Año 2 • No. 66 • junio 17 de 2002 Xalapa • Veracruz • México
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Más sobre el casting eterno
Estimado Álvaro:

Quisiera tener la oportunidad de contestar, por única vez, una nota del periódico universitario
UniVerso, que tan atinadamente diriges, para que en su debida oportunidad la hicieras del
conocimiento del autor de la misma, publicándola en el espacio que nos brinda UniVerso a todos los universitarios. La nota se llama “El Casting Eterno” que apareció en el número 64, del 3 de junio del año en curso, en este periódico y se refiere a un proyecto de los Talleres Libres de Actuación, dependientes de la Organización Teatral de la Universidad Veracruzana (Orteuv)
 El proyecto Llanto de Crisálidas nace con realización de un Taller Libre de Actuación convocado por la Orteuv durante los meses comprendidos entre marzo y septiembre de 2001. En ese taller participaron más de una veintena de mujeres jóvenes de diferentes sectores sociales con el objetivo básico de conocer diferentes métodos de actuación y acercarse al quehacer teatral
desde las múltiples perspectivas que lo han modelado a lo largo de los siglos.
Uno de los mejores resultados del taller fue la elaboración de un texto dramático que comparte el nombre del presente proyecto, Llanto de crisálidas. La obra sucede en una ciudad de provincia latinoamericana, sede de una universidad con cierto renombre, donde conviven, en un pequeño departamento, seis mujeres jóvenes. Esta forma de trabajo, que no es nueva en la historia de la dramaturgia, nos ha permitido crear un nuevo texto dramático que es muestra de los pensamientos, contradicciones, conflictos y quizá sueños e ideales de la juventud latinoamericana. Consideramos de vital importancia la posibilidad de participación de un sector de la población que, buscando su crecimiento ideológico y estético, se plantee el estudio, el ejercicio y la utilización del arte como un instrumento de análisis y estrategia en su lucha, no por ganarse su papel en la historia, sino en vías de lograr un espacio de libertad para todos. Las reflexiones finales del proyecto nos plantean la universalidad de la obra dramática. Ello es casi imposible definir, pero de lo que estamos completamente seguros es que la problemática mostrada abarca a una parte importante de la población femenina en toda la América Latina.
 

Una vez explicado el proyecto, es evidente que no se podría exponer a una participante al taller de 40 años o más que aspira a entender y manejar los principios básicos de la actuación para que haga la
caracterización de una joven de 18 cuyo objetivo en la vida es cursar la licenciatura en Letras Españolas
O bien, a un hombre de cualquier edad para que construya un personaje femenino en plena adolescencia con un 100
por ciento de verosimilitud sin que caiga en el más absoluto ridículo.
Los Talleres Libres de Actuación están perfectamente definidos por su nombre y son la oportunidad que brindan los programas de extensión universitaria a la comunidad y, a lo largo de sus más de 20 años de existencia, han llevado a cabo montajes y  funciones teatrales de gran calidad estética, abiertas al público con destacados alumnos ahora brillantes profesionales, no sólo en las disciplinas artísticas y que dejaron una indeleble huella en los talleres. Han servido también para auxiliar a aspirantes a ingresar a la Facultad de Teatro por medio de asesorías.  Este trabajo se diferencia radicalmente de otros proyectos teatrales donde los actores se ven obligados, perdón, invitados a hacer castings a “directores” que, como fruto de ciertos padrinazgos que no nos interesa definir, toman los conceptos e ideas de esos actores para solucionar sus montajes encargados.
Agradecemos la invitación que se nos da para acercarnos a conocer la historia del teatro y no ser unos burros ignorantes, pero quisiéramos también señalar que nuestra Universidad, antes de la creación de la Infantería Teatral –de la cual somos orgullosos cofundadores– en 1980, ya se había dado a la tarea de crear y difundir teatro mexicano como lo hicieron, en su momento y en sus países, dramaturgos como Shakespeare y Moliere, entre tantos otros. Espero que el resultado de estos humildes intentos puedan ser calificados por los universitarios y por la comunidad en general en su debido momento.
Quisiera resaltar también la invitación que nos hace de visitar nuevamente ese extraordinario centro de información teatral que es Candileja y en el cual, seguramente, el autor de la nota seleccionó las obras con las que ha competido en los festivales de teatro amateur y en los cuales, la memoria me falla, ha de haber obtenido excelentes resultados a su invaluable trabajo profesional.
No nos resta ya sino agradecerte que mantengas el anuncio en cuestión, debido a que el reparto aún no se completa a la total satisfacción del equipo y queda abierta la invitación a las interesadas en el quehacer teatral (que no actrices, corrigiendo un error de redacción de alguna bien intencionada promotora o secretaria) para que participen en esta y otras actividades que aquí se publicitan.
Y para nuestro entusiasta columnista no me queda sino agregar que el día que aparezca una nota que diga: “Se requiere la asesoría de un maestro y director teatral profesional que participe con su docto juicio estético en los exámenes de admisión de los aspirantes a ingresar a la Facultad de Teatro, que al mismo tiempo compita en los festivales amateurs para enriquecer su brillante curriculum, además de ser un conocedor profundo en la historia universal del teatro y de los lugares y fuentes para su investigación y que además realice castings a actores que, obligados por su chamba, se ven en la necesidad de presentarlos”, que por favor no se comunique. Hace mucho tiempo ya sabemos quién es.
 Arturo Mesenguer L.
Talleres Libres de Actuación