Año 2 • No. 69 • julio 8 de 2002 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Páginas Centrales

 Información General

 Date Vuelo

 
 Arte Universitario


 Inter Nautas


 Halcones en Vuelo


 Contraportada


 Números Anteriores


Créditos

 

 

 

 

En busca de Aztlán
Arturo Meseguer Lima

Después de una alegórica gestión para obtener la visa, me encontré volando. Abajo las nubes, el desierto y el mar me producían la sensación de estar cerca de mi destino. Poco a poco ciertas formas se comenzaron a distinguir sobre la tierra. Huitzilopochtlis Coyolxauquis y Tezcatlipocas que aunque fracturados e incompletos señalaban el camino. Horas más tarde una larga fila multiétnica cansada y angustiada esperaban su turno para enfrentarse ante un oficial de migración plenipotenciario. Afuera nos esperaba la noche en la ciudad de Los Ángeles.
Llegué al University of California Litle Treatre, sede del Festival of Chicano Classsic del 25 al 30 de junio del 2002, evento reorganizado a 15 años de su última edición por maestros universitarios que en su momento fueron creadores y autores de las obras que en esta ocasión se presentaban como clásicas.
Las actividades del festival estaban organizadas con diferentes enfoques para que los estudiantes tuvieran una visión global de los miles de aspectos que requiere una persona interesada en el teatro. Se realizaron talleres de movimiento, arte chicano, teatro callejero, dramaturgia, actuación, páneles de crítica y discusión, además de presentación de obras por parte de estudiantes de los distintos campus.
Pocas veces en mi vida había visto un público tan sensiblemente tocado por los sucesos representados en el foro. Algunas de las personas en la audiencia aparecían en escenas a través de efectos de multimedia, completándose un efecto extra teatral que era totalmente nuevo y convincente. La teatralidad que regresaba a la vida poniendo la historia a tu lado y esperando tu participación. Tanto actores y público cantaban con armonía, fuerza y ritmo. ¡Viva la Raza! era un grito detonante que surgía de lo más profundo de nuestras almas.
La escena se extendía hasta nosotros y tomábamos posiciones ante el conflicto. El Teatro mostraba la mejor de sus caras y las máscaras de la opresión y la hipocresía caían a nuestros pies. Me inunda la certeza de que por fin había llegado a Aztlan.
Era extraordinario estar a lado de Evelina Fernandez, Paulina Sahagun, Olivia Chumacero, Carlos Morton, el mexica Eduardo López Martínez, actrices y actores que habían creado y actuado en las obras ahora consideradas como clásicas. Formábamos parte de un público expectante y complacido y que, por la mañana, pero muy de mañana impartíamos los variados y complementarios workshops. Me preguntaba qué pasó con nuestro Festival de Teatro Universitario del cual fui director en cinco ocasiones.
Algunos con más de 30 obras. De los tres montajes y presentaciones diarias. Del ensordecedor estruendo de las porras que apoyaban a su equipo y que impedían escuchar el nombre del grupo ganador. Pero esa es otra historia.
Hay que destacar el performance del Grupo Chusma, que si bien no es un clásico dada la juventud de su actriz y sus dos actors, nos acercaron con su estilo barroco postmodernista avanzado tardío a la Carpa, a Cantinflas, a la Virgencita de Guadalupe y con su juego de las ches, hasta al Chavo del Ocho. Chigón Chicano Cabrón... chale ahí viene la chota.
A Culture Clash que con su emisión televisiva ha modelado el lenguaje y la gestualidad del adolescente chicano. A la visita de Eduard. J. Olmos, protagonista de Zoot Suit y ahora mejor conocido como el padre en la película de Selena y su mensaje a los estudiantes de que todo se puede lograr con entrega, pasión y disciplina. A la segunda generación de Teatro Campesino ahora con los hijos del legendario Luis Valdés; sin duda una de las figuras más importantes del Teatro Chicano en toda su historia, actuando y dirigiendo con gran efectividad escénica La Gran Carpa de los Rascuachis.
Por fin terminaron el domingo las actividades y en los abrazos y felicitaciones a Jorge Huerta y a José Luis Valenzuela, codirectores y artífices de esta celebración, surge la pregunta: en el 2004 se cumple el 30 aniversario de esta fiesta, ¿tú crees que se podría organizar el festival en Xalapa? Creemos que nos podría apoyar la Universidad de California, la Fundación Rockefeller, El Guadalupe Cultural Arts Center, Los Consulados de México, etc. Mi respuesta fue instantánea. Sería un honor para la Universidad Veracruzana y contraataca la conciencia, pero yo no decido, déjenme preguntar.
Así acepté la amable invitación de Maria Herrera-Zobek, PH,D. Chair of Chicano Studies, para continuar visitando la Universidad de California en su campus Santa Bárbara, para conocer más proyectos para intercambio académico con la uv y donde Aztlán no termina, sólo llega al mar.