Año 2 • No. 69 • julio 8 de 2002 Xalapa • Veracruz • México
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Junio Musical
En perspectiva
Jorge Vázque Pacheco

Un intento de recuento, en lo que respecta al festival Junio Musical, nos indica que es difícil tratar de entresacar lo mejor de una serie en la que todo resultó importante y en la que se dieron momentos de enorme brillantez.
Sin embargo, no podemos hacer a un lado las presentaciones que marcaron un hito en la actividad de este festival y que se erigen por sí mismas como acontecimientos que, sin ser tan promocionados como la ópera o la zarzuela, establecieron parámetros que nos permitirán medir la trascendencia de futuras experiencias. Una de estas ha sido, sin duda, la audición en la que el grupo de cámara Ad libitum, con la soprano Ana Luisa Méndez, presentó el Pierrot lunaire de Arnold Schoenberg.

Pierrot lunaire, más allá de los límites
Obra capital en el catálogo de este maestro europeo, definitoria en sí misma de los nuevos derroteros que habría de tomar la música del siglo xx, en la misma, su autor utilizó todo lo que la tradición musical prohibió desde tiempos inmemoriales. El sprachgesang
–canto hablado o hablar cantado–, glissandi en voz e instrumentos, trémolos disonantes y sonoridades sin tonalidad definida fueron adecuadamente resueltos por los instrumentistas.
Fue interesante observar cómo la asistencia al auditorio del max se interesó vivamente por una propuesta musical que combinó la música con la pantomima y la actuación. Ello funcionó extraordinariamente para la mejor comprensión de un texto en alemán sobre poemas de Albert Giraud.
La orquesta de reducidas dimensiones, tal como lo exige el autor, fue hábilmente dirigida por Víctor Hugo Jiménez Beyrutti.
Esta obra se dio a conocer en 1912 y no existen datos de una audición anterior en esta ciudad, lo que nos hace suponer que la audición de referencia –que los mismos participantes denominaron acertadamente “Más allá de los límites”– fue estreno en Xalapa.

 
OSX, ballet y jazz
Antes de esto, los días viernes 28 y sábado 29, la osx presentó tres ballets de Sergei Diaghilev, con la asistencia de las compañías coreográficas Aksenti y Delfos, ambas de la ciudad de México. Aksenti mostró su trabajo sobre el Preludio a la siesta de un fauno, de Claude Debussy, mientras que Delfos presentó un digno desempeño para La consagración de la primavera de Stravinski. Las características del Teatro del Estado, así como las dimensiones de la orquesta impidieron la colocación de la misma en el foso, de modo que la ingeniosa disposición de los espacios en el foro permitió un excelente desempeño de bailarines y músicos en este par de funciones. La dirección musical estuvo a cargo de Carlos Miguel Prieto.
Otro acontecimiento digno de mención resultó el concierto en que el grupo ConFusión presentó su primer disco compacto. Este ensamble de jazz surgió como un intento de robustecimiento hacia los renglones del jazz universitario por parte del bajista Lucio Sánchez, luego que en la casa de estudios han surgido grupos como Jazz entre Tres y la Big Band, como respuesta al marasmo en que se ha hundido el grupo Orbis Tertius que, por mucho tiempo, se consideró representativo del jazz xalapeño.
ConFusión realizó un concierto introducido por Guillermo Cuevas y Luis Barria, como parte de la presentación de su reciente registro discográfico. Se interpretaron obras de Yek, Lucio, Jimi Hendrix y Miles Davis, entre otros.
En el mismo renglón y mismo auditorio, Alejandro Corona presentó los trabajos de composición e interpretación con los integrantes del taller que él mismo dirige. Un jazz nítido, de sonoridades diáfanas, acentos mesurados y ejecución facturada magistralmente, fueron los detalles que llamaron la atención de un trío que logró un desempeño admirable. Resulta imprescindible destacar la combinación de dos conjuntos, aparentemente disímbolos, que se combinaron de excelente forma para presentar al público de la plaza Xallitic su trabajo artístico. Así, la Big Band y el grupo de son jarocho Son Luna procedieron a una fusión de jazz latino y música jarocha que despertó el entusiasmo de los asistentes.
Las conferencias
Un ciclo de cuatro conferencias sobre la música en Xalapa cubrió cada miércoles del mes de la música. Las dos últimas se asignaron a los descendientes de Adolfo Domínguez –uno de los grandes benefactores de la osx– y a Carlos Miguel Prieto, titular de ésta. Cristina y María Eugenia Domínguez comentaron acerca de los aciagos años en que don Adolfo tuvo que promocionar a la osx en la Ciudad de México y en el mismo puerto de Veracruz, para obtener fondos monetarios que permitieran su funcionamiento ininterrumpido. Esto se convirtió en un eterno peregrinar para este personaje, que mucho nos dice en torno de las motivaciones de quienes se esforzaron por mantener con vida al organismo musical.
La última jornada de las conferencias citadas fue asistida por Héctor Salmerón, presidente del patronato Pro Orquesta, y por Guillermo Cuevas, personaje infaltable en este tipo de
acontecimientos y verdadero conocedor de los vericuetos propios del quehacer musical xalapeño. Mientras Carlos Miguel Prieto reconoció su distancia de la historia de la orquesta, ya que fue designado director titular apenas en enero de 2002, Salmerón hizo un balance de los logros de la de organización que encabeza.
Cuevas procedió al recuento de las más significativas
experiencias entre los fundadores de la osx, y de lo mismo se derivaron comentarios de verdad hilarantes. Un célebre “no le hace que no sepas, nomás te vas poniendo abusado”pareció ser la tónica común entre quienes se sumaron a la orquesta en la época de Juan Lomán, director fundador de la misma.