Año 2 • No. 68 • julio 1 de 2002 Xalapa • Veracruz • México
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Guerra de cerebros
Heriberto G. Contreras y Leticia Garibay

En nuestro país escuchamos a diario o al menos muy a menudo, que nuestros mejores investigadores se van a otros países, principalmente a los Estados Unidos, por falta de apoyo a su trabajo; no existen las instalaciones adecuadas o no hay presupuesto entre un sin fin de obstáculos a los que se enfrentan.
Pero esta situación, si no es igual en dimensiones, sí se presenta con semejanzas en Europa, y para muestra basta un botón.  Seis galardonados con el Premio Nobel criticaron la política de la Unión Europea (ue) con respecto a la ciencia y pidieron más fondos dedicados a la investigación para evitar la fuga de cerebros hacia los Estados Unidos.
Los galardonados que firmaron la carta fueron nada menos que el francés Georges Charpak, premio Nobel de física en 1992; el italiano Carlo Rubbia, Nobel de física en 1984; el británico Aaron Klug, Nobel de química en 1982, y tres ganadores del Nobel de medicina: el sueco Bengt Samuelsson en 1982, la italiana Rita Levi-Montalcini en 1986 y el belga Christian de Duve en 1974.
La fuga de cerebros se está dejando sentir en la mayoría de países de la ue, dijeron los premiados y otros científicos europeos en una carta dirigida a los líderes de la Unión Europea. Demandaron que la ue doblara las inversiones actuales en investigación y desarrollo si realmente quiere cumplir el objetivo propuesto de crear la más competitiva economía basada en el conocimiento para 2010.
Según los galardonados, el objetivo actual de la ue de incrementar los gastos en investigación y desarrollo en tres por ciento del Producto Interno Bruto del bloque para el 2010, desde el dos por ciento actual, es insuficiente. Los planes de gasto de la ue son insuficientes incluso para frenar el relativo retroceso de la capacidad científica europea, y no digamos si quiere alcanzar y superar a Estados Unidos, señalaron los redactores de la misiva.
Muchos científicos europeos se marchan a Estados Unidos atraídos por sus recursos e instalaciones, lo que ha permitido que el país norteamericano haya obtenido el mayor número
de premios Nobel de ciencia desde la década de los 50

Muchos científicos europeos se marchan a Estados Unidos atraídos por sus recursos e instalaciones, lo que ha permitido que el país norteamericano haya obtenido el mayor número de premios Nobel de ciencia desde la década de los cincuenta.
De momento se nos viene a la mente el caso del mexicano Mario Molina, quien ganó este galardón en el área de química en el año de 1995, por sus estudios sobre la composición química de la atmósfera, principalmente el ozono. La investigación la llevó a cabo en el Instituto Tecnológico de Massachusetts y pudo haber desarrollado su trabajo en nuestro país de haber contado con el interés y apoyos necesarios.
Así que la guerra por mantener a los cerebros en casa no es sólo de nuestro país o de América Latina en general; habrá que luchar fuerte para anotarse una victoria, sin embargo, nuestro rival ahora hasta en el futbol nos gana.

Con información de
N obel.se  Reuters y DPA