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"Soy una jugadora incansable y una convencida de las bondades
de este maravilloso juego, en el que no hay azar, no hay suerte,
es un juego de determinación estricta".
La
respuesta por parte de los estudiantes en el encuentro del deporte
ciencia fue muy positiva, pues no sólo se logró la
inscripción de 30 alumnos, sino que despertó el interés
general por practicarlo de manera más frecuente.
El
ajedrez es un juego que despierta pasiones en millones de practicantes
y, desde mi punto de vista, lo considero como un idioma universal,
pues se pueden enfrentar dos jugadores de países distintos,
diferentes idiomas y de las más diversas edades, clases sociales
y formación cultural.
Me
interesa mucho fomentar entre los estudiantes este juego, ya que
es una fuente inagotable de problemas muy interesantes, el jugarlo
implica métodos de razonamiento, proceso de análisis
y notación del juego, y por tanto su práctica puede
ser provechosa para el desarrollo de aptitudes. En el ajedrez se
pueden plantear situaciones que permitan practicar estrategias de
resolución de problemas.
Es
interesante comentar que el ajedrez es un juego con estrategia ganadora.
En 1912 Ernest Zemelo demostró que todo juego de información
perfecta, con suma nula y con dos jugadores, se determina en forma
estricta; existe una estrategia ganadora para uno de los jugadores,
pero el teorema no proporciona un medio para encontrar esta estrategia.
Sin embargo, el método de demostración no es constructivo,
porque en cuanto a la competencia, un juego
del que se conozca la estrategia ganadora pierde todo interés.
Las partidas tienen ganador predeterminado y no hay posibilidad
de cambiarlo.
Desde
este punto e vista es interesante comentar lo siguiente: "Cuando
un Matemático Oriental inventó el juego del ajedrez,
su monarca (en Persia) quiso premiar al inventor. El rey ofreció
a dicho inventor concederle lo que deseara.
El matemático se limitó a pedirle un grano de trigo
por la primera casilla del tablero de ajedrez, dos por la segunda,
cuatro por la tercera y así sucesivamente, siempre doblando,
hasta la última de las 64 casillas. El soberano Persa vio
muy poca cosa en la petición del sabio y finalmente dio la
orden a su gran Visir para que de inmediato se cumpliera el deseo.
Pero, después de hacer el cálculo, se dieron cuenta
de que era imposible cumplir la orden, para darle al inventor la
cantidad que pedía no habría bastante trigo en toda
Asia. Ese análisis arrojó los siguientes resultados:
18
trillones 46 mil 744 billones, 63 mil millones, 551 mil 715 granos
de trigo.
En
octubre pasado tuvo lugar el Primer torneo de ajedrez de la
Facultad de Odontología-Tenango, en la Ciudad de Río
Blanco, Veracruz. Éste despertó el interés
entre los estudiantes por practicarlo con más frecuencia. |
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