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Margarita Dalton, subdirectora
del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología
Social (CIESAS) de Oaxaca y editora de la revista Desacatos, presentó
el número seis de esta publicación, dedicado al estudio de las sexualidades,
un tema tratado con profundidad conceptual que ha despertado mucho
interés.
En la Galería de Arte Contemporáneo del Ivec se dio a conocer
esta revista, cuyo tema vertebral fuera coordinado por Patricia
Ponce, investigadora del CIESAS-Golfo, quien presidió una presentación
en la que se buscó el punto de vista sobre el deseo, el placer y
las sexualidades alternas de los sectores más representativos de
nuestra sociedad: personas involucradas en el ámbito de la educación,
la psicología y la religión, ya que intervinieron educadoras de
preescolar como Teresa Abraham y Estrella Dorantes; el psicólogo
Raúl Montalvo; Silvia Domínguez, coordinadora del Servicio Civil
de Carrera en el estado de Veracruz, y el presbítero Teódulo Guzmán.
Sin menospreciar los interesantes comentarios de los demás participantes,
creemos que, por ser poco común en esta clase de eventos, vale la
pena enfocarse más en la opinión de Teódulo Guzmán, rector del Templo
de los Corazones, quien desde el principio subrayó que "él no era
experto en estos temas", pero sin duda la discusión sobre la sexualidad
tiene que ver con el discurso de la postmodernidad, el cual redefine
una serie de subjetividades y tiende a desechar la consideración
del individuo como mero objeto cultural.
El presbítero comentó que Jesucristo rara vez se refiere específicamente
al sexo, salvo para hablar de él a propósito del adulterio y aplicarlo
a los términos de la justicia. De lo que sí se habla en las Escrituras
es de la vida plena y del amor, así como la promesa de que en la
vida eterna se borrarán las distinciones de género entre hombres
y mujeres.
En el contexto personal, Teódulo Guzmán argumentó la necesidad de
hacer presente el tema sobre la sexualidad en todos los ámbitos
y se mostró opuesto a la discriminación de los homo-sexuales, ya
que si la Iglesia proclama la dignificación de la persona humana
no tiene entonces justificación la exclusión social por una conducta
sexual distinta. Por otra parte, se pronunció a favor del hecho
de que los sacerdotes católicos pudiesen vivir con su pareja -como
sucede a veces en la clandestinidad- y dijo que la teología católica
de avanzada ha incursionado con madurez en los campos de la sexualidad
y el género que, finalmente, son parte de la cultura, e incluso
habló sobre la existencia de una teología "feminista" donde se cuestiona
el precepto del Dios Padre, introduciendo el de Diosa Madre.
(Claudia Domínguez Mejía).
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