Vivimos
en un país en el que de cada 10 personas, cuatro no toleran
diferencias étnicas, cinco no lo hacen con religiones diferentes,
cinco no convivirían con diferencias políticas, seis
no lo harían con una persona enferma de Sida y tres no con
homosexuales. Estos datos fueron extraídos del estudio Mexicanos
de los 90: encuesta nacional de actitudes y valores, realizado por
la Unidad de Estudios sobre la Opinión del Instituto de Investigaciones
Sociales de la unam (udeso) y que Julia Isabel Flores Dávila
dio a conocer en el marco del XII Seminario de la Asociación
nacional de Comunicación y Relaciones Públicas de
Instituciones de Educación Superior (Anarpies).
Los jóvenes entre 18 y 30 años y las personas con
mayor grado de estudios (66.2 por ciento de los encuestados) son
más tolerantes con, por ejemplo, las diferencias raciales,
hecho que disminuye conforme aumenta la edad, mientras que las personas
sin escolaridad, para citar otro caso, son menos tolerantes con
las diferencias religiosas (sólo lo hace el 16.4 por ciento)
que los que cuentan con estudios universitarios (77.9 por ciento).
Entre otros datos recabados en diferentes estudios, señaló
que el trámite más corrupto en México es el
que tiene que ver con los automóviles y las direcciones de
tránsito y que en México hay, al menos hasta el año
2000, 16 mil Organizaciones no gubernamentales –la mayoría
de ellas creadas de 1990 a la fecha–, de las que el 50 por
ciento se concentra en apenas cinco entidades federativas y que
tienen, en promedio, una vida activa de 15 años, mientras
que en los Estados Unidos, apenas en 1987, sumaban 907 mil ong.
En el seminario organizado por la Asociación Nacional de
Universidades e Instituciones de Educación Superior (anuies)
y la Universidad Veracruzana en la usbi-Mocambo, Flores Dávila,
coordinadora de la udeso, sustentó la conferencia Análisis
de los fenómenos de opinión pública desde las
instituciones de educación superior, donde dio a conocer
algunos datos interesantes obtenidos gracias al trabajo sobre opinión
pública que la Unidad bajo su coordinación ha llevado
a efecto de 1999 a la fecha.
Ahí, bajo el rigor científico y metodológico
que la empresa demanda, explicó, los científicos de
la udeso desarrollan y adaptan métodos para crea nuevos marcos
de referencia que permitan el vínculo entre quienes generan
el conocimiento y las personas que podrían emplearlo, además
de trabajar más allá de las encuestas de interés
electoral, sino desarrollar sistemas de conocimiento, normas y valores
que generan la opinión en la sociedad.
Acompañada por la también investigadora de la udeso,
Ivonne Angulo Reyes, Flores Dávila se dio a la tarea de definir
la opinión pública, ente maleable del que algunos,
señaló, rechazan su existencia reduciéndola
a lo que locutores de radio y tv dicen y que, algunos otros, continuó,
quieren encontrar en los resultados de las encuestas.
La opinión pública, dijo la investigadora, está
formada por los discursos colectivos, públicos y elaborados
en el seno de la sociedad y constituye un estrato entre el individuo
y el Estado: la vox populi entendida desde Rousseau y que la academia
no acepta por ser de naturaleza opuesta a la ciencia.
Para finalizar, Flores Dávila se refirió al argumento
de que las opiniones cambian rápidamente y sólo los
valores permanecen como un estereotipo creado alrededor del fenómeno:
las opiniones alrededor del gobierno, señaló, han
sido milenariamente desfavorables por una actitud asumida que es
contraria a la autoridad.
Estas actitudes, recomendó, deben ser tomadas en cuenta en
el momento de hacer estudios sobre la opinión, pues es un
trabajo en el que se necesita echar mano de la sociología,
de la sicología y de la comunicación, entre otras
disciplinas, al mismo tiempo.
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