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Apunta Ana de Gortari, representante
de la ANUIES
UV, ejemplo de apoyo
a comunidades marginadas
Edith Escalón Portilla
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En México,
sólo 20 por ciento de los jóvenes cumple con el objetivo
principal del servicio social: apoyar a comunidades en pobreza, ya
sea rurales o urbanas.
Actualmente, según estimaciones de Ana de Gortari Pedroza,
representante de la anuies, casi 80 por ciento cumple con este requisito
en otras instancias, lo cual representa un serio desperdicio de recursos
humanos.
Durante su visita a las instalaciones en Coyopolan de la Casa de la
Universidad, De Gortari aseguró que -pese a lo negativo de
las estadísticas- existen algunas instituciones como la uv
que representan un gran ejemplo a seguir, en cuanto al apoyo a comunidades
indígenas y rurales en extrema pobreza, a través del
servicio social.
Es el caso de la Casa de la Universidad, edificada el año pasado
en el municipio de Ixhuacán de los Reyes, donde se desarrollan
actividades culturales, académicas, artísticas y comunitarias,
con el apoyo de pasantes que realizan aquí su servicio social.
Ahí, médicos, enfermeras, químicos, trabajadoras
sociales, agrónomos, arquitectos, psicólogos o sociólogos
brindan gratuitamente servicios de salud y coadyuvan en el progreso
comunitario de manera permanente.
Notablemente complacida por los resultados de un proyecto que ella
misma apoyó en 1999 y el 2000, cuando fue coordinadora general
del Programa de Servicio Social comunitario de la Sedesol, Ana de
Gortari no ocultó su orgullo al recibir de las autoridades
universitarias -en esta primera visita- un reconocimiento a su labor
en pro del servicio comunitario en Veracruz.
"La UV ha dado la oportunidad de instrumentar proyectos piloto
que nos han permitido evaluar la introducción de metodologías,
y la Casa de Coyopolan es un ejemplo exitoso que permite llevar a
la universidad hasta la comunidad", refirió al recibir
de manos de los pasantes y niños de la comunidad el reconocimiento
que a nombre de la uv le envió el rector Víctor A. Arredondo.
Luego de compartir sus opiniones en torno al enorme potencial humano
que se desaprovecha en el servicio social mexicano, aclaró
que tampoco significa que todos los alumnos tengan que hacer un servicio
social estrictamente en comunidad. Aunque, dadas las condiciones de
pobreza y marginalidad de México, sería muy deseable.
"Como país tenemos un proyecto de servicio social que
no existe en el mundo, tenemos también 40 millones de pobres
y 26 millones en pobreza extrema. El servicio social nos da la posibilidad
de atenderlos, de hacer algo por ellos, de vincular a las universidades
para que logren articular esfuerzos a su favor.
"Como instituciones estamos haciendo esfuerzos importantes por
sistematizar estas experiencias, por escribirlas, por difundirlas
en inglés y en español. Nuestro reto es consolidar acciones
que tengan constancia, permanencia y que puedan ser medidas. Lo importante
es dotar a esos 300 mil alumnos en periodo de servicio social de la
infraestructura que les permita aprovechar su potencial a favor de
los más necesitados. ¡No es posible que un joven egrese
de la universidad pensando que no existe la pobreza!", puntualizó.
De los resultados en la formación de los estudiantes, la representante
de la anuies destacó un objetivo tan importante como el académico:
"Hay que pensar en el impacto que va a tener en estas comunidades
la presencia de la universidad, el tener acceso a otro tipo de modelos
educativos, de valores, de experiencias, de aspiraciones. Lo que va
a significar para estos niños desarrollar capacidades artísticas
desde su medio rural... definitivamente, estamos hablando de un gran
proyecto".
Aunque Ana de Gortari fue generosa en elogios para la Universidad,
también señaló que un espacio como éste
no debe ser sólo una experiencia personal. "En la anuies
estamos convencidos de que requerimos escribir, publicar, diseñar
y construir modelos de servicio social que sean exitosos, que puedan
ser replicados en otras regiones, para así validar su existencia
y vigencia".
A manera de recomendación, pidió a los coordinadores
de proyectos darse a la tarea de sistematizar la experiencia de Coyopolan.
Plasmar ese éxito tan notable en los hechos, en un sistema
de medición de impactos académicos y sociales, que den
cuenta de los aprendizajes de las comunidades, de los individuos y
de la institución. "Necesitamos saber cómo se siente
la presencia de la universidad entre la comunidad y cómo se
desarrolla con la ayuda de la uv".
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