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Elogió la USBI
del campus Mocambo
Nos visitó el Premio Nobel de Química
Mario
Molina
Carolina Cruz
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Boca
del Río, Ver.- El científico mexicano
Mario Molina Henríquez, Premio Nobel de Química en 1995,
visitó el lunes pasado la Universidad Veracruzana en la región
Veracruz. Ahí platicó con los directores de las distintas
facultades, quienes le expusieron los proyectos de investigación
y de trabajo que se llevan a cabo actualmente, conoció la Unidad
de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI) y comentó
sobre sus trabajos de preservación del medio ambiente.
Para el estudioso de la capa de ozono, uno de los papeles que tienen
las universidades es “fomentar una conciencia mucho más
clara de lo importante que es proteger el medio ambiente, y de lo
que significa trabajar en equipo para lograrlo”, dijo al recibir
la medalla conmemorativa del 50 aniversario de la uv, como un presente
de parte de sus autoridades. |
Miguel
Molina recorrió la USBI y dejó autografiado uno de sus
libros acerca del impacto ambiental en la ciudad de México.
Reconoció lo moderno de las instalaciones y recordó
sus tiempos de estudiante, cuando “tenía que buscar libro
por libro en un estante”.
Ganador del Nobel por su trabajo sobre la presencia de ciertos compuestos
de origen industrial como los clorofluorcarbonados (CFC) en la atmósfera,
cuya densidad provoca la alteración de la composición
química y repercute gravemente en la capa de ozono. Molina
aseguró que “a mediados del siglo XXI se recuperará
definitivamente
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![](images/molina01.jpg)
Mario Molina, Premio Nobel
de Química 1995. |
la capa de ozono estratosférico que envuelve a la Tierra, que
en las últimas décadas casi había desaparecido
por emisiones de compuestos industriales”.
Los cfc son utilizados como refrigerantes para aire acondicionado
y refrigeradores, en aerosoles, espumas o disolventes. Como resultado
de la “investigación que hicimos hubo un acuerdo internacional
para reducir la producción de estos compuestos en los países
industrializados, aunque se siguen elaborando pero en cantidades menores
y por un tiempo limitado”. Atribuyó la disminución
de estos compuestos químicos a las medidas adoptadas en el
Protocolo de Montreal, suscrito en 1987, y posteriormente a los protocolos
de Londres (1990) y de Copenhague (1992), que han aumentado aún
más las restricciones de su uso. Dijo que si bien se seguirán
utilizando hasta la primera década de este siglo, “ya
vemos con claridad que las cantidades han empezado a disminuir”. |
Las
universidades deben fomentar una conciencia mucho más
clara de lo importante que es proteger el medio ambiente,
y de lo que significa trabajar en equipo para lograrlo,
sostuvo |
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Pese
a las resistencias de la industria, la aportación del Premio
Nobel logró que estas sustancias fueran sustituidas por otras
menos dañinas, como los hidrocarburos. “En refrigeración
hay compuestos químicos parecidos, pero diseñados para
que no sean tan estables y no lleguen a la estratosfera, inclusive
algunos de ellos ya no contienen cloro”. Para el doctor en Fisicoquímica
por la Universidad de California, el daño al planeta es un
problema serio que la sociedad tiene que enfrentar: “Somos aproximadamente
seis mil millones de habitantes y tenemos que cambiar nuestra manera
de funcionar para que los desperdicios de nuestras actividades no
sigan deteriorando al ambiente”.
“Por desgracia, sólo tenemos científicamente comprobado
el caso de los fluoroclorometanos, pero en cuanto al cambio climático
no hay certidumbre científica de lo que podría pasar,
es un problema muy serio que nos preocupa para la segunda mitad de
este siglo, pero la carencia de evidencia científica no es
excusa para no tomar acciones”, sostuvo.
Comentó que el hombre está cambiando la superficie del
planeta con la quema de bosques y otras acciones, sobre todo en sistemas
ecológicos muy vulnerables, cuyas aportaciones podrían
limitarse si la sociedad sigue sin tomar en cuenta que es indispensable
proteger el medio ambiente a largo plazo.
Mario Molina percibe que las nuevas generaciones están creciendo
con una conciencia ecológica más responsable: “Algo
que en mi propia generación no existía”. Planteó
como otro punto importante, conciliar los intereses creados por las
empresas: “El reto es un desarrollo económico que tome
en cuenta la protección del medio ambiente”.
Actualmente, Molina se dedica al estudio de las partículas
finas que se desprenden de la quema de combustibles fósiles
y que también pueden cambiar el clima, junto con los gases
invernadero. Otro proyecto reciente es el estudio del aire en el Valle
de México, donde los contaminantes representan un serio problema
de salud pública, “situación en la que hay que
entender el aspecto científico y técnico del origen
de estos contaminantes, pero asimismo estudiar los aspectos sociales,
económicos y políticos que giran en derredor y que hay
que atender”. |
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