Año 2 • No. 68 • julio 1 de 2002 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Páginas Centrales

 Información General


 
Date Vuelo

 
Compromiso Social

 
Arte Universitario

 
Inter Nautas

 
Halcones al Vuelo

 
Tus cartas

Observatorio
de la ciencia


 
Contraportada


 Números Anteriores


 Créditos

 
Opinan los filósofos Mauricio Beuchot y Samuel Arriarán
Concluye II Coloquio Nacional de Hermenéutica
Iván Javier Maldonado Rosales

Hans-Georg Gadamer.
Elaborar un discurso filosófico desde América Latina implica su desenvolvimiento dentro del estado histórico actual de la lengua, y en medio de las configuraciones concretas que han adoptado los distintos usos y hablas, apuntó el filósofo Bolívar Echeverría.
Sin duda, el humanista asume un compromiso por diagnosticar su situación histórica. Da otras alternativas en la comprensión de los hechos, desnuda los argumentos falaces, intuye las causas y efectos de los procesos históricos, ofrece soluciones. Examina al individuo dentro de un contexto específico, y nunca rehuye a los grandes problemas nacionales.
De allí la pertinencia de las humanidades en la construcción de una sociedad más justa, democrática y multicultural, a pesar de la opinión tan negativa que priva sobre ellas, tachándolas de “poco productivas” en cuanto a la generación de capital. Bajo tal argumento falaz intentan desaparecerlas, cuando el motivo verdadero reside en que han denunciado la filosofía salvaje del neoliberalismo y la globalización.
Con motivo del Segundo Coloquio Nacional de Hermenéutica “Compresión cultural de Latinoamérica”, que se realizó la semana pasada en la Unidad de Humanidades de la uv, los filósofos Mauricio Beuchot Puente, de la unam, y Samuel Arriarán, de la Universidad Pedagógica Nacional, opinaron sobre el homenaje que esta actividad rindió a la figura del pensador alemán Hans-Georg Gadamer, quien con la publicación de Verdad y método (1960) se constituyó en uno de los pilares de la hermenéutica, y en qué medida esta disciplina humanística ayuda a la comprensión de la realidad latinoamericana.
Para Mauricio Beuchot, la importancia de Gadamer –testigo de la cultura contemporánea, pues falleció hace unos meses, a la edad de 102 años– consiste en haberle dado a la hermenéutica “un estatuto de cientificidad, de disciplina que sirve para la comprensión
filosófica”.
Respecto a la pertinencia de la hermenéutica, dijo: “Creo que en este tiempo sobre todo de multiculturalismo, de crisis epistemológica, es cuando más tiene vigencia la hermenéutica. A veces da un poco la sensación de que dice o de que quiere decirse que la hermenéutica ahora está tan presente porque ya casi nadie entiende
a nadie”.
La hermenéutica abre otras vías para la comprensión
y el diálogo: Beuchot y Arriarán
La hermenéutica ha sido muy criticada debido a que su terminología no es entendida por la mayoría, e incluso hay cierta reticencia ante ella. Mauricio Beuchot aclaró sobre el tema: “Estamos intentando plantear una hermenéutica desde América Latina con una terminología propia, perdiéndole el miedo a esos términos rimbombantes o difíciles que le ha dado la cultura europea y trasvasando las categorías y conceptos más accesibles para nosotros”.
Agregó que la hermenéutica no sólo tiene implicaciones en la filosofía política y en la ética, sino también posee presupuestos antropológicos. “Supone a un sujeto libre, suficientemente comprometido con el diálogo, con la conversación. Se supone también desde el lado antropológico una flexibilidad en las creencias, en las argumentaciones, y de ahí tiene cabida un diálogo simétrico, democrático, que nos va a tratar de enriquecer”.
Samuel Arriarán, postulador de la hermenéutica analógica barroca aplicada a la educación, opinó que Gadamer “es uno de los principales filósofos que han defendido todavía los valores de una cultura humanista; ignorar a un pensador de su dimensión es algo imperdonable. Justamente en un momento de crisis, de descrédito de los paradigmas humanistas, reivindicar a filósofos humanistas como él es algo que es necesario enseñarles a las nuevas generaciones, que no todo está perdido, sino que hay quienes todavía defienden a las humanidades, a la filosofía y su utilidad en la vida social.”.
Una de las cuestiones que ha dejado Gadamer u otros pensadores hermenéuticos, apuntó, es la de llevar a la práctica esta disciplina a campos como la educación. “Los filósofos no podemos evadir esta responsabilidad, puesto que las autoridades académicas, universitarias e incluso del mismo gobierno nos demandan que el conocimiento humanístico como la hermenéutica tenga fines útiles a la sociedad”.
Aplicar la hermenéutica a la educación en la universidad, a decir de Arriarán, permite cambiar las relaciones entre maestros y alumnos. “En vez de una educación autoritaria, vertical, lo que la hermenéutica enseña es a dialogar, a respetar los puntos de vista de los estudiantes. El maestro no siempre tiene la razón, se equivoca, pero no le gusta que se lo digan, y la hermenéutica sirve para que los estudiantes sepan argumentar y hacerse respetar con sus propias opiniones, aunque . Eso es lo que se busca en los centros educativos: hacer una relación más humana, una educación basada en el diálogo y la tolerancia, no en el autoritarismo, de que uno nada más tenga la razón y el otro no”.
Incluso en la administración educativa da buenos resultados, puesto que el trato que da el funcionario a quienes van a pedir sus servicios es siempre despótico, burocrático.
Empero, no se puede negar que la intolerancia, el odio, la muerte, la marginación y la represión son condiciones de la actual situación latinoamericana. Si la hermenéutica propicia el entendimiento entre todos los seres humanos, entonces ¿qué debe hacer para resarcir tal panorama?
Samuel Arriarán subrayó “En el momento actual, en un proceso de globalización y de neoliberalización lo que se impone es una relación destructiva entre las gentes; se trata de destruir al otro porque esa es la ley de competencia de la sociedad capitalista. Sin embargo, la hermenéutica también busca una nueva forma de sociedad, en la que las relaciones en esquemas de competencia y de destrucción de los individuos cambien a la convivencia pacífica.
”Tenemos el caso de Chiapas, donde se busca un Estado pluricultural, no uno basado en el dominio de una sola cultura o de una sola lengua. México es más complejo culturalmente; hay muchos Méxicos y hay muchas culturas. Lo que enseñan procesos culturales como Chiapas es que se puede cambiar el Estado, se puede hacer un nuevo Estado basado en el diálogo y el respeto a las culturas, no en la destrucción, no en la eliminación de una cultura”.