Año 2 • No. 77 • octubre 7 de 2002 Xalapa • Veracruz • México
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“Se ha generado el fenómeno de la puntitis”
Los estímulos al docente crean competencia,
simulación y doblechambismo:
Consuelo Ocampo
Ángeles González


Consuelo Ocampo analizó el programa de estímulos y el sistema de evaluación del desempeño docente de la uv (Foto: Ángeles González).
El programa de estímulos y el sistema de evaluación del desempeño docente de la uv no han logrado mejorar el trabajo académico de la casa de estudios, al contrario, se han vuelto un sistema de control burocrático y de diferenciación de los profesores, quienes responden con individualismo, competencia, simulación y duplicidad laboral, señaló Consuelo Ocampo Cano, a propósito de la tesis que presentó para obtener el grado de maestra en evaluación, la cual fue aprobada con mención honorífica por la investigación Repercusiones del programa de estímulos y la evaluación en las prácticas académicas de los profesores.
En el caso de la Unidad de Humanidades de la Universidad Veracruzana, Consuelo Ocampo asentó que, tal como están concebidos, los programas de estímulos al desempeño docente “deben desaparecer e incorporar los beneficios al salario general de los profesores; se debe restituir a los docentes el valor de la enseñanza, y generar alternativas de evaluación en las que participen las comunidades académicas, sin puntos o diferenciación de ingresos”.
Técnica académica y profesora de licenciatura y posgrado de la uv desde hace 26 años, afirmó que es necesario generar una nueva cultura de la evaluación, con la construcción democrática de criterios de calidad que sirvan de referentes para calificar el desempeño docente, ya que hasta el momento el sistema de evaluación de la uv tiene una naturaleza conductista y carece de legitimidad entre los profesores, quienes lo perciben como un mecanismo de control y sometimiento burocrático, pues necesitan documentar todas sus actividades con sellos, firmas y fechas para ganar puntos y un ingreso adicional al salario.
Detalló que para su investigación consideró a docentes y directivos de ocho facultades de la ex Unidad de Humanidades de la zona Xalapa, realizó 16 entrevistas a profundidad, además del análisis documental de planes de estudio, currículo de los entrevistados, informes de actividades por participación en el programa, normatividad y criterios de evaluación utilizados por la casa de estudios.
Ocampo Cano agregó que los criterios de evaluación son homogéneos, “como si todos los docentes debieran hacer de todo. No se contempla la diversidad de figuras académicas que existe en el ambiente universitario y que constituye la fortaleza y riqueza de la uv; no todos los docentes hacen investigación, y hay muy buenos investigadores que son pésimos docentes”.
Quien actualmente se desempeña como coordinadora del programa de tutorías para la investigación de la Maestría en Educación que ofrece la Facultad de Pedagogía, comentó que un tabulador diseñado con criterios cuantitativos y homogéneos no permite diferenciar de manera significativa los niveles de productividad y desempeño docente, además de que “se ha demostrado que las encuestas que pretenden medirlo están mediadas por circunstancias de orden extra académico, como la raza, sexo, edad, apariencia física, simpatía, así como por la pertenencia a grupos y las características de las relaciones que entablan los maestros con los estudiantes más allá de su labor académica”.
Consuelo Ocampo señaló que “se ha generado entre los profesores el fenómeno de la puntitis, la caza de puntos, el hacer sólo aquellas actividades que signifiquen puntos para la productividad y que representen el menor esfuerzo posible”.
“Hay indicios de que incluso se eleva el ausentismo de los profesores en el aula por andar buscando eventos que les den constancia y puntos, lo que repercute en el deterioro de la calidad de la enseñanza y en el nivel de aprendizaje de los alumnos.”
Otro fenómeno que se genera es la competencia vinculada a la diferencia de ingresos y a la caza y control de los recursos y espacios institucionales que les permitan acumular puntos, como el formar parte de los consejos técnicos, academias, jurados y comisiones de revisión de planes de estudio.
La simulación es otra de las repercusiones del citado programa: “Con la construcción de escenarios institucionales ficticios se han ideado estrategias para duplicar puntuación: una ponencia que se presenta con distinto título en dos o más foros o congresos que incluso se realizan en la misma fecha y hasta de norte a sur del país; o docentes que presentan materiales didácticos para ganar puntos pero que no los utilizan en el aula, o hacen una versión para trabajar con los alumnos y otra para cubrir los requisitos del programa”.
Finalmente, la duplicidad laboral o doblechambismo: si bien el objetivo de los citados programas de evaluación y estímulo al desempeño docente inicialmente se proponían lograr la exclusividad laboral esto no se cumplió, los docentes continúan con dobles plazas porque no van a renunciar a una por quedarse con un ingreso que no es seguro, que puede desaparecer, que para tenerlo debe ser evaluado y que además no repercute en sus prestaciones. “Hubo un desfasamiento entre los propósitos del programa y las reglas de ingreso y promoción académica”. Por lo que Ocampo Cano sugiere la construcción de una nueva cultura de evaluación que restituya a los profesores el valor de la actividad de enseñar.