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En la FILU-2002
Presentan edición del guión
cinematográfico El ángel azul
Ricardo Luna Aburto |
El
cine es la suma de las artes, pero también representación
del mundo; cualquier película emprende un ejercicio mayor
de tal posibilidad. Ese fue el escenario perfecto para que El ángel
azul encontrara cabida, señalaron Daniel González
Dueñas, Nelson Carro, Lorenzo Arduengo y Germán Martínez,
al presentar este guión de Josef von Sternberg en el Pabellón
Central del Gimnasio Universitario, sede de la II Feria Internacional
del Libro Universitario.
Los críticos y conocedores del celuloide señalaron
que la publicación del guión de El ángel azul
por la Universidad Veracruzana representa la recuperación
del texto escrito que fue el esqueleto de una de las películas
más recordadas del cine alemán, y que convirtió
a Marlene Dietrich en estrella.
Dicho volumen abre la posibilidad de preguntarse cómo vemos
al cine de décadas pasadas y lo que significa esa carga de
imágenes o signos inmersos en el mundo cotidiano.
En opinión de Daniel González Dueñas, día
a día estamos sujetos a una serie de automatismo, al recorrer
varios espacios que sólo miramos debido a que llegan a formar
parte de la práctica cotidiana: la casa, la escuela, la oficina,
el restaurante. Y en estos espacios conocidos percibimos una pequeña
parte de lo que son. Si así miramos al mundo, del mismo modo
veremos una película. |
Este
libro recupera el texto de Josef von Sternberg que fue el
esqueleto de una de las películas más recordadas
del cine alemán, y que convirtió a Marlene Dietrich
en estrella |
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Así
como a cada minuto se nos escapa 90 por ciento de los detalles y
matices del mundo, señaló el escritor, así
perdemos la contemplación de una película. No hay
interés por compartir pensamientos, relacionarse con quienes
viven o trabajan a nuestro alrededor o intercambiar ideas y nuevas
formas de ver al mundo.
La respuesta a esto sería tomar cada elemento del mundo como
un gran ejercicio para despertar nuestra mirada dormida, para ahondar
en la realidad, para romper esa automaticidad de nuestros canales
cotidianos.
Así, El ángel azul reúne las condiciones necesarias
para hacer de su lectura una experiencia fascinante, ya que permite
una mayor libertad al ver el filme. Separa cada toma y permite disfrutarla
como en episodios ricamente ataviados con secuencias y planos.
Además, da pie para preguntarse qué es esta película,
qué lugar tiene en la historia del cine y de la humanidad,
quiénes son los actores y técnicos. Ponerse en lugar
de Lola Lola y Dietrich, en el de Jennings como el profesor-basura
o en el de Von Sternberg en la Alemania de 1930.
También hace poner atención en las repercusiones de
la novela de Mann; cómo la experiencia del profesor Ratt
se relaciona con la nuestra, al igual que en algunas tesis que soportan
al argumento; porqué el mundo del cabaret parece tan seguro
de sí mismo, resistente a los cambios; porqué se le
llama vampiresa al estereotipo de la mujer fatal y porqué
el mundo de los profesores se desmorona apenas se toca uno de sus
puntos neurálgicos, como sucede con Jennings. |
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