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Las
inundaciones en Xalapa
Adalberto Tejeda Martínez (Facultad de
Ciencias Atmosféricas)
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Las
inundaciones de las semanas pasadas en China, la India, el centro
de Europa y el centro de México nos hacen recordar que algunos
años más y otros menos, pero siempre ocurren riadas
en las colonias bajas de Xalapa. Es más, debe considerarse
que de los días relativamente secos de agosto
–propios de la canícula, o sequía intraestival,
como la nombran los expertos– habrán de retornar los
aguaceros copiosos del verano e inicios del otoño, como los
ya olvidados del 18 de junio pasado que provocaron la crecida del
río Carneros.
En la mayoría de las inundaciones xalapeñas los |
daños
económicos ni siquiera se cuantifican oficialmente, porque
se trata de habitaciones anegadas, pequeños negocios que
pierden sus activos, animales domésticos ahogados, o algún
edificio público azolvado porque fue construido a mitad de
un arroyo seco que ante los chubascos volvió a encausar las
aguas. Pero también en ocasiones las crecidas han segado
vidas humanas. Recordemos unos cuantos ejemplos.
La primavera de 1981 fue muy lluviosa para ser una primavera xalapeña.
Las tormentas del 2 y el 3 de mayo afectaron a los barrios de Coapexpan,
San Bruno y La Lagunilla, destruyeron el recién inaugurado
Instituto Municipal de Arte y Cultura –imac, hoy sede de la
Delegación Centro Sur–, ubicado entre las calles Hortensia
y Ruiz Cortines, ocasionaron tres muertos, y el Ejército
tuvo que repartir alimentos entre los cinco mil damnificados. |
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En
esas 48 horas, el Observatorio Meteorológico de Xalapa registró
una lluvia de 173 litros por metro cuadrado. Además, apenas
una semana antes, el 24 de abril, los chubascos afectaron otros
sectores de la ciudad: las calles 20 de Noviembre, Nicaragua, Costa
Rica, Murillo Vidal (a la altura de Río Nautla), Victoria
(el Sanatorio de Pensiones), y fue hospitalizado un ebrio a punto
de ahogarse.
En septiembre de 1994 se presentaron dos crecidas destructoras.
El día 11 (21 años después del pinochetazo
y siete antes del ataque a las Torres Gemelas), un aguacero de 75
litros por metro |
cuadrado
hizo que los torrentes se desbordaran al interior de las habitaciones
en las colonias Salud, Veracruz, Revolución, Mártires
de Chicago, Emiliano Zapata, Lerdo de Tejada, Las Ánimas,
y se dasgajó una loma frente al edificio Chiltoyac en Xalapa
2000, lo que obligó a desalojar a 40 familias.
El día 15, mientras la ceremonia del Grito se desarrollaba
en un ambiente más bien “aguado” por los chubascos,
se inundaban las colonias Salud, Represa del Carmen, Revolución
y Rubén Pabello, con saldo de un muerto.
Por su parte, 1995 registra dos fechas con riadas de importancia:
el 15 de mayo y el 22 de agosto. En la primera resultó afectado
el centro-poniente de la ciudad (las colonias Salud, Veracruz, Revolución,
Morelos y las avenidas Lázaro Cárdenas, Miguel Alemán,
Ávila Camacho, Revolución y Sayago), mientras que
la segunda afectó a Banderilla (donde hubieron 300 damnificados),
a las colonias xalapeñas 21 de Marzo, Salud, Revolución,
Unidad del Bosque y Veracruz, y el Carneros se salió de su
cause. En ambos casos el pluviómetro del Observatorio Meteorológico
–ubicado entonces en las inmediaciones de Plaza Crystal–
no registró más de 40 litros por metro cuadrado en
24 horas.
En 1997, en siete ocasiones se presentaron inundaciones en la ciudad.
Particularmente el 5 de septiembre el agua se metió a casas
y edificios de las colonias Luz del Barrio, Estibadores, Veracruz,
Lagunilla y Revolución, y el Ejército colocó
diques de costales de arena para detener el torrente del Carneros.
La lluvia en el Observatorio no llegó a 100 litros por metro
cuadrado
en 24 horas.
Los ejemplos anteriores muestran que las precipitaciones no tan
intensas provocan desastres en la ciudad, pues en ninguno de estos
casos las lluvias se aproximaron al máximo histórico
de 216 litros por metro cuadrado, ocurrido el 31 de julio de 1961.
También se observa que hay un grupo de colonias que casi
siempre resultan afectadas: Salud, Revolución y Lagunilla.
A simple vista se desprenden dos conclusiones: primera, que el riesgo
de inundaciones no se debe tanto a lo copioso de las lluvias como
al desarrollo urbano mal planeado (edificaciones en lechos de ríos
aparentemente secos, condominios rodeados de cerros cortados a tajo,
como el Chiltoyac, etcétera), además de que la pavimentación
provoca escurrimientos rápidos en avenidas con pendiente
(80 por ciento de la lluvia que no se infiltra ni se va por las
coladeras, según estudios de la meteoróloga Itzel
López).
Segunda, que las medidas de la pluviosidad registradas en el Observatorio
Meteorológico de Xalapa (desde hace un año reubicado
en Xalapa 2000), seguramente no son representativas de la intensidad
ni de la cantidad de lluvia que afecta a toda la zona conurbada
de Xalapa (por ejemplo, el norponiente de la ciudad es 20 por ciento
más lluvioso que el sudoriente).
Dejo aquí estas notas recordatorias para que los lectores
–entre los que quizás haya afectados potenciales por
las riadas, estudiosos, planificadores o incluso funcionarios–
tengan algunos elementos mínimos para pensar, estudiar y
quizás enfrentar el problema. |
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