Año 2 • No. 51 • enero 28 de 2002 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Páginas Centrales

 Tus Cartas

 Información General


 Compromiso Social

 Date Vuelo

 Arte Universitario

 Inter Nautas

 Halcones al Vuelo

 Contraportada


 Números Anteriores


 Créditos

 

 

  Problema mundial...
Destrucción de la capa de ozono
Azucena Ruiz Martínez (Ingeniería Ambiental)
 

La grave situación que la humanidad atraviesa debido al deterioro de la capa de ozono ha traído severas consecuencias al equilibrio ambiental y por consiguiente, a la salud humana. En la actualidad, los gobiernos de la mayoría de los países del mundo están luchando por prohibir la comercialización de todos aquellos productos que han destruído la frágil y vital capa de ozono.

Desde 1985, cuando se adoptó el Convenio de Viena para la protección de la capa de ozono, que fue seguido de varios acuerdos internacionales (protocolo de Montreal en 1987 y enmiendas de Londres, 1990; Copenhague, 1992; Viena, 1995 y Montreal, 1997), se ha logrado un recorte sustancial en la producción de los famosos CFCs (compuestos clorofluorocarbonados), principales responsables de la destrucción del ozono.

Sin embargo, el deterioro de la capa de ozono continúa: las concentraciones estratosféricas de cloro y bromo, derivadas principalmente de los CFCs, HCFCs, halones y bromuro de metilo (BrMe) continúan en aumento, la erosión de la capa de ozono continuará, en tanto los niveles estratosféricos de cloro y bromo superen un umbral crítico. Se calcula que el nivel de cloro estratosférico considerado seguro no se alcanzará hasta mediados de este siglo, claro está, si se cumplen los compromisos internacionales.

Esto se debe a que la cantidad ya emitida de estos compuestos sigue y seguirá ejerciendo sus efectos durante muchos años. Pero además, los convenios internacionales no han eliminado aún la producción de los compuestos que destruyen la capa
de ozono. En concreto, las sustancias conocidas como HCFCs (hidroclorofluorocarburos) y el BrMe (bromuro de metilo) podrán seguir fabricándose y usándose masivamente hasta bien entrado este siglo.

Los efectos de este uso son un retraso en la recuperación de la capa de ozono, con el consiguiente aumento de la radiación ultravioleta sobre la superficie terrestre, lo que implica mayor número de cáncer de piel, cataratas, debilitamiento del sistema inmunitario de los seres vivos, reducción de la productividad vegetal, etc.

Debido a esto, año con año, activistas de organizaciones no gubernamentales, así como las autoridades competentes dedican en sus agendas espacios donde la principal tarea es la conservación y restauración de esta delicada capa.

Desde 1995, a iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas se declaró el 16 de septiembre Día Internacional de
Protección de la Capa de Ozono, con el fin de sensibilizar a la población y hacer de este problema, un caso de opinión pública.

Desafortunadamente en nuestro país, así como en varios más, no está estrictamente regulada la comercialización de los productos que depredan esta capa, propiciando así que continuemos con la destrucción. ¿Qué es entonces lo que nos hace falta para cambiar y reconocer las consecuencias?, ¿no es acaso suficiente lo que se está viviendo como para decidir poner un alto y regular tantas acciones?

Nacimos en un planeta verde, equilibrado y lleno de vida; ahora estamos dejándole daños que son ya irreparables. Podemos cambiar esta situación, tenemos la capacidad de mejorar nuestros actos y estilo de vida; propongámonos y juntos
luchemos por un mundo mejor, nuestro paso por esta tierra es temporal, sin embargo, las huellas que le estamos dejando se quedarán para siempre. Cambiemos y reflexionemos un poco, ¡Estamos a buen tiempo!