Año 2 • No. 65 • junio 10 de 2001 Xalapa • Veracruz • México
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Nuestros brigadistas participaron en Perú
con jóvenes de proyectos UNIR

Ángeles González


Moisés Martínez Vázquez, alumno de Biología, coordina proyecto de cultivo de pino de navidad para Las Vigas.

Sandra Huesca, egresada de Arquitectura, “difícil la aceptación como mujer en zona rural”.


Milagros Hernández, coordinadora de campo, “uv-unir, espacio de formación”.
 

Universidades de Latinoamérica y El Caribe proponen incorporar a la currícula universitaria el encuentro permanente de estudiantes y pasantes con las comunidades rurales, lo anterior como un componente fundamental de su proceso de formación profesional, informaron los brigadistas de la Universidad Veracruzana que asistieron al Primer Encuentro de Jóvenes Voluntarios de Proyectos unir de América Latina y El Caribe, realizado del 24 al 26 de abril en Lima, Perú.
Dentro del marco del primer centenario de la fundación de la Universidad Nacional Agraria “La Molina”, sede del encuentro, directivos, coordinadores de campo, representantes comunitarios y estudiantes universitarios de 12 países reflexionaron e intercambiaron experiencias sobre los resultados del servicio comunitario en la formación personal y profesional de los estudiantes universitarios que participan en los proyectos unir.
Sandra Estela Huesca Barradas, arquitecta exbrigadista del proyecto uv-unir; Moisés Martínez Vázquez, estudiante de biología originario de El Llanillo, municipio de Las Vigas de Ramírez, donde opera dicho proyecto, y Milagros Hernández Diego, coordinadora de campo en la Dirección de Vinculación General de la uv, subrayaron que los asistentes al encuentro coincidieron en la necesidad de valorar y respaldar institucionalmente el trabajo comunitario de los alumnos como una estrategia viable de vinculación social.
En tanto actor coadyuvante del desarrollo sostenible de las comunidades, la Universidad debe participar en el diseño y gestión de políticas que fomenten y fortalezcan la unión de fuerzas para el desarrollo local y regional; y al mismo tiempo abrir espacios donde sus estudiantes se formen con conocimientos acordes a la problemática real del medio rural.
Asistieron a este encuentro representantes de 12 países: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Haití, Honduras, Perú, Venezuela y por México la delegación de la Universidad Veracruzana. El programa incluyó conferencias magistrales, mesas de trabajo, exposición grupal de experiencias y visitas a las comunidades rurales de los Valles de Lurín, Mala y Cañete, para observar las metodologías participativas de planeación de actividades comunitarias y el manejo de microempresas para la cría de cuyes, ganado ovino y caprino, así como el cultivo de Tarai y manzana.
Moisés Martínez conoció el proyecto unir cuando los brigadistas de la uv llegaron a su comunidad, él tenía 15 años y estudiaba la secundaria, entonces asistió a un taller de conservación de suelos, posteriormente formó parte del grupo de ocho jóvenes que recibieron preparación de unir y aprobaron el examen de ingreso a la uv, hoy cursa el sexto semestre de la carrera de biología.
“Tenía la intención de seguir estudiando pero no los recursos. Ahora sí que al menos la mentalidad en mí ha cambiado bastante, he pensado en una propuesta de trabajo para mi comunidad, el cultivo de abies hickeli, oyamel o árbol de navidad. Es un proyecto que inicié con mis compañeros (del Grupo de los ocho) para producir esta especie nativa que está en peligro de extinción por la deforestación. En El Conejo tenemos una estructura poblacional con aplicación de sustratos (tierra de diferentes tipos) para mejorar su desarrollo, posteriormente la llevaremos al
ejido Las Vigas”.
Moisés es el menor de diez hermanos, sólo dos pudieron iniciar estudios universitarios, de ahí que su objetivo sea llevar a su comunidad propuestas viables de generación de ingresos y conservación del medio ambiente. Añadió que algunas veces los comerciantes pagan 15 ó 20 pesos por una reja de papa, aunque ahora el precio es de 120 pesos debido a que muchas familias cambiaron de cultivo o intercalaron otros y la producción de papa fue menor a otros años. Detalló que del Grupo de los ocho participan en este proyecto, que se presentará como tesis de grado colectiva, dos estudiantes de biología, uno de pedagogía y cinco de agronomía,
quienes son asesorados por
Lázaro Sánchez Velázquez, investigador del Instituto de Genética Forestal de la uv.
Por su parte, Sandra Huesca comentó respecto del encuentro unir: “Íbamos con la idea de presentar una problemática rural diferente, nuestra sorpresa es que es la misma en los 12 países representados: pobreza, desnutrición y marginación, no sólo económica sino cultural y social; el desánimo en las familias por el paternalismo del gobierno, muchos estudiantes apáticos porque desconocen la problemática y la falta de programas que hagan interesante trabajar en campo”.
En 1996 Sandra ingresó al proyecto uv-unir primero como prestadora de servicio social en Ingenio del Rosario y luego como tesista, es originaria de Nautla y estudió arquitectura en la zona Xalapa; actualmente labora en la Comisión de Agua del Estado. “Lo más enriquecedor del trabajo en comunidad es que te humaniza, aprendes a trabajar en equipo y a tratar de la mejor manera posible a la gente del campo; valoras el trabajo en zonas rurales y prácticamente nunca lo dejas. Ahora yo sigo teniendo relación con las familias del lugar”.
Detalló que con un equipo multidisciplinario elaboraron una propuesta para el cultivo de hongos comestibles y logró su titulación con otros dos arquitectos, también presentó el diseño de una capilla y asesoró el uso de espacios en las viviendas: “Padecían enfermedades respiratorias debido a que la cocina está separada y lejos del dormitorio, propusimos cambios pero siempre recuperando el concepto original, porque en comunidad aprendes que no se trata de imponer tu idea sino de proponer considerando sus necesidades y formas de vida, pero eso lo aprendes sólo cuando convives con ellos”.
Sandra Huesca comentó por otro lado lo difícil que resulta a las pasantes mujeres ser aceptadas en la zona rural cuando tienen una profesión considerada tradicionalmente como propia de hombres: “Me costó mucho, cuando hice mi servicio social me pasé un año dando clases de tejido y como apoyo en la logística de los cursos que daban otros compañeros como el odontólogo, la enfermera y hasta un arquitecto hombre, para lograr que los señores me aceptaran como arquitecta, pasó mucho tiempo para que me vieran como arquitecta y aceptaran mi asesoría. Hoy en la Comisión de Agua del Estado me corresponde validar el proyecto de introducción del sistema de drenaje de Ingenio del Rosario, –comunidad donde trabajó por unir–, un proyecto que yo quería hacer”.
Finalmente Milagros Hernández Diego comentó que ella inició como prestadora de servicio social en el proyecto uv-unir, ahora es coordinadora de campo: “en el encuentro coincidimos en que Unir es el espacio para perfeccionar la técnica, desarrollar habilidades profesionales y, en lo personal, cambiar tu visión de trabajo hacia la zona rural y asumir un compromiso de ayudar más que sólo terminar la carrera”.