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“Cómo
se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando”
La actitud que asume el ser humano ante situaciones difíciles, sin
duda, habla del temple de su carácter: uno de esos momentos cruciales
tiene lugar cuando está frente a la muerte. Algunos sentirán miedo,
angustia o zozobra, al considerar que su entidad física llegará
a su fin, concluyendo su “residencia en la tierra”; otros darán
muestra de una apacibilidad que, incluso, podrá ser calificada de
encomiable. De aquí surgen dos inquietudes: ¿Hay que temer o no
a la muerte? ¿Cuál es el significado del tránsito por la vida como
humano? Tales planteamientos, de alcances ontológicos, proveen material
a Ariel Campirán Salazar para elaborar su libro Filosofía de la
existencia, publicado por la UV en su colección Textos Universitarios.
Durante los cinco capítulos que estructuran el volumen, el autor
observa tanto a la muerte como al sentido de la vida a partir de
un sustento filosófico –background– que engloba al pensamiento de
Lucrecio y Epicuro –de quien transcribe su Carta a Meneceo–, la
respuesta que da Heidegger sobre el existir y el sentido de la vida
(desarrollada en su idea del ser-para-lamuerte, una postura que
choca con las tesis metafísicas de Descartes y Locke), al igual
que analiza conceptos en torno al absurdo de la vida – manifestando
sus objeciones a la “lógica de los argumentos” que elabora Thomas
Negel– y plantea que el sentido de la vida sea examinado a partir
de las incongruencias del individuo. Estas reflexiones, ineludiblemente,
proporcionan una interesante perspectiva para entender nuestro acontecer
como seres finitos.
Convención y transgresión: el teatro de Emilio Carballido
Si partimos de la premisa de que la crítica literaria
es, como afirmara alguna vez Joseph Brodsky, la brújula necesaria
para que el lector navegue sin perderse en medio del inmenso océano
de las publicaciones, podemos entonces decir que el libro de Jacqueline
Bixler es la cartografía indispensable para recorrer los senderos
bifurcados de la dramaturgia de Emilio Carballido, este autor veracruzano
y universal que con su obra ha construido un mundo propio, con sus
muy particulares atmósferas, sus astros, sus regiones ignotas, sus
mares y su tierra firme. Y es que la obra de Emilio Carballido,
hasta el momento, no ha dejado de crecer y ensancharse, y sigue
en constante evolución, pues es de todos conocida la prolífica inventiva
de este autor que ha ejercido todos los géneros de la narrativa.
Bixler, por su parte, deja constancia de la dificultad de clasificar
el mundo dramatúrgico de Carballido, tanto por la variedad como
por la complejidad de su obra, y sobre todo debido a la pluma y
la energía infatigables que impiden de antemano cualquier conclusión
que se pretenda definitiva (...) Hasta el momento, se puede decir
que el análisis de Bixler –sin olvidar los de Frank Dauster, Margaret
Peden, Diana Taylor y Mary Vázquez Amaral– constituye el proyecto
más ambicioso de crítica y reflexión sobre el teatro de Carballido,
a través de la clasificación de las distintas formas dramáticas
cultivadas por éste a lo largo de su espléndida carrera” (Luis
Horacio Heredia).
** En Xalapa, estas publicaciones se encuentran a la venta en el
Servicio Bibliográfico Universitario (Xalapeños Ilustres 37), la
Editorial de la uv (Juan de la Barrera 209) y en La Taberna Cultural
(Honorio Rodríguez 43, frente a Humanidades).
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