viene acompañado por un disco compacto de material fotográfico
que puede ser estudiado en una computadora personal, cuyo objetivo
es generar imágenes mentales comparativas en relación
con las que se pueden mirar en el microscopio. El libro hace énfasis
en la observación, que permite el entendimiento de la forma,
dimensión, estructura e interrelación de las células
como unidades fundamentales de la arquitectura tisular; los tejidos,
como manifestación de la armonía celular, y los órganos,
donde la independencia individual de las células, la adhesión
de las sustancias, las estructuras intercelulares y los tejidos
se funden en la interrelación colectiva como expresión
de la más perfecta organización estructural de la
materia viva. El Manual de prácticas de Histología
está a disposición en la Unidad de Servicios Bibliotecarios
y de Información, así como en el Servicio Bibliográfico
de la UV. (Elizabeth Vázquez Narváez)
Una relación de especies vegetales empleadas como leña
y carbón
El
descubrimiento del fuego constituyó un factor determinante
en la supervivencia del hombre, ya que le proporcionó una
fuente de calor, un medio para poder iluminarse durante la noche
o dentro de las cuevas, un elemento capital para su alimentación
-el cual le permitió calentar, cocinar o cocer sus insumos-
y una defensa ante los animales depredadores, entre otros aspectos:
de allí su enorme valor simbólico en todas las culturas.
Como este elemento requiere sustento constante para su conservación,
se ha tomado a la leña y al carbón como fuentes de
primera mano, e incluso los pobladores de zonas rurales de nuestro
país todavía las utilizan; sin embargo, la deforestación
sin medida ha provocado que los árboles de donde se obtienen
ya comiencen a escasear, destruyéndose así una invaluable
herencia no sólo natural, sino cultural, pues los antepasados
se valían de determinadas especies de acuerdo con sus creencias.
Ante la carencia de fuentes energéticas de origen vegetal,
Sergio Avendaño Reyes y María Consuelo Sánchez
González emprenden un estudio pormenorizado de los 71 tipos
que son empleados con tal propósito, dando a conocer sus
nombres comunes, entidades donde se localizan, ecosistema, forma
biológica y otras funciones que se les han dado en su libro
Especies de uso energético en México. Con tal esfuerzo,
los autores enfatizan en la necesidad de buscar opciones tendentes
a un mejor aprovechamiento de estos recursos, su uso integral.
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