Año 1 • No. 42 • octubre 22 de 2001 Xalapa • Veracruz • México
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  Ántrax, actualidad en bioterrorismo
Ramón Flores Lozano
(Director del Área Académica de Ciencias de la Salud)
 


Después de los ataques terroristas en la ciudades de Nueva York, Washington y Pennsylvania en los Estados Unidos de Norteamérica, se inició otro ataque contra esta nación por medio de bacterias (ántrax), lo que ha desatado una psicosis masiva sobre la posibilidad de infectarse. Ésta psicosis no está presente sólo en ese país sino en todo el mundo, por esta razón hago una revisión de su patología.

El ántrax es una enfermedad infectocontagiosa provocada por la bacteria Bacillus anthracis. Aparece comúnmente en animales salvajes y en algunos domésticos como las cabras, ovejas, ganado vacuno, camellos, etcétera, así como en humanos cuando se exponen a la bacteria a través de tejidos contaminados o animales que están infectados. Pero existe otro mecanismo para ocasionar la infección: la contaminación intencionada, que se utiliza como arma de guerra. Este mecanismo puede ser por aspersión en el aire, por ejemplo, usando aviones o cualquier otro medio de fumigación masiva para la agricultura, empleando artefactos de combate o contaminado el agua y alimentos.

La enfermedad es más común en zonas ganaderas y está muy bien reconocida en los países que son afectados, algunos son del Caribe, Centro y Sudamérica, del Sudeste y Este de Europa, otros de Asia y no escapan estados de la Unión Americana.

El padecimiento en los humanos tiene tres formas de presentación, la cutánea, la respiratoria (por inhalación), y la gastrointestinal.

El período de incubación (tiempo en que aparecen signos y síntomas) del ántrax es de tres a siete días. La forma cutánea es la más frecuente, con aproximadamente el 95 por ciento de los casos en condiciones normales (no de guerra bacteriológica), generalmente la contaminación se establece por la existencia de alguna herida en la piel, lugar por donde penetra el microorganismo al estar manejando tejidos de animales contaminados como las pieles o lana de animales infectados.

La primera lesión que se observa en la piel de un individuo que se infectó es similar a la picadura de un insecto, no es dolorosa y a las 24 ó 48 horas se transforma en una vesícula también indolora con un diámetro aproximado de uno a tres centímetros que comienza pronto a ulcerarse y se vuelve necrótica del centro a la periferia, además se presenta crecimiento de los ganglios linfáticos cercanos a la lesión o lesiones. En esta presentación es conveniente iniciar tratamiento médico rápidamente para evitar un desenlace fatal, ya que en esta forma la mortalidad va de un 20 hasta un 25 por ciento.

La variante respiratoria (por inhalación) tiene la forma de aparición de un resfriado común, pero después de las primeras 24 a 36 horas se complica con fiebre intensa, tos, malestar general y dificultad respiratoria, debido a la inflamación de la parte media del tórax (mediastino) que se va haciendo más severa en escaso margen de tiempo, ocasionando trastornos metabólicos letales con paro respiratorio irreversible. La infección respiratoria generalmente es mortal si no se actúa con certeza en las primeras 24 horas de haberse iniciado el proceso.

La afectación del tracto digestivo ocurre por la ingesta de carne o agua contaminada, lo que desarrolla rápidamente inflamación aguda de toda la vía digestiva que provocará signos y síntomas propios de este aparato, además de malestar general y fiebre, para que posteriormente aparezca diarrea acompañada de sangrado intenso. Al igual en que la forma respiratoria se debe iniciar tratamiento antibiótico inmediatamente, sin embargo, la mortalidad es elevada, 25 a 60 por ciento.

El diagnóstico de la enfermedad se puede realizar aislando el germen de la sangre de la persona infectada por medio de cultivo específico o a través del estudio de las secreciones respiratorias o de las lesiones cutáneas. Otra forma es detectando anticuerpos en personas que se sospeche puedan estar infectadas.

En la actualidad se cuenta con los fármacos para tratar a las personas infectadas, pero lo importante es aplicarlos entre las primeras 24 a 36 horas, es decir, durante el período de incubación del microorganismo. La vacuna tiene éxito siempre que sea aplicada en personas no infectadas y tiene una efectividad superior al 90 por ciento.

La psicosis sobre el padecer dicha enfermedad tiene en estado de alerta al mundo, provocando graves cambios conductuales; por ello si tiene dudas acuda a su médico para obtener información verídica y correcta.