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Aparece
Universidad de México
La universidad, desde sus orígenes, ha constituido una comunidad
generadora del saber, de la autocrítica, de una reflexión
atenta a las circunstancias históricas y dispuesta a colaborar
en la transformación de la sociedad. Tal cometido lleva a cabo
el número de mayo de Universidad de México, que conglomera
artículos sobre transplantes, cultivos transgénicos,
el impacto de la digitalización en la fotografía documental,
el papel de las humanidades en el contexto actual del país,
el cuerpo humano y la obra de Rufino Tamayo. El historiador Federico
Navarrete ahonda en las transfiguraciones de Santiago Matamoros; Javier
Bañuelos |
entrevista
al doctor Trifón de la Sierra, pionero de los transplantes
en México, y Antonio Velázquez se vale del lenguaje
poético para reflexionar sobre la enfermedad de Huntington.
Por su parte, Andrés Ramírez y Malva Flores aprehenden
al mundo a través de la poesía; Víctor Hugo Cabrera
hace lo propio con el cuento, y Salvador Alanís, Ivonne Irma
Trías y Cristina Simón aprovechan las posibilidades
del ensayo creativo. De igual manera, en la revista de la unam Alberto
Aziz Nassif señala porqué pierde apoyo Vicente Fox;
Leonardo Martínez traza una imagen del poeta Jaime Torres Bodet,
a propósito del centenario de su natalicio; Sergio González
Rodríguez elabora un retrato de su vida académica –que
transita por varios tonos emocionales–; Ricardo Miranda (docente
de la maestría en Música de la uv) vierte una reflexión
acerca del pasado musical de México; la escritora argentina
Alicia Kozameh colabora con el texto “Vientos de rotación
perpendicular”; Sergio Monsalvo enlaza las figuras de Bob Dylan
y Allen Ginsberg; Maite Mascaró refiere las bases ecológicas
para el manejo integral de los subsistemas lagunares de la península
de Atasta (Campeche), mientras que don Francisco Ramos habla de sus
cincuenta años de trabajo en el Herbario Nacional. También
aparece la segunda parte del artículo “El origen de la
ética humana”, de Ernst Mayr; Román Domínguez
da unos apuntes para una teología del cine; la sección
“Los expedientes secretos” contiene un cuento del japonés
Ryunosuke Akutagawa, y la de “Las artes y los oficios”
da cabida a las cajas de Luis Manuel Serrano, con críticas
de Gustavo Monroy y José Ángel Leyva. Complementa este
ejemplar un poema de Jaime Sabines, una fotografía de Francisco
Mata y, a manera de separata, la intervención de Alejandro
Álvarez Béjar en el homenaje al economista José
Ayala Espino. Si deseaz suscribirte a Universidad de México,
escribe al correo electrónico reunimex@servidor.unam.mx. |
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“El
emisor pantagruélico que habita la casa del oído”
“Había una voz, de Adolfo Castañón –apunta
Josué Ramírez en el suplemento sábado, de unomásuno–
es una especie de casa del oído, habitada por una voz, la que
las palabras eligen aún como se dice, encontradas al azar.
En esas palabras uno como lector y huésped de esta casa de
aire, se pronuncia a sí mismo. Leemos con la voz que habla.
La voz que vuelve a ser la de todos, es la voz que une distinguiendo
diferencias (...) De estirpe moderna y trovadoresca, Adolfo Castañón
es el paradigma del poeta que no cree en la originalidad como concepto
milenario o como algo sin precedentes. En todo caso, toda moda que
se pretende original lo tiene sin cuidado. La experimentación
lingüística y la articulación directa no están
separadas en sus poemas. Su originalidad radica en su amor a la literatura.
Es algo que se origina en él (...) Castañón deja
entrever que, dentro de su escepticismo, |
experimenta
cierta religiosidad personal, es decir, no es su poesía una
religión, pues ésta se desmarca de buscar el absoluto
o la escritura total. Adolfo Castañón ha decidido ver
en lo vivido y lo leído un presente siempre distinto”.
En Xalapa, Había una voz puede adquirirse en el Servicio Bibliográfico
Universitario (Xalapeños Ilustres 37), la Editorial de la uv
(Juan de la Barrera 209) y en La Taberna Cultural (Honorio Rodríguez
43, frente a Humanidades). |
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