Año 2 • No. 77 • octubre 7 de 2002 Xalapa • Veracruz • México
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En la FILU-2002
Presentan edición del guión
cinematográfico El ángel azul
Ricardo Luna Aburto

El cine es la suma de las artes, pero también representación del mundo; cualquier película emprende un ejercicio mayor de tal posibilidad. Ese fue el escenario perfecto para que El ángel azul encontrara cabida, señalaron Daniel González Dueñas, Nelson Carro, Lorenzo Arduengo y Germán Martínez, al presentar este guión de Josef von Sternberg en el Pabellón Central del Gimnasio Universitario, sede de la II Feria Internacional del Libro Universitario.
Los críticos y conocedores del celuloide señalaron que la publicación del guión de El ángel azul por la Universidad Veracruzana representa la recuperación del texto escrito que fue el esqueleto de una de las películas más recordadas del cine alemán, y que convirtió a Marlene Dietrich en estrella.
Dicho volumen abre la posibilidad de preguntarse cómo vemos al cine de décadas pasadas y lo que significa esa carga de imágenes o signos inmersos en el mundo cotidiano.
En opinión de Daniel González Dueñas, día a día estamos sujetos a una serie de automatismo, al recorrer varios espacios que sólo miramos debido a que llegan a formar parte de la práctica cotidiana: la casa, la escuela, la oficina, el restaurante. Y en estos espacios conocidos percibimos una pequeña parte de lo que son. Si así miramos al mundo, del mismo modo veremos una película.
Este libro recupera el texto de Josef von Sternberg que fue el esqueleto de una de las películas más recordadas del cine alemán, y que convirtió a Marlene Dietrich en estrella
Así como a cada minuto se nos escapa 90 por ciento de los detalles y matices del mundo, señaló el escritor, así perdemos la contemplación de una película. No hay interés por compartir pensamientos, relacionarse con quienes viven o trabajan a nuestro alrededor o intercambiar ideas y nuevas formas de ver al mundo.
La respuesta a esto sería tomar cada elemento del mundo como un gran ejercicio para despertar nuestra mirada dormida, para ahondar en la realidad, para romper esa automaticidad de nuestros canales cotidianos.
Así, El ángel azul reúne las condiciones necesarias para hacer de su lectura una experiencia fascinante, ya que permite una mayor libertad al ver el filme. Separa cada toma y permite disfrutarla como en episodios ricamente ataviados con secuencias y planos.
Además, da pie para preguntarse qué es esta película, qué lugar tiene en la historia del cine y de la humanidad, quiénes son los actores y técnicos. Ponerse en lugar de Lola Lola y Dietrich, en el de Jennings como el profesor-basura o en el de Von Sternberg en la Alemania de 1930.
También hace poner atención en las repercusiones de la novela de Mann; cómo la experiencia del profesor Ratt se relaciona con la nuestra, al igual que en algunas tesis que soportan al argumento; porqué el mundo del cabaret parece tan seguro de sí mismo, resistente a los cambios; porqué se le llama vampiresa al estereotipo de la mujer fatal y porqué el mundo de los profesores se desmorona apenas se toca uno de sus puntos neurálgicos, como sucede con Jennings.