Máximo
Romero. |
Máximo
Romero es toda una leyenda. No existe en el ámbito de la
música nacional personaje que guarde semejante cúmulo
de experiencias como instrumentista de orquesta, y todo este acervo
de experiencias se generó en el estado de Veracruz.
Originario de San Damián Texolo, población ubicada
a siete kilómetros de la capital de Tlaxcala, la trayectoria
vital de don Máximo se ha dado en Veracruz, a donde llegó
desde el año de 1937, cuando era apenas un jovencito en busca
de un lugar para establecerse y desarrollar su afición por
el arte musical. Inicialmente vivió y trabajó en Orizaba,
donde permaneció 10 años, hasta que viajó a
Xalapa y logró su ingreso a la Orquesta Sinfónica
de Xalapa, entonces bajo la dirección de José Ives
Limantour. |
Desde
entonces, don Máximo ha generado historia sin proponérselo.
65 años en Veracruz, 55 de ellos en Xalapa; 33 años
como clarinete principal en la Orquesta Sinfónica de Xalapa
(desde 1947 hasta 1980), más de 30 como profesor en la Facultad
de Música de la uv... y continúa activo en su labor
docente.
Pero existe otra faceta de la personalidad artística de don
Máximo que pocos conocen. Es un eficiente compositor, y de
ello da fe el reconocimiento que se le dio en el puerto de Veracruz
en el año 2000 durante un concurso de composición,
como el único creador al estilo tradicional mexicano que
respondió a la convocatoria. Tres valses presentó
el maestro Romero en aquel encuentro de autores: Recuerdo a Texolo,
Vivir para recordar y Xalapa de las flores. Como resultado de aquello,
don Máximo recibió una beca que le permitió
continuar cultivando su oficio creativo.
“Fue entonces que pensé en escribir un danzón
dedicado a Veracruz, lugar que me ha dado todo a lo largo de mi
vida. Una vez terminado, lo presenté al maestro Francisco
Savín, quien lo estudió y analizó. Savín
me dijo que los temas estaban muy bien, pero que tenía muchas
deficiencias en la instrumentación, que la orquestación
se sentía muy vacía.
Por fortuna, intervino Ernesto Martínez, el mismo hijo del
“Pingüis”, que se desempeña como fagotista
en la Orquesta Sinfónica Nacional. El “Pingüis”
junior se llevó mi danzón a México y lo entregó
al arreglista de la Sinfónica Nacional, que se llama Alejandro
Guzmán.
La Orquesta Sinfónica de Xalapa, bajo la dirección
de Héctor Guzmán, realizó el estreno, en primera
audición absoluta (aquello que denominan “estreno mundial”)
del Danzón del maestro Máximo Romero.
Esto ha ocurrido durante la serie de audiciones populares y didácticas
que realizó el conjunto apenas la semana anterior. El danzón
se llama Veracruz 2000 y es una pieza breve, con apenas cinco minutos
de duración, que muestra una estructura que resulta propia
de este tipo de creaciones tan propias de nuestro Estado. Una sección
inicial abre paso a la sección intermedia, en la que se ubica
el infaltable estribillo, para desembocar en una coda que pone fin
a la obra.
Público, músicos y director quedaron complacidos por
el resultado de este estreno, que establece a don Máximo
Romero como uno de los músicos de mayor significación
en Xalapa, al lado del famoso Pingüis Ernesto Martínez,
del flautista Ignacio Guzmán, el violinista Erasmo Capilla
Montes, el contrabajista Porfirio Paleta y el ejecutante de viola
Juan Valentín Díaz. |