Año 2 • No. 49 • enero 14 de 2002 Xalapa • Veracruz • México
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La inexistencia de la interpretación
Según Jay Miskowiek
Gina Sotelo Ríos

 


Un texto no sólo está conformado por palabras impresas. Podríamos decir que es cualquier fenómeno susceptible de ser interpretado, ya sea un libro, una pintura, una escultura, un anuncio, la propia moda, una persona, un edificio o una ciudad. Todo es un texto o se vuelve así cuando tratamos de analizarlo.

Esta es una parte del discurso que a lo largo de su carrera como investigador ha estudiado Jay Miskowiek, y que sintetizó recientemente en su conferencia Deconstruir la deconstrucción, que ofreció a maestros y alumnos de la Facultad de Artes Plásticas de la UV, interesados en tal veta filosófica.

Durante su exposición, Miskowiek se refirió a la obsesión de muchos científicos sociales que tratan de desmenuzar palabra por palabra los textos literarios, aventurándose a dar múltiples significados a lo dicho por el autor sin apreciar la lectura de manera sencilla.

De acuerdo con su visión, no existe una interpretación única porque "ésta es ambigua, incompleta, insatisfecha, pues nunca llegamos al origen, a la semilla de nada. La interpretación de un texto no existe, siempre hay varias interpretaciones de lo mismo".

El maestro y doctor en Literatura Comparada, así como crítico de arte y literatura, tras calificar a la deconstrucción como un tema ambiguo y difícil, afirmó que la crítica literaria o artística trata de poner la obra estudiada dentro de un sistema para analizar cómo obedece a las reglas de un método y encasillarla como marxista, funcionalista o estructuralista, lo cual es un gran error: "Ningún artista trata de escribir o pintar dentro de un sistema; las cosas salen como son según su contexto y diversidad de corrientes e influencias".

Para Miskowiek, la deconstrucción tiene como sistema la auto justificación del crítico, valiéndose de ella para juzgar en dónde la obra no obedece las reglas del método: "Desarmar un texto es buscar sus puntos débiles, inciertos, es un método de antiinterpretación". Y de ahí que constate la imposibilidad de entender la verdad de un texto.

Citó varios libros obligados para el estudio de la deconstrucción, entre ellos La interpretación de los sueños, de Sigmund Freud, texto que, como muchos del fundador del psicoanálisis, manifiesta que el mundo es lo que podemos decir de él. Asimismo, el Curso de lingüística general, de Ferdinand de Saussure; El grado cero de la escritura y Mitologías, de Roland Barthes; De la gramatología, de Jacques Derrida; Las palabras y las cosas, de Michel Foucault; Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, de Jacques Lacan, y La antropología estructural, de Claude Lévi-Strauss.

Además, hay libros netamente deconstruccionistas como El Quijote, ya que se niega a sí mismo, y la obra de Jorge Luis Borges, donde la ficción es mucho más que un personaje, escenario o drama: ahí, un mundo completo puede existir en un escalón o un grano de arena.