Año 2 • No. 54 •marzo 4 de 2001 Xalapa • Veracruz • México
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Al rescate de los sentidos
Consideraciones ante la falta de una educación por el arte
Salvador López (Licenciatura en Educación Artística)

 

¡Mira que lindos zapatitos! - y... ¡zás! se los ponemos al inocente bebé.

Lo anterior viene a cuento porque en una ocasión, conversando con una bailarina acerca de la función de la educación por el arte, comentábamos la importancia que tiene, tanto en el hogar como en la escuela, y desde el jardín de niños, que el adulto comience por devolver al niño la posibilidad de liberar sus pies, y así como sus pies también sus manos, oídos, ojos, en fin... sus sentidos y junto con ellos la posibilidad de expresarse en medio de su mundo. Y es que desde que el ser humano es pequeñito, los padres y maestros nos empeñamos inconscientemente, y en ocasiones hasta con cariño, en atarlo de pies y manos ante la vida que tienen por delante. Provocando así inseguridad, dependencia y consecuentemente, por desgracia, temor ante
la vida.

Entre las funciones más preciadas de la educación está la de enseñar el camino hacia la felicidad, y ésta sólo se alcanza cuando el ser humano hace un buen uso de sus sentidos. Desde que somos bebés podemos diferenciar y manifestar, a través de nuestros sentidos, lo que nos gusta y lo que nos disgusta, y es así como podemos adentrarnos en el ejercicio del bien y el mal, relacionando lo que nos agrada con el bien y lo que nos enfada con el mal. De este ejercicio de nuestros sentidos nacen la expresión, la comunicación, la sociabilización y el consecuente desarrollo de su personalidad.

¿Cómo hacer para no coartar el desarrollo de los sentidos? Para empezar: mantenerlos libres antes de obstaculizarlos, para después ejercitarlos promoviendo juegos de expresión y experimentación, cosas, que de sobra está decirlo, se dan de manera natural en todos los niños.

La espontaneidad y la creatividad van de la mano y una buena orientación, con el apoyo de actividades artísticas, es indispensable para el desarrollo integral de la personalidad del niño. A través de la expresión, con el uso de los sentidos, se puede iniciar al niño en el goce y práctica de disciplinas artísticas, mismas que han nacido precisamente de expresiones emanadas del uso y goce de los sentidos.

La promoción de actividades artísticas en la escuela deben ocupar un lugar más importante para ocasionar así la posibilidad de que el niño se exprese con libertad, provocando al niño el placer de no dejar nada apretado dentro de esos "lindos zapatitos" .