Año 2 • No. 77 • octubre 7 de 2002 Xalapa • Veracruz • México
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¡No! al uso de semillas transgénicas de maíz
en México
Irma Villa

* Una planta nacida de una semilla transgénica “es un insecticida viviente”:
Silvia Ribeiro
* “La relación con el maíz es directa. Defender al maíz es defender al indígena”: Ramón Vera
* Los transgénicos son “la herramienta de control que tiene un país para con otro”: Andrés Barreda
Atentar contra el maíz es atentar contra el campesino, el indígena, porque ha sido el alimento base de nuestros antepasados, además de serlo también de personas en otras latitudes, por lo que “contaminarlo con transgénicos no mejorará al grano, lo que se hace es cortar con una especie y toda su evolución para ponerla en otra”, explicó Silvia Ribeiro a los asistentes a la mesa redonda La problemática de la contaminación del maíz mexicano con variedades transgénicas.
Hablar de transgénicos en semillas es referirse a variedades manipuladas genéticamente con las que se busca contribuir a la protección del ambiente, a que éstas sean de mejor calidad y mil buenas razones más que dan sus promotores para que se dejen de sembrar los campos con las semillas nativas de maíz, soya, algodón y colza, cereales básicos en la dieta diaria de millones de familias en el mundo y de los cuales se ha venido modificando sus genomas.
Lo cierto es que –como explicaron Andrés Barreda (unam), Silvia Ribeiro (Red de Información Ambiental) y Ramón Vera (La Jornada, suplemento Ojarasca), participantes en la mesa redonda realizada el sábado 28 en la usbi– lo único que trae el uso de semillas transgénicas es el fin de los productores de estos cereales, que no tendrán más semillas nativas para cultivar sus parcelas, dado que las semillas contaminadas con trasgénicos originan una herbácea cuyos granos serán vanos, estériles, porque más que una planta es un insecticida viviente.
Amén de otras complicaciones que provocan en insectos, y aunque todavía no está plenamente probado, también afectan la salud humana, ya que el genoma del bacilus thuringiensis es igual al bacilo que provoca la mortal enfermedad conocida como Ántrax.
“La problemática de la contaminación del maíz mexicano se da porque Diconsa –reducto de lo que fue Conasupo– distribuyó semillas transgénicas a través de su 22 mil tiendas en el país. El agricultor no supo que su maíz estaba contaminado, él lo
sembró porque desde hace más de 10 mil años lo viene haciendo, porque es parte de su cosmogonía, porque la promiscuidad del maíz ha derivado en más de 16 mil variedades que han sido perfeccionadas”, coincidieron los ponentes.
Por su parte, Ramón Vera señaló que el gran problema en México es el de “equiparar formas de vida a cosas”, para enmascarar soluciones en lugar de poder verlas en forma diferente.
Dijo que el maíz se relaciona directamente con los indígenas, porque representa un tramado muy grande. Por esto, defender al maíz es defender al indígena.
¿Y qué tiene que ver esto con la problemática de la contaminación del maíz mexicano con variedades transgénicas?, se cuestionaba Vera. Pues todo, “a nivel mundial se quiere desaparecer al campesino, quieren que se dedique a otra cosa, a trabajar de obrero en las grandes maquiladoras”, pero sobretodo quieren que deje de existir, que deje su forma de vida, su cosmovisión completa, “les han cambiado hasta la manera de verse a sí mismos”.
Vera también habló del proceso de resistencia que los indígenas han venido sosteniendo desde la época de la Colonia hasta ahora, que tienen frente así a un enemigo fuerte que los podría matar de hambre, pues al no producir sus propios granos para sembrar, el autoconsumo se acabará y las cuatro grandes empresas que dominan el mercado de las semillas trasgénicas serán las únicas que posean el grano, que durante milenios les ha pertenecido a los campesinos y al cual no tienen nada que perfeccionarle.
Con otras palabras pero en el mismo tono crítico, Andrés Barreda aseguró que los transgénicos son “la herramienta de control que tiene un país para con otro”.