Año 2 • No. 69 • julio 8 de 2002 Xalapa • Veracruz • México
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Alimentación y ejercicio
José Madrigal Madariaga (Nutriólogo de la DADUV)

Las fibras alimenticias son sustancias que resisten el ataque de la digestión y debido a ello no se difunden por el organismo como otros nutrientes. Al final de su tránsito por los intestinos se evacuan a través de las heces fecales siendo uno de los componentes más abundantes de desecho. Todas las fibras provienen de los vegetales.
Los cereales completos, el salvado, las verduras y hortalizas contienen fibras como (celulosa, hemicelulosa y lignina) y en las frutas (pectinas).

El ejercicio y las personas mayores
Actualmente, las personas de edad avanzada que se deciden por hacer pequeños y moderados entrenamientos de resistencia como (caminar, trotar, etcétera) constantemente aumentan la cantidad de oxígeno que llega al tejido cerebral, produciendo cambios positivos físicos y mentales, prolongando su periodo activo y aumentando su esperanza de vida. Para empezar, tenemos que hacer la distinción entre personas de edad avanzada (ancianos) y viejos (envejecimiento). Los primeros son personas y el envejecimiento es un fenómeno continuo que comienza en la concepción y termina en la muerte.

 
LOS BENEFICIOS
Los beneficios fisiológicos derivan de su persistencia en el intestino
y de su facilidad de retener agua, grasas y diversos nutrientes
para posteriormente desecharlos.
– Favorecen el tránsito intestinal y por su capacidad de retener líquidos proporcionan más peso y humedad a las deposiciones.
– Atenúan la gran cantidad de azúcar de numerosos alimentos. Debido
a esto, los alimentos ricos en fibra ejercen control sobre el peso corporal.
– Reducen la tasa de colesterol y triglicéridos sanguíneos.
– Retardan el efecto de gran apetito y causan saciedad, circunstancia que hace de los alimentos ricos en fibras (verduras, frutas, leguminosas y cereales integrales) una valiosa ayuda en los programas de alimentación (dietas).

 

Por lo anterior, el nacimiento, crecimiento, madurez y senectud son partes del envejecimiento. En el adulto, la velocidad de este fenómeno puede retrasarse o acelerarse dependiendo de las prácticas de salud.
Las personas que llevan un programa de entrenamiento continuo aumentan la capacidad del cuerpo para llevar y utilizar el oxígeno a todos los tejidos, por lo tnto, se incrementa la capacidad de movilizar las grasa retenidas en el tejido adiposo y el tono muscular se hace evidente.
Los grupos de personas entre 55 y 70 años de edad que quieran planear un programa de ejercicios deberán incluir ejercicios aeróbicos (caminar, trotar, nadar, etcétera) y ejercicios de fuerza y flexibilidad teniendo como máximo tres días por semana y una duración de entrenamiento no mayor a 20 minutos, aumentando paulatinamente en las próximas semanas las cargas de trabajo.
Es importante destacar que el cerebro utiliza una quinta parte de la ingestión de oxígeno para producir los neurotransmisores químicos que se necesitan para enviar los impulsos a los receptores a lo largo del cuerpo.
El ejercicio físico y la buena alimentación son a prueba del envejecimiento acelerado no sólo del cuerpo sino también de la mente.