“Mi casa la pagué
con pan y cuando ya no tuvepara pagar las letras el dueño
me dijo ‘pues ya no importa, me vas a pagar lo demás
con pan’y todos los días le iba yo a entregar el
pan hastallegar a la cantidad que le quedaba yo debiendo”
Mujer panadera
En
Veracruz es inconcebible tomar una buena taza de café sin
un panecito para disfrutar de la brisa del atardecer o de la plática
“chabacana” con los amigos en las confortables mecedoras.
Canillas, chilindrinas, conchas, patadas, pellizcadas y ojos de
mosca fascinan por su apariencia, olor y sabor y llevan al éxtasis
a aquellos que se abandonan por el sabor de un buen pan sin pensar
en los “kilitos de más”.
El libro Humo de leña. Los panaderos de Veracruz, de la
fotógrafa de Susana Casarín bien podría convertirse
en un material antropológico por ser el testimonio de un
oficio que en tiempos de producciones en serie se niega a desaparecer.
La riqueza y variedad de los panes mexicanos, así como
su artesanal proceso de elaboración fue lo que impulsó
a Susana Casarín a inmortalizarlos en imágenes: