Año 2 • No. 70 • agosto 19 de 2002 Xalapa • Veracruz • México
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Apunta Ana de Gortari, representante de la ANUIES
UV, ejemplo de apoyo
a comunidades marginadas
Edith Escalón Portilla
En México, sólo 20 por ciento de los jóvenes cumple con el objetivo principal del servicio social: apoyar a comunidades en pobreza, ya sea rurales o urbanas.
Actualmente, según estimaciones de Ana de Gortari Pedroza, representante de la anuies, casi 80 por ciento cumple con este requisito en otras instancias, lo cual representa un serio desperdicio de recursos humanos.
Durante su visita a las instalaciones en Coyopolan de la Casa de la Universidad, De Gortari aseguró que -pese a lo negativo de las estadísticas- existen algunas instituciones como la uv que representan un gran ejemplo a seguir, en cuanto al apoyo a comunidades indígenas y rurales en extrema pobreza, a través del servicio social.
Es el caso de la Casa de la Universidad, edificada el año pasado en el municipio de Ixhuacán de los Reyes, donde se desarrollan actividades culturales, académicas, artísticas y comunitarias, con el apoyo de pasantes que realizan aquí su servicio social. Ahí, médicos, enfermeras, químicos, trabajadoras sociales, agrónomos, arquitectos, psicólogos o sociólogos brindan gratuitamente servicios de salud y coadyuvan en el progreso comunitario de manera permanente.
Notablemente complacida por los resultados de un proyecto que ella misma apoyó en 1999 y el 2000, cuando fue coordinadora general del Programa de Servicio Social comunitario de la Sedesol, Ana de Gortari no ocultó su orgullo al recibir de las autoridades universitarias -en esta primera visita- un reconocimiento a su labor en pro del servicio comunitario en Veracruz.
"La UV ha dado la oportunidad de instrumentar proyectos piloto que nos han permitido evaluar la introducción de metodologías, y la Casa de Coyopolan es un ejemplo exitoso que permite llevar a la universidad hasta la comunidad", refirió al recibir de manos de los pasantes y niños de la comunidad el reconocimiento que a nombre de la uv le envió el rector Víctor A. Arredondo.
Luego de compartir sus opiniones en torno al enorme potencial humano que se desaprovecha en el servicio social mexicano, aclaró que tampoco significa que todos los alumnos tengan que hacer un servicio social estrictamente en comunidad. Aunque, dadas las condiciones de pobreza y marginalidad de México, sería muy deseable.
"Como país tenemos un proyecto de servicio social que no existe en el mundo, tenemos también 40 millones de pobres y 26 millones en pobreza extrema. El servicio social nos da la posibilidad de atenderlos, de hacer algo por ellos, de vincular a las universidades para que logren articular esfuerzos a su favor.
"Como instituciones estamos haciendo esfuerzos importantes por sistematizar estas experiencias, por escribirlas, por difundirlas en inglés y en español. Nuestro reto es consolidar acciones que tengan constancia, permanencia y que puedan ser medidas. Lo importante es dotar a esos 300 mil alumnos en periodo de servicio social de la infraestructura que les permita aprovechar su potencial a favor de los más necesitados. ¡No es posible que un joven egrese de la universidad pensando que no existe la pobreza!", puntualizó.
De los resultados en la formación de los estudiantes, la representante de la anuies destacó un objetivo tan importante como el académico: "Hay que pensar en el impacto que va a tener en estas comunidades la presencia de la universidad, el tener acceso a otro tipo de modelos educativos, de valores, de experiencias, de aspiraciones. Lo que va a significar para estos niños desarrollar capacidades artísticas desde su medio rural... definitivamente, estamos hablando de un gran proyecto".
Aunque Ana de Gortari fue generosa en elogios para la Universidad, también señaló que un espacio como éste no debe ser sólo una experiencia personal. "En la anuies estamos convencidos de que requerimos escribir, publicar, diseñar y construir modelos de servicio social que sean exitosos, que puedan ser replicados en otras regiones, para así validar su existencia y vigencia".
A manera de recomendación, pidió a los coordinadores de proyectos darse a la tarea de sistematizar la experiencia de Coyopolan. Plasmar ese éxito tan notable en los hechos, en un sistema de medición de impactos académicos y sociales, que den cuenta de los aprendizajes de las comunidades, de los individuos y de la institución. "Necesitamos saber cómo se siente la presencia de la universidad entre la comunidad y cómo se desarrolla con la ayuda de la uv".