Año 2 • No. 57 • abril 15 de 2002 Xalapa • Veracruz • México
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Colonización de la lengua
César Rojo (Facultad de Letras) Primera Parte
 

A partir de la conquista española el objetivo de las políticas lingüísticas en el país y en América Latina ha sido y es la castellanización. En 1512 se promulgó la legislación de Indias, compilada en las Leyes de Burgos, que ordenaba que los colonizadores tuvieran en su poder cincuenta indios o más y se encargaran de la salvación de sus almas y los usaran para labores útiles, además debían ser redimidos de sus costumbres sociales, hábitos de vida y espíritu religioso.

Se mandaba cambiar la indumentaria de los indios para que vistieran como las “personas de razón” y prohibieron la poligamia; se les debía enseñar las reglas de la fe católica, los rezos, y el castellano, adiestrando a maestros nativos para que enseñaran a los demás “naturales”. Esta legislación acerca del cambio de costumbres fue confiada en primera instancia a los encomenderos, administradores españoles que tenían el derecho a los servicios personales de los nativos. Pero sus objetivos como colonizadores fueron el acumulamiento de riqueza, la explotación y el bien propio, además de que no estaban preparados para educar, por lo que esta tarea fue puesta en manos de los misioneros. Uno de los fines fundamentales de la conquista fue el religioso, convertir a los pueblos nativos en cristianos.

La Corona encomendó esta empresa a los clérigos, quienes llegaron preparados intelectualmente para estudiar las gramáticas de las lenguas vernáculas, sabían, además del castellano, el griego, latín, y algunos conocían el hebreo y el arameo; tenían como antecedentes la influencia de los eruditos humanistas de Europa, fomentada por el reinado de Isabel en España con la ayuda del arzobispo Cisneros, quien fundó la Universidad de Alcalá, ahí dirigió la edición políglota de la Biblia (latín, griego, hebreo). Los estudios humanistas estaban orientados a conocer las lenguas de la antigüedad, el conocimiento lingüístico adquirido fue aplicado a las lenguas del Nuevo Mundo.

Las gramáticas, vocabularios, reglas ortográficas y traducciones de los idiomas indígenas se realizaron con base en el estudio de las lenguas clásicas, sobretodo el latín (algunos de los frailes que hicieron trabajo lingüístico son Fray Andrés Olmos, Fray Antonio Rincón, Fray Alonso de Molina, Fray Horacio Carocho, entre otros). Otra herramienta lingüística como antecedente importante para los misioneros fue la Gramática de Nebrija –Elio Antonio de Nebrija, historiador real, “nacionalizó” el castellano con su gramática, recomendaba que se enseñaran las “cosas de la nación” en el idioma de al nación–, que fue presentada a Isabel por el obispo Ávila en 1492, la cual fue el estatuto determinante que establecería la política oficial de los reyes respecto del idioma; es decir, el castellano como la norma lingüística de la península hispánica y en sus dominios. Sin embargo, los misioneros encargados del proyecto educativo, capacitados lingüísticamente, advirtieron que la mejor vía para cristianizar a los nativos era a través de sus propias lenguas, pero era necesario aprenderlas para transmitir el evangelio. Comentarios: canek0@lycos.com