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La
elaboración de una prenda de vestir hecha a mano encierra
horas de dedicación y paciencia, y en el caso de las prendas
indígenas, se agrega toda una tradición y significado
cosmogónico. De lo cotidiano a lo ritual es una exposición
de tejidos indígenas, abierta al público el 24 de
febrero en el Museo de Antropología de Xalapa (MAX), una
muestra en la que las cualidades culturales de los textiles se pueden
apreciar y entender.
En
el marco del IV Congreso Centroamericano de Antropología,
Abel Suárez, investigador de la UV, inauguró esta
exposición que es una muestra viva de lo que son los tejidos
indígenas mexicanos. Cecilia Lara y Leticia Domínguez,
dos tejedoras de Jilotepec, Veracruz, estuvieron presentes para
mostrar el trabajo que hacen en el telar de cintura.
Mientras
teje un ceñidor, doña Cecilia platica ante el numeroso
público formado básicamente por estudiantes: "Mi
abuela no quería que aprendiera a usar el telar. Ella decía
que para qué, si ya nadie usaba esa ropa". Afortunadamente,
fue una nieta desobediente y aprendió a tejer. Ahora, gracias
al trabajo de investigación de Jesús Bonilla, ella
ha podido rescatar la tradición textil de su lugar natal.
Las
prendas y objetos de la exhibición forman parte de la colección
personal de Jesús Bonilla, quien se ha dedicado a la investigación
de las costumbres de elaboración y significados de los motivos
y formas de los tejidos indígenas. Además, él
mismo tiñe fibras naturales y las teje, con resultados tan
buenos, que ha sido premiado en el Concurso de Artesanías
convocado por el Ivec.
Las
tierras bajas de nuestro país, sobre todo de Veracruz, fueron
importantes productoras y comercializadoras de algodón. En
esta exposición se incluye una reseña de lo que los
códices aportan respecto al procesamiento y comercialización
de fibras y tejidos. También, explicó Rubén
Morante, director del MAX, estarán a la vista piezas que
por primera vez se exhiben en el museo. Estas piezas se caracterizan
por mostrar claramente características de la vestimenta,
se trata de una figura de Jaina y otras figuras con atuendo del
Clásico Tardío.
Quexquémetl, rebozo, enredo, huipil... ropajes de hoy y de
ayer elaborados en su mayoría en fibras naturales teñidas
con sustancias como la grana cochinilla o el añil. Prendas
de los estados de Oaxaca, Chiapas, Veracruz y Puebla en las que
hasta la ausencia de dobladillo de un huipil -que podría
parecer olvido de la bordadora-, significa un universo inacabado.
Una muestra de tejidos donde cada puntada cuenta, como en el diseño
de un quexquémetl de algodón torcido a mano con representaciones
del árbol florido, una reminiscencia del lugar donde tejía
Xochiquetzal.
En
esta muestra se aprecian tanto vestimentas cotidianas como las que
han caído en desuso, como el traje antiguo de Misantla y
una indumentaria de Jilotepec, cuyo último portador murió
hace seis años. Entre el vestuario ceremonial comprendido
en esta exposición, sobresalen una prenda hecha de corteza
de árbol, pintado con manchas que evocan las del jaguar,
así como un traje de boda de los Altos de Chiapas, único
en el país que aún integra plumas al tejido.
Visiten
la exposición De lo cotidiano a lo ritual en el MAX, abierta
al público de martes a domingo entre las 9:00 y
las 17:00 horas.
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