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Las inundaciones, la nube marrón y la política
Adalberto Tejeda M. (Facultad de Ciencias Atmosféricas) |
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inicia en Johannesburgo la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable.
Como preámbulo, las inundaciones en Europa central llegaron
a los corazones centenarios de ciudades como Praga, al margen del
río Vitava; Dresde, en la parte alemana del Elba, y otras más
al borde del Danubio o del Mar Negro.
El saldo es de más de 100 muertos, decenas de miles de damnificados
y el turismo ha pasado el |
peor
verano mediterráneo del último siglo. Al escribir estas
líneas, los expertos están pendientes de posibles derrames
químicos por las inundaciones en el centro industrial alemán
de Bitterfeld.
Las agencias internacionales han difundido la imagen de un rinoceronte
rescatado con grúa en el zoológico de Praga, así
como la buena nueva de que el patrimonio pictórico del palacio
de Zwinger –en Dresde– se puso a salvo al desalojar la
bóveda subterránea, aunque ha sido seriamente dañada
la arquitectura barroca reconstruida a partir de la reunificación
alemana.
Ciertamente esta catástrofe no nos impresiona a los habitantes
de los trópicos, donde año con año las víctimas
por hidrometeoros son 10 o más veces esa cifra. La semana pasada
murieron 15 personas por desbordamientos de presas en San Luis Potosí
y Durango; mientras que los muertos por el monzón fueron varios
cientos en la India y en China.
Si se considera que los meteoros tropicales o subtropicales –huracanes
o tornados, por ejemplo– son más violentos y erráticos
que los propios de latitudes medias, y se revisan las estadísticas
climáticas europeas guardadas con toda rigurosidad, se concluirá
que este verano en el viejo continente ha sido anómalo, como
se dice en la jerga de los expertos. Es síntoma de desórdenes
climáticos inducidos por el hombre, según algunos; es
propio de la variabilidad natural del clima, según otros. Esta
disyuntiva será polémica entre los especialistas durante
las próximas semanas o meses en foros y publicaciones científicas,
pero ahora los políticos alemanes están enfrascados
en la discusión ante las elecciones generales, a realizarse
a fines de septiembre.
Joschka Fischer, la figura más destacada del Partido Ecologista
y actual Ministro del Exterior en el gobierno de coalición
de los socialdemócratas y los verdes (llamada “rojiverde”),
ha definido a las inundaciones como una catástrofe europea
cuya causa es el deterioro ambiental, concretamente el efecto invernadero.
A iniciativa suya y bajo convocatoria del canciller Gerhard Schröder
(socialdemócrata), el domingo 18 se reunieron cuatro jefes
de estado y el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi,
para establecer el financiamiento de las ayudas, pero también
para discutir las causas climáticas de las inundaciones. Por
su parte, el candidato a canciller de la derecha, Edmund Stoiber,
exige que la ayuda sea al menos de 20 mil millones de dólares,
pero ha quedado en entredicho su falta de propuestas en política
ambiental. Así, mientras que el fracaso de la política
de empleo de la coalición “rojiverde” la puso en
las encuestas al borde de la derrota, las inundaciones recientes pueden
llevarla a retener el gobierno.
Claro que la política ambiental de la coalición ha sido
consecuente. Recuérdese que el gobierno alemán fue el
primero en criticar a Bush ante la negativa para ratificar el Protocolo
de Kyoto (que pretende regular de manera obligatoria las emisiones
de gases de efecto climático por parte de la industria y el
transporte.) De este modo, la posición de la Unión Europea
en pro del Protocolo llegará a Johannesburgo reforzada para
enfrentar el desdén estadounidense. En cambio, aunque Latinoamérica
en su mayoría ha ratificado el Protocolo, no es de esperarse
que adopte una postura alejada de la estadounidense, tanto por estar
dentro del área de influencia de eua, como por la ideología
y praxis políticas del vocero latinoamericano en la cumbre:
el presidente Vicente Fox.
Una noticia de inicios de la semana pasada fue borrada prácticamente
por las inundaciones: la nube marrón de gases y partículas
que recorre el sur de Asia, y que puede estar provocando la muerte
prematura de miles de personas. Se trata de una teoría, un
postulado con bases más o menos empíricas, de 200 científicos
cobijados por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
La nube se originó por la quema de leña y de bosques
abiertos a la agricultura en las regiones menos desarrolladas de Sudasia
y Noráfrica: es la contribución de los pobres al deterioro
atmosférico. Un fenómeno al que habrá que voltear
una vez pasadas de moda las inundaciones europeas. Pero llama la atención
que la nube haya sido anunciada dos semanas antes de que inicie la
cumbre de Johannesburgo, y puede especularse que el anuncio tenía
el objetivo de distraer la atención de las grandes cantidades
de contaminantes atmosféricos arrojados por los países
ricos.
En medio de estas catástrofes, contribuye al optimismo que
en la política de la Unión Europea y del mundo pueda
seguir teniendo un peso importante la voz de uno de los políticos
ambientalistas menos ortodoxos pero más serios: el actual Ministro
del Exterior de Alemania, Joschka Fischer. |
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