Dirección
de Divulgación Artística, hizo posible la presencia
de la Orquesta Sinfónica de Xalapa y del grupo folklórico
Tlen-Huicani en lo que ha resultado un impresionante acto de cierre
de la trigésima edición de esta fiesta cultural
de alcances internacionales.
El
programa
La eficiencia artística del grupo que encabeza Alberto
de la Rosa no deja lugar a dudas. En la primera parte del programa
produjo en la audiencia un impacto difícil de describir.
Por principio, De la Rosa e Iván Velasco funcionaron como
solistas en las dos arpas en primer plano para el Huapango de
Moncayo, obra que pese a ser una suerte de “caballito de
batalla” no pierde atractivo para el gran público.
A la obra del jalisciense siguieron los arreglos sinfónicos
del enorme maestro de Naolinco, Mateo Oliva, cuya música
incursiona por vez primera en un Festival Cervantino con aplastante
aceptación popular. En el momento de iniciar la interpretación
de los sones jarochos instrumentados por Oliva, la asistencia
se calculaba discretamente en 5 mil personas.
Estos oyentes disfrutaron de verdad desde la chispeante jovialidad
presuntuosa de El jaquetón hasta las oscuras armonías
para La bruja. El maestro Mateo Oliva en grande, en aquella combinación
de talento musical y habilidades orquestadoras para moldear con
particular eficiencia la música característica de
Veracruz. De esta forma, las notas de Colás, La vieja y
La bamba resonaron por todo el centro de la colonial ciudad, con
la riqueza expresiva de su instrumentación tradicional
y el poderoso refuerzo de la Orquesta Sinfónica de Xalapa,
bajo la conducción de Enrique Patrón de Rueda.
Después de ello, las canciones de Agustín Lara.
Las voces solistas de María del Sol y Fernando de la Mora
destacaron la poética del denominado Flaco de Oro. Fueron
interpretadas Señora tentación, Piénsalo
bien, Noche de ronda, Madrid, Farolito, Saca los nardos morena,
Te vi pasar, Humo en tus ojos y un nutrido popurrí que
incluyó otros de los numerosos célebres temas. Después
vinieron los danzones, la letra y música dedicados a Granada
y Veracruz. A estas alturas, los fuegos artificiales iluminaban
la noche de Guanajuato, en un asombroso estrépito de música
y luz caída del cielo.
El concierto se extendió más allá de lo que
todos suponían. Cuando todo indicaba el final de esta jornada,
la gente decidió que no debía ser así y exigió
con aplausos y gritos las piezas de obsequio. Fueron casi tres
horas ininterrumpidas de canto, música, trova jarocha y
talento a raudales.
La gritería se hizo incontenible, con porras a Veracruz,
gritos de “¡Arriba Xalapa, cabrones!”, “¡También
Veracruz es México!” y manifestaciones de aceptación
absoluta, total, sin restricciones. A estas alturas ya nadie se
encontraba en su asiento; todos bailaban, gritaban, agitaban las
manos y cerca de 6 mil almas se hallaban de verdad inmersas en
una manifestación de un entusiasmo pocas veces observado.
La locura terminó con las canciones de José Alfredo
Jiménez para Guanajuato y las canciones típicas
que hacen alusión a este estado del centro de nuestra República.
Los
huéspedes de honor
El estado de Michoacán es el invitado de honor para el
siguiente año. Eso explica claramente porqué junto
al gobernador de Guanajuato y el presidente municipal del lugar,
Lázaro Cárdenas Batel, se mantuvo atento a los acontecimientos.
Tiene poderosas razones para ello. Es duro y pesado el paquete
que se les viene encima a los michoacanos. Será difícil
ya no digamos superar, sino igualar los aciertos dados en este
Cervantino.
La dirección del Ivec tuvo el buen tino de dar cabida a
los detalles aparentemente sin gran trascendencia, pero de enorme
significación, de aquellos que la gente agradece con sinceridad.
Más de 30 mil gardenias fueron distribuidas entre los asistentes
la noche de la clausura. Mientras Leticia Perlasca, por parte
del Ivec, y Manuel Zepeda, por la UV, saludaban y eran felicitados,
los planes y proyectos futuros se dieron en torrente.
Enrique Patrón de Rueda se muestra dispuesto a volver a
actuar con la OSX para un fin específico: grabar la música
de Mateo Oliva. Fernando de la Mora y María del Sol, felices
de actuar de nueva cuenta con el máximo organismo musical
de Veracruz. Y en medio de todo, la firme posibilidad de que la
Sinfónica de Xalapa regrese prontamente al Festival Internacional
Cervantino.