Efectos
devastadores para Veracruz prevén los especialistas, ya que
la elevación del nivel del mar, derivada del cambio climático,
podría provocar la pérdida de más de 600 kilómetros
de playas, gran parte de la infraestructura turística, 200
kilómetros de caminos y alrededor de 20 kilómetros
de puertos marítimos.
Esto ocurrirá si los gases invernadero (provocados por el
uso excesivo de combustibles como petróleo, gas y carbón)
duplican su concentración en la atmósfera terrestre,
ya que la temperatura ambiente aumentará entre dos y cinco
grados, provocando que los polos se derritan, aumente el nivel del
mar y grandes extensiones de tierras bajas pasen a ser pantanosas
o submarinas.
Los expertos coincidieron en que las costas del Golfo de México
son la parte más vulnerable de la región y resultarán
las más perjudicadas si no se toman medidas preventivas.
“Algunos poblados podrían ser dañados seriamente
por las inundaciones (como ya ha sucedido en el estado); el agua
salina se infiltrará a los mantos freáticos; serán
afectadas las centrales eléctricas costeras (Tuxpan y Laguna
Verde) y las lagunas de Alvarado y Tamiahua podrían pasar
a formar parte del mar”, aseguró Adalberto Tejeda,
investigador de la uv y especialista en Ciencias Atmosféricas.
Durante más de tres horas, los asistentes a la mesa redonda
Vulnerabilidad y oportunidad para Veracruz, organizada en el marco
del Foro sobre Ecología y Desarrollo Sustentable que se lleva
a cabo en Xalapa, discutieron con investigadores y académicos
en torno a nuestras oportunidades de participar como estado en la
planeación y protección ambiental, y escucharon de
los ponentes las tendencias mundiales y nacionales en cuanto a políticas
de protección ambiental.
Ésos serán en la segunda mitad de este siglo los efectos
principales, pero Tejeda señaló otros muy graves que
tienen que ver con la sobrevivencia humana, como las más
de 3 mil hectáreas urbanas que se volverán inundables,
el aumento en la mortalidad por plagas asociadas con las temperaturas
altas (paludismo, dengue, cólera y otras), así como
las necesidades de energía para climatización de edificios
que en áreas cálidas se multiplicarán por 10.
Los ponentes coincidieron en señalar que aún es tiempo
de contrarrestar el deterioro ambiental mediante políticas
que permitan, a partir de estudios científicos, desarrollar
y llevar a cabo programas, como podría ser el permanente
de reforestación, aunque lamentaron que los recursos se gasten
en remediar situaciones después de que ya se sufrieron las
consecuencias (un caso es el de las catástrofes naturales,
hoy tan comunes) y no se invierta lo suficiente en investigación.
Participaron Carlos Gay y Cecilia Conde (Centro de Ciencias de la
Atmósfera, UNAM), Domitilo Pereyra (uv), Julia Martínez
(Instituto Nacional de Ecología), Luis Rodríguez (Red
UNAM sobre cambio climático) y Edmundo de Alba (Investigación
Científica, UNAM), además del moderador Adalberto
Tejeda.
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