Año 2 • No. 77 • octubre 7 de 2002 Xalapa • Veracruz • México
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En 50 años serán inevitables los efectos del cambio climático
Se perderán playas e infraestructura turística
en Veracruz
Edith Escalón

Efectos devastadores para Veracruz prevén los especialistas, ya que la elevación del nivel del mar, derivada del cambio climático, podría provocar la pérdida de más de 600 kilómetros de playas, gran parte de la infraestructura turística, 200 kilómetros de caminos y alrededor de 20 kilómetros de puertos marítimos.
Esto ocurrirá si los gases invernadero (provocados por el uso excesivo de combustibles como petróleo, gas y carbón) duplican su concentración en la atmósfera terrestre, ya que la temperatura ambiente aumentará entre dos y cinco grados, provocando que los polos se derritan, aumente el nivel del mar y grandes extensiones de tierras bajas pasen a ser pantanosas o submarinas.
Los expertos coincidieron en que las costas del Golfo de México son la parte más vulnerable de la región y resultarán las más perjudicadas si no se toman medidas preventivas. “Algunos poblados podrían ser dañados seriamente por las inundaciones (como ya ha sucedido en el estado); el agua salina se infiltrará a los mantos freáticos; serán afectadas las centrales eléctricas costeras (Tuxpan y Laguna Verde) y las lagunas de Alvarado y Tamiahua podrían pasar a formar parte del mar”, aseguró Adalberto Tejeda, investigador de la uv y especialista en Ciencias Atmosféricas.
Durante más de tres horas, los asistentes a la mesa redonda Vulnerabilidad y oportunidad para Veracruz, organizada en el marco del Foro sobre Ecología y Desarrollo Sustentable que se lleva a cabo en Xalapa, discutieron con investigadores y académicos en torno a nuestras oportunidades de participar como estado en la planeación y protección ambiental, y escucharon de los ponentes las tendencias mundiales y nacionales en cuanto a políticas de protección ambiental.
Ésos serán en la segunda mitad de este siglo los efectos principales, pero Tejeda señaló otros muy graves que tienen que ver con la sobrevivencia humana, como las más de 3 mil hectáreas urbanas que se volverán inundables, el aumento en la mortalidad por plagas asociadas con las temperaturas altas (paludismo, dengue, cólera y otras), así como las necesidades de energía para climatización de edificios que en áreas cálidas se multiplicarán por 10.
Los ponentes coincidieron en señalar que aún es tiempo de contrarrestar el deterioro ambiental mediante políticas que permitan, a partir de estudios científicos, desarrollar y llevar a cabo programas, como podría ser el permanente de reforestación, aunque lamentaron que los recursos se gasten en remediar situaciones después de que ya se sufrieron las consecuencias (un caso es el de las catástrofes naturales, hoy tan comunes) y no se invierta lo suficiente en investigación.
Participaron Carlos Gay y Cecilia Conde (Centro de Ciencias de la Atmósfera, UNAM), Domitilo Pereyra (uv), Julia Martínez (Instituto Nacional de Ecología), Luis Rodríguez (Red UNAM sobre cambio climático) y Edmundo de Alba (Investigación Científica, UNAM), además del moderador Adalberto Tejeda.