Nacido en Zamora, Michoacán, en 1934. De formación
básicamente seminarista y autodidacta, empezó a publicar
sus primeras caricaturas en 1955 en la revista Ja-Já. Desde
entonces, ha colaborado en casi todas las revistas importantes de
México, como Proceso, Siempre!, Sucesos o Política;
en periódicos tanto derechistas como de izquierda: El Universal,
Ovaciones, La Prensa o La Jornada. Ha creado revistas de humor político
y blanco: La Gallina, Marca Diablo, El Chahuistle y El Chamuco.
Así habla el buen Rius:
“Yo me hice caricaturista por pura chiripada. La profesión
que me sugería mi mamá y mis hermanos era ingresar
al
seminario. De hecho nos metimos al seminario con la ilusión
de mi madre de que yo me volviera obispo y así asegurar el
futuro de toda la familia en el cielo y en la tierra. Sabiamente
la iglesia católica me corrió a tiempo del seminario
y entonces en vez de papa acabé de camote”.
De sus inicios como historietísta comenta: “El trabajo
más lucrativo que encontré fue en la funeraria Gayosso.
Entré ahí engañando a mi mamá, pues
le dije que me habían contratado como Gerente de Comunicaciones
y sólo era el telefonista. Como tenía mucho tiempo
libre y de lo que se trataba era de matar el tiempo me ponía
a hacer dibujitos a pesar de que los dueños de la funeraria
me habían propuesto mandarme a estudiar en Estados Unidos
embalsamamiento de cadáveres”.
Un día el director de la Revista Ja-Ja - revista que se leía
sobre todo en las peluquerías –vio sus dibujos y le
solicitó unos chistes para publicarlos: “A la semana
ya estaba yo comenzando mi carrera de caricaturísta, le llevé
varios kilos de caricaturas a cual más babosas. Para ese
entonces me había ya vuelto medio marxista, medio comunista,
medio ateo, medio vegetariano, entonces en ningún periódico
me admitían como caricaturista. Decepcionado de la caricatura
y pensando seriamente dedicarme a otra cosa como vender jabones
recibí la invitación de hacer historietas”.
Uno de sus mayores éxitos fue la historieta Los Supermachos,
con la cual empezó a acercarse al pueblo, combinando el humor
y la política. El éxito fue inusitado, alcanzándose
un tiraje semanal de 250 mil ejemplares. El editor de la revista,
presionado por el gobierno, le quitó los personajes a Rius,
quien se vio obligado a fundar un nuevo comic: Los Agachados.
En esta revista Rius abordó, de 1968 a 1981, todos los temas
imaginables: política, religión, sexo, música,
futbol, economía, filosofía, historia, ecología,
vegetarianismo y naturismo, física, etcétera. Con
esto, formó una fuente de material importante, el cual recurrentemente
utiliza, revisándolo y corrigiéndolo, para hacer sus
libros. Se puede afirmar que el 20 por ciento del material utilizado
en los libros de Rius se publicó previamente en Los Agachados
o tuvo su origen basándose en algún ejemplar del mismo:
“Fue gracias a la imperiosa necesidad de comer tres veces
al día que a la semana ya había presentado el plan
de hacer Los Supermachos y así demostré que muchas
cosas se pueden lograr con la inspiración del Espíritu
Santo”.
Rius, de formación académica religiosa –con
los jesuitas y los salesianos–, terminó abandonando
el catolicismo a pesar de su origen y tradiciones familiares. Desde
sus inicios en la caricatura, su agnosticismo lo distinguió.
En 1968, en algunos de los primeros números de su historieta
Los Agachados, abordó un tema tabú: la figura de Jesucristo.
Toma las teorías provenientes de Europa o Norteamérica,
en las cuales se dudaba de la divinidad de Jesús, y se le
relacionaba con guerrillas palestinas, el gnosticismo, los esenios,
e inclusive, con extraterrestres.
“En toda mi vida de historietista, en la que hice más
de 400 ejemplares de revistas nunca la hice de manera tradicional
o lógica. Que es a partir de un libreto, script o argumento
y por eso nunca pude tener ayudantes. Normalmente la historieta
se hace como parte de un equipo de gente: uno piensa el argumento,
otro escribe, otro traza con lápiz, otro entinta y otro pone
el color. Yo pendejamente no sabía eso y todo lo tenía
que hacer solito. Aún no se como logré terminar 400
números de historietas sin pasar por todos los pasos tradicionales.
Yo no tenía ni el oficio ni la experiencia y sin embargo
no sé como llegué aquí. Mi trabajo se hace
en la intimidad de mi casa. La gente cree que los humoristas somos
gente muy divertida, pero yo creo que no tengo el humor de otros.
Si Dios no les dio alas a los alacranes, a lo mejor fue por algo.
A pesar de ello, Rius ha reconocido su creencia en Dios (apunta
en su memorias “más que ateo (...) me considero
irreligioso”), pero está convencido de que las religiones
son empresas financieras, las cuales obtienen sus activos al aprovecharse
de la gente y su miedo natural a morir.
Con una sencillez propia de los grandes, Rius se despidió
de sus seguidores en Xalapa con una frase contundente: “Gracias
por la oportunidad que me dieron de hacer el ridículo”.
Y así se despidió de los jóvenes asistentes.
La Feria del Comic tuvo lugar en el Centro Recreativo el pasado
1 de junio. |