Año 1 • No. 42 • octubre 22 de 2001 Xalapa • Veracruz • México
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El temor, base del terrorismo actual
Ricardo Luna Aburto
 


El terrorismo ha estado presente en distintas etapas de la historia del hombre, sus primeros indicios (documentados) se encuentran en los tiempos de Robespierre, durante la Revolución Francesa, donde quien cometía un acto delictivo era enjuiciado sin negociación previa. Lo anterior fue comentado por Ricardo Corzo Ramírez, director del área de Humanidades de la UV, al impartir una conferencia en el marco de la XI Semana de la Investigación Científica.

En el Salón Azul de Humanidades, ante un auditorio integrado en su mayoría por alumnos de la Facultad de Historia, Corzo Ramírez dijo que en el siglo XIX aparece un aspecto del terrorismo que hasta nuestros días está vigente, el factor sorpresa, determinante como estrategia en las guerras contemporáneas. Hacia la mitad de ese siglo, en Europa toma fuerza el anarquismo, cuya ideología cuestiona la naturaleza de todo tipo de poder -sea burgués o proletario-, surgiendo una corriente de opinión que deriva en el nihilismo, donde se postula la negación de toda creencia y realidad, así como la destrucción radical de las estructuras sociales. De este modo, en 1879 una célula rusa da muerte al zar Alejandro II, ocasionando caos y miedo entre la población.

Durante el periodo de 1879 a 1910, una serie de hechos terroristas se presenta en buena parte de Europa, con los propósitos de acabar con el símbolo del poder y generar escándalo para sembrar terror en los sistemas políticos del mundo. Entre ellos, sobresalen los asesinatos de Alejandro III y el del archiduque Francisco Fernando, que desata la Primera Guerra Mundial. Se identifican en esta fase al menos 160 actos terroristas.

Tras la Primera Guerra Mundial, hay un aparente estancamiento por parte de algunos grupos desestabilizadores. No obstante, es el propio gobierno el que enarbola acciones de terrorismo, lo cual origina al denominado contraterrorismo, que desencadena el surgimiento de guerrillas y la descolonización de países de Europa.

La siguiente fase, indicó Corzo, tiene lugar después de la Segunda Guerra Mundial hasta 1990. Argelia emprende acciones bélicas en Francia, creando un clima de inseguridad. El factor sorpresa y el ataque, aunque ya no a la figura del poder, son los instrumentos para la desestabilización; tal modelo de terrorismo fue utilizado en conflictos como el de Vietnam y algunos de acuñadura más reciente (Irlanda y España). Esta segunda tipología del terrorismo retoma la ideología de no atacar al soberano o figura del poder, sino puntos neurálgicos del gobierno -bienes y cuadros medios-, apareciendo grupos radicales como la "Banda Badern" de Alemania o la "Fracción roja del ejército japonés", ejemplos de lo que puede llegar a ser un grupo radical.

Una tercera generación de terroristas aparece con las sectas o grupos fundamentalistas, hacia finales de los años 80. Su razón de ser es la búsqueda de la idiosincrasia nacionalista contra un imperio o un poder ajeno; tal es el caso del grupo guerrillero que se encuentra hoy día en la mira de todo el mundo, "Al Qaeda" (La base), cuyos miembros emplean un factor que antes no se había explotado: la religión.

Este elemento religioso-cultural enarbola la fe de estar en contra de todos los valores y sigue la estrategia de todos los modelos anteriores de terrorismo, pero haciendo mayor énfasis en el uso de los medios de comunicación para sus propósitos.

Ricardo Corzo concluyó su participación señalando que a partir de los hechos del 11 de septiembre se empieza a fraguar una cuarta generación de terroristas con años de entrenamiento, que es bastante paciente y mira al mundo occidental bajo la premisa "no matamos a inocentes, todos son culpables".