|
|
Nuestro
reloj biológico...
¡No! al uso de semillas transgénicas de maíz
en México
Irma Villa |
*
Una planta nacida de una semilla transgénica “es un insecticida
viviente”:
Silvia Ribeiro
* “La relación con el maíz es directa. Defender
al maíz es defender al indígena”: Ramón
Vera
* Los transgénicos son “la herramienta de control que
tiene un país para con otro”: Andrés Barreda |
|
Atentar
contra el maíz es atentar contra el campesino, el indígena,
porque ha sido el alimento base de nuestros antepasados, además
de serlo también de personas en otras latitudes, por lo que
“contaminarlo con transgénicos no mejorará al
grano, lo que se hace es cortar con una especie y toda su evolución
para ponerla en otra”, explicó Silvia Ribeiro a los
asistentes a la mesa redonda La problemática de la contaminación
del maíz mexicano con variedades transgénicas.
|
Hablar
de transgénicos en semillas es referirse a variedades manipuladas
genéticamente con las que se busca contribuir a la protección
del ambiente, a que éstas sean de mejor calidad y mil buenas
razones más que dan sus promotores para que se dejen de sembrar
los campos con las semillas nativas de maíz, soya, algodón
y colza, cereales básicos en la dieta diaria de millones
de familias en el mundo y de los cuales se ha venido modificando
sus genomas.
Lo cierto es que –como explicaron Andrés Barreda (unam),
Silvia Ribeiro (Red de Información Ambiental) y Ramón
Vera (La Jornada, suplemento Ojarasca), participantes en la mesa
redonda realizada el sábado 28 en la usbi– lo único
que trae el uso de semillas transgénicas es el fin de los
productores de estos cereales, que no tendrán más
semillas nativas para cultivar sus parcelas, dado que las semillas
contaminadas con trasgénicos originan una herbácea
cuyos granos serán vanos, estériles, porque más
que una planta es un insecticida viviente. |
 |
Amén
de otras complicaciones que provocan en insectos, y aunque todavía
no está plenamente probado, también afectan la salud
humana, ya que el genoma del bacilus thuringiensis es igual al bacilo
que provoca la mortal enfermedad conocida como Ántrax.
“La problemática de la contaminación del maíz
mexicano se da porque Diconsa –reducto de lo que fue Conasupo–
distribuyó semillas transgénicas a través de
su 22 mil tiendas en el país. El agricultor no supo que su
maíz estaba contaminado, él lo |
sembró
porque desde hace más de 10 mil años lo viene haciendo,
porque es parte de su cosmogonía, porque la promiscuidad
del maíz ha derivado en más de 16 mil variedades que
han sido perfeccionadas”, coincidieron los ponentes.
Por su parte, Ramón Vera señaló que el gran
problema en México es el de “equiparar formas de vida
a cosas”, para enmascarar soluciones en lugar de poder verlas
en forma diferente.
Dijo que el maíz se relaciona directamente con los indígenas,
porque representa un tramado muy grande. Por esto, defender al maíz
es defender al indígena.
¿Y qué tiene que ver esto con la problemática
de la contaminación del maíz mexicano con variedades
transgénicas?, se cuestionaba Vera. Pues todo, “a nivel
mundial se quiere desaparecer al campesino, quieren que se dedique
a otra cosa, a trabajar de obrero en las grandes maquiladoras”,
pero sobretodo quieren que deje de existir, que deje su forma de
vida, su cosmovisión completa, “les han cambiado hasta
la manera de verse a sí mismos”.
Vera también habló del proceso de resistencia que
los indígenas han venido sosteniendo desde la época
de la Colonia hasta ahora, que tienen frente así a un enemigo
fuerte que los podría matar de hambre, pues al no producir
sus propios granos para sembrar, el autoconsumo se acabará
y las cuatro grandes empresas que dominan el mercado de las semillas
trasgénicas serán las únicas que posean el
grano, que durante milenios les ha pertenecido a los campesinos
y al cual no tienen nada que perfeccionarle.
Con otras palabras pero en el mismo tono crítico, Andrés
Barreda aseguró que los transgénicos son “la
herramienta de control que tiene un país para con otro”. |
|
|
|
|