Año 2 • No. 80 • octubre 28 de 2002 Xalapa • Veracruz • México
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Afirman en Veracruz durante el XII Seminario nacional de la Anarpies:
México: país de intolerantes
Édgar O. Fernández Serratos
Vivimos en un país en el que de cada 10 personas, cuatro no toleran diferencias étnicas, cinco no lo hacen con religiones diferentes, cinco no convivirían con diferencias políticas, seis no lo harían con una persona enferma de Sida y tres no con homosexuales. Estos datos fueron extraídos del estudio Mexicanos de los 90: encuesta nacional de actitudes y valores, realizado por la Unidad de Estudios sobre la Opinión del Instituto de Investigaciones Sociales de la unam (udeso) y que Julia Isabel Flores Dávila dio a conocer en el marco del XII Seminario de la Asociación nacional de Comunicación y Relaciones Públicas de Instituciones de Educación Superior (Anarpies).
Los jóvenes entre 18 y 30 años y las personas con mayor grado de estudios (66.2 por ciento de los encuestados) son más tolerantes con, por ejemplo, las diferencias raciales, hecho que disminuye conforme aumenta la edad, mientras que las personas sin escolaridad, para citar otro caso, son menos tolerantes con las diferencias religiosas (sólo lo hace el 16.4 por ciento) que los que cuentan con estudios universitarios (77.9 por ciento).
Entre otros datos recabados en diferentes estudios, señaló que el trámite más corrupto en México es el que tiene que ver con los automóviles y las direcciones de tránsito y que en México hay, al menos hasta el año 2000, 16 mil Organizaciones no gubernamentales –la mayoría de ellas creadas de 1990 a la fecha–, de las que el 50 por ciento se concentra en apenas cinco entidades federativas y que tienen, en promedio, una vida activa de 15 años, mientras que en los Estados Unidos, apenas en 1987, sumaban 907 mil ong.
En el seminario organizado por la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (anuies) y la Universidad Veracruzana en la usbi-Mocambo, Flores Dávila, coordinadora de la udeso, sustentó la conferencia Análisis de los fenómenos de opinión pública desde las instituciones de educación superior, donde dio a conocer algunos datos interesantes obtenidos gracias al trabajo sobre opinión pública que la Unidad bajo su coordinación ha llevado a efecto de 1999 a la fecha.
Ahí, bajo el rigor científico y metodológico que la empresa demanda, explicó, los científicos de la udeso desarrollan y adaptan métodos para crea nuevos marcos de referencia que permitan el vínculo entre quienes generan el conocimiento y las personas que podrían emplearlo, además de trabajar más allá de las encuestas de interés electoral, sino desarrollar sistemas de conocimiento, normas y valores que generan la opinión en la sociedad.
Acompañada por la también investigadora de la udeso, Ivonne Angulo Reyes, Flores Dávila se dio a la tarea de definir la opinión pública, ente maleable del que algunos, señaló, rechazan su existencia reduciéndola a lo que locutores de radio y tv dicen y que, algunos otros, continuó, quieren encontrar en los resultados de las encuestas.
La opinión pública, dijo la investigadora, está formada por los discursos colectivos, públicos y elaborados en el seno de la sociedad y constituye un estrato entre el individuo y el Estado: la vox populi entendida desde Rousseau y que la academia no acepta por ser de naturaleza opuesta a la ciencia.
Para finalizar, Flores Dávila se refirió al argumento de que las opiniones cambian rápidamente y sólo los valores permanecen como un estereotipo creado alrededor del fenómeno: las opiniones alrededor del gobierno, señaló, han sido milenariamente desfavorables por una actitud asumida que es contraria a la autoridad.
Estas actitudes, recomendó, deben ser tomadas en cuenta en el momento de hacer estudios sobre la opinión, pues es un trabajo en el que se necesita echar mano de la sociología, de la sicología y de la comunicación, entre otras disciplinas, al mismo tiempo.