Año 2 • No. 57 • abril 15 de 2002 Xalapa • Veracruz • México
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Guerra e injusticia nutren al arte yugoslavo
Ricardo Luna

 

Irina Subotic, catedrática de la Academia de Bellas Artes de Novi Sad, ofreció la charla El arte en una sociedad cerrada: Las corrientes contemporáneas yugoslavas, en el salón de medios audiovisuales de la Unidad de Artes de la uv, como parte del ciclo de conferencias El arte contemporáneo de Europa,

La expositora hizo un recuento sobre cuál era la prolífica tendencia artística y cultural hacia 1918, año en que se fundó la antigua Federación Socialista, hasta que después del inicio de la Segunda Guerra Mundial las corrientes en el arte cambiaron radicalmente, al volverse una práctica limitada. Posterior a esos años de terror, durante los setenta y ochenta, el arte yugoslavo tuvo un desarrollo positivo a la par del país, lo cual fue el detonante para que se adoptara una posición cada vez más apresurada por lograr la independencia, surgiendo así, en 1992, las repúblicas de Eslovenia, Croacia, Bosnia y Macedonia.

Empero, con el régimen opresor de Slobodan Milosevic en los noventa, y con la carga de un conflicto político y social que desencadenó un embargo por parte de varias naciones, el acceso a otros tipos de influencias fueron vedados para los artistas, quienes, al no poder tener contacto con las diversas expresiones de la cultura, se rebelaron ante el gobierno.

Subotic dijo que en esos años la producción estética se vio limitada y reprimida, puesto que los artistas laboraban en sus talleres de manera clandestina; muestra de ello es el predominio de colores contrastantes en sus obras, como el negro y el rojo. La expositora mostró una serie de diapositivas correspondientes a pinturas y esculturas de esos años (1990-1995), en las que se aprecia una tendencia abstracta de formas, un arte frío pero con capas de sensibilidad que reflejaba el estado de ánimo del artista, con temáticas en torno al silencio y a la conciencia de la ausencia.

Por su parte, la escultura se alimentó de materiales como el metal pulido, concreto y madera, situándola en corrientes como el posmodernismo y el realismo. Los escultores incluían símbolos en sus trabajos seriales, imprimiéndoles su huella personal, en tanto que quienes tuvieron la fortuna de visitar otros países regresaban a Yugoslavia con nuevas influencias en sus trabajos.

Por ello, en las muestras más recientes del arte de esa región balcánica, que se han podido apreciar incluso en galerías de Xalapa, hay una rica mezcla de materiales como papel arroz, madera, tela o el juego del espacio a través de trabajos con representaciones abstractas, respetando esencialmente la pintura.

La artista plástica concluyó al decir que el arte contemporáneo yugoslavo se enriqueció con situaciones de guerra e injusticia.