Año 2 • No. 74 • septiembre 17 de 2002
Xalapa • Veracruz • México
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Spiderman: 11 de septiembre
Un año después desde...
Edgar Francisco Inclán Cazarín (Facultad de Ciencias de la Comunicación)
Nunca se había visto una agresión tan grande en contra de Estados Unidos, fue un golpe que hirió hondo su orgullo.
Ese fatídico día miles de inocentes murieron ese día… el mundo se detuvo, toda la atención estaba puesta en las torres gemelas, en todo el día no hubo nada más que comentar…
Una auténtica tragedia, pero no comparable con las miles de muertes en distintas guerras, o con las víctimas del increíble poder desatado sobre dos ciudades japonesas: Hiroshima y Nagazaki.
A tal grado ha llegado la culturización de Estados Unidos con su imperialismo cultural. Resulta aberrante, pues lo que en el pasado ha hecho esta nación es aún más reprobable.
No se puede justificar estos ataques, como tampoco se puede hablar de que se lo merecían y tenía que sucederles, porque no es necesario rebajarse a un nivel evolutivo tan pobre como para seguir el mismo juego: matar inocentes.
Este ataque trajo consigo una guerra, una "justicia infinita" contra un país pobre, lleno de carencias y sin la capacidad para enfrentar a su rival. El hombre que parece ser el causante de todo nunca dio la cara en el frente de batalla, en cambio murieron muchos inocentes, pero para Estados Unidos estaba "justificado", ya que ellos lo hacían en busca de justicia.
En este contexto nace Spiderman: 11 de septiembre, un cómic totalmente ideológico de principio a fin, donde el Hombre Araña, emblema de Marvel Comics, nos muestra la catástrofe y la lucha de los estadounidenses por sobreponerse al dolor y salvar a posibles sobrevivientes de entre los escombros. Incluye un monólogo en el que Spiderman reflexiona acerca de este daño, y cómo, en vez de debilitarse, se hacen más fuertes.
El cómic inicia con una escena donde Spiderman ve caer las torres gemelas. Conmocionado, confuso, impactado, baja de un edificio y se encuentra con gente que le reclama no haber hecho nada… Él no responde más que para sí mismo: “¿Cómo decirles que no podía saberlo, que no estaba preparado, que no podía imaginarlo?”.
Cada frase está sumamente pensada y cargada de valores ideológicos, de imágenes que presentan a un pueblo que sufrió una tragedia, pero que no se da por vencido y lucha incansablemente por rescatar a sus compatriotas.
Los símbolos que perpetuamente han luchado por mantener el bienestar de Estados Unidos no pudieron evitar la tragedia, los superhéroes no pudieron prevenirla, sin embargo, ayudan siendo un apoyo que no dejará morir la esperanza que siempre han representado para el ciudadano común.
Se le acusa a Estados Unidos: “Ellos se buscaron ese destino”, pero Spiderman responde en plural diciendo que rechazan esas ideas, pues la tragedia es más grande que la suma de sus pecados.
En una escena cargada de dramatismo, Spiderman intenta dirigirse al Capitán América para que le explique el por qué de ese ataque, pues él combatió en la Segunda Guerra Mundial y sabe lo que es ver morir a inocentes… Spiderman no se atreve a interrumpir los pensamientos de Capitán América, quien refleja impotencia y rencor al no haber podido evitar la tragedia.
Sutilmente se percibe el mensaje de que la maldad tiene cara de
extranjero: “¿Qué podemos decirle a los niños?.. ¿La maldad tiene cara de extranjero? No. La maldad es la mente tras esa cara, una cara que puede ser como la de cualquier otro”.
Aunque en esta frase Spiderman nos dice que los extranjeros no son la cara de la maldad, lo sugiere con la pregunta, y más al no tener respuesta concreta, ya que el contexto de estos acontecimientos nos remite a un enemigo extranjero.
Spiderman dice que ellos son gente de bien, gente decente que no se agacha ni se rinde, que no se debilita ante nada; las lágrimas que les brotan son sólo por las muertes de sus hermanos, mas no por miedo o temor a lo que deben enfrentar.
Estados Unidos no se ha debilitado, se ha fortalecido; ése es el pensamiento central de todo el cómic.
Spiderman: 11 de septiembre no es un cómic pensado para los estadounidenses, sino para los extranjeros: que sepan que son una nación que no ha perdido su fortaleza y que logrará sobreponerse, porque es el ideal que debería gobernar al mundo.
De las dos escenas finales del cómic, la penúltima muestra a personas de distintas razas y credos dentro del contexto de Estados Unidos, personas que han adquirido esa nacionalidad convencidos de que ahora viven en el paraíso que necesitaban.
El mensaje que acompaña a estas imágenes finales dice: “Derribaron dos torres enormes. Que ese eco quede grabado en tu columna vertebral. Que se convierta en vigas y cristal, en cemento y acero, para que cuando el mundo te vea, las vea a ellas también. Y no te debes derribar. Yérguete derecho. Yérguete derecho”.
La última escena muestra a militares, bomberos, marinos, policías, cuerpos de rescate, médicos, agentes de servicios especiales, de inteligencia policial, un político y los superhéroes atrás de todos los demás.
Las torres gemelas eran el símbolo del poderío estadounidense. Al derribarlas se les demostró que no son inmunes y que se les puede hacer frente, por eso en el cómic se invita a que cada habitante de Estados Unidos a que se convierta en una torre, que se hagan a si mismos símbolos del poder que tienen y que lo demuestren ante el mundo.
La imagen final, al mostrar a todas las personas que participaron en las labores de rescate y a los héroes detrás, expone los valores ideológicos que hay en ellos, el sustento que ha hecho que este país imponga su cultura a los demás, y que ante los extranjeros siempre se yerguen derechos.
Spiderman: 11 de septiembre, un comic directo hacia su objetivo, decir que Estados Unidos sigue siendo "la gran nación", "la más poderosa del mundo".