Año 2 • No. 74 • septiembre 17 de 2002
Xalapa • Veracruz • México
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Tercera Llamada
El danzón de Romero
Jorge Vázquez Pacheco

Máximo Romero.
Máximo Romero es toda una leyenda. No existe en el ámbito de la música nacional personaje que guarde semejante cúmulo de experiencias como instrumentista de orquesta, y todo este acervo de experiencias se generó en el estado de Veracruz.
Originario de San Damián Texolo, población ubicada a siete kilómetros de la capital de Tlaxcala, la trayectoria vital de don Máximo se ha dado en Veracruz, a donde llegó desde el año de 1937, cuando era apenas un jovencito en busca de un lugar para establecerse y desarrollar su afición por el arte musical. Inicialmente vivió y trabajó en Orizaba, donde permaneció 10 años, hasta que viajó a Xalapa y logró su ingreso a la Orquesta Sinfónica de Xalapa, entonces bajo la dirección de José Ives Limantour.
Desde entonces, don Máximo ha generado historia sin proponérselo. 65 años en Veracruz, 55 de ellos en Xalapa; 33 años como clarinete principal en la Orquesta Sinfónica de Xalapa (desde 1947 hasta 1980), más de 30 como profesor en la Facultad de Música de la uv... y continúa activo en su labor docente.
Pero existe otra faceta de la personalidad artística de don Máximo que pocos conocen. Es un eficiente compositor, y de ello da fe el reconocimiento que se le dio en el puerto de Veracruz en el año 2000 durante un concurso de composición, como el único creador al estilo tradicional mexicano que respondió a la convocatoria. Tres valses presentó el maestro Romero en aquel encuentro de autores: Recuerdo a Texolo, Vivir para recordar y Xalapa de las flores. Como resultado de aquello, don Máximo recibió una beca que le permitió continuar cultivando su oficio creativo.
“Fue entonces que pensé en escribir un danzón dedicado a Veracruz, lugar que me ha dado todo a lo largo de mi vida. Una vez terminado, lo presenté al maestro Francisco Savín, quien lo estudió y analizó. Savín me dijo que los temas estaban muy bien, pero que tenía muchas deficiencias en la instrumentación, que la orquestación se sentía muy vacía.
Por fortuna, intervino Ernesto Martínez, el mismo hijo del “Pingüis”, que se desempeña como fagotista en la Orquesta Sinfónica Nacional. El “Pingüis” junior se llevó mi danzón a México y lo entregó al arreglista de la Sinfónica Nacional, que se llama Alejandro Guzmán.
La Orquesta Sinfónica de Xalapa, bajo la dirección de Héctor Guzmán, realizó el estreno, en primera audición absoluta (aquello que denominan “estreno mundial”) del Danzón del maestro Máximo Romero.
Esto ha ocurrido durante la serie de audiciones populares y didácticas que realizó el conjunto apenas la semana anterior. El danzón se llama Veracruz 2000 y es una pieza breve, con apenas cinco minutos de duración, que muestra una estructura que resulta propia de este tipo de creaciones tan propias de nuestro Estado. Una sección inicial abre paso a la sección intermedia, en la que se ubica el infaltable estribillo, para desembocar en una coda que pone fin a la obra.
Público, músicos y director quedaron complacidos por el resultado de este estreno, que establece a don Máximo Romero como uno de los músicos de mayor significación en Xalapa, al lado del famoso Pingüis Ernesto Martínez, del flautista Ignacio Guzmán, el violinista Erasmo Capilla Montes, el contrabajista Porfirio Paleta y el ejecutante de viola Juan Valentín Díaz.