En
México la reforestación no es tan exitosa como pudiera
esperarse, ya que diversos factores inciden en su fracaso. Los incendios,
la voracidad del ganado y la competencia de la vegetación
natural son algunos de los causales, pero el más importante
es la falta de planeación exacta para saber el tipo de semillas
que debe sembrarse en el lugar a recuperar.
Acerca de este tema, Cuauhtémoc Sáenz Romero del Instituto
de Investigaciones sobre Recursos Naturales de la Universidad Michoacana
de San Nicolás de Hidalgo, dictó una ponencia en el
marco de la XXVI Reunión de Trabajo de la Comisión
Forestal para América del Norte, con sede en la uv.
El investigador expuso que se hace un desperdicio de recursos financieros
y forestales al no contar con un estudio preciso de las condiciones
que imperan en determinados tipos de suelos y climas para lograr
una reforestación exitosa y productiva.
Por ello, realiza un estudio de la variación genética
altitudinal que hay entre poblaciones de importantes pinos
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del
estado de Michoacán. “La idea es desarrollar criterios
para decidir el movimiento de semillas en programas de reforestación;
es decir, todos sabemos que la semilla local para reforestar un
sitio es la mejor porque es de una población adaptada a sus
condiciones ecológicas y climáticas”.
El problema, dijo, es cuando no se cuenta con esa semilla porque
se ha deforestado el sitio, y se tiene que conseguir una semilla
que no sea originaria del lugar a sembrar. De ahí surgen
unas interrogantes, a decir del investigador: “¿Qué
tan lejos podemos traer semillas de pinos?, ¿qué tanto
podemos subirlas o bajarlas altitudinalmente? y ¿qué
tanto podemos moverlas longitudinalmente?”
Estas son preguntas difíciles de contestar, y la única
manera de resolverlas es a través de la generación
de ensayos de procedencias y progenies “que den la posibilidad
de estimar esta diferenciación genética para darle
criterios a la Comisión Nacional Forestal y propiamente a
la Comisión Forestal de Michoacán para que puedan
tomar decisiones más adecuadas con la finalidad de plantar
semilla de sitios donde el potencial genético de crecimiento
es tal que le va permitir a la planta sobrevivir en el sitio de
reforestación”. Todo ello redundaría en el incremento
de la sobrevivencia y crecimiento de las zonas a reforestar.
Cuauhtémoc Sáenz afirmó que en el país
se realiza un esfuerzo muy importante en el tema de la reforestación,
lo cual se ve reflejado en cifras. Por ejemplo, el Programa Nacional
de Reforestación ha contemplado trabajos en 200 mil hectáreas,
mientras que el Programa Nacional de Plantaciones Comerciales ha
dispuesto poco más de 90 mil. Es así que estamos hablando
de cerca de 300 mil hectáreas anuales.
A pesar de que los números puedan parecer halagüeños,
la sobrevivencia es muy pobre debido a varios factores. Por ejemplo,
al no darle el mantenimiento adecuado, al daño por ganado,
por incendios y por la competencia de vegetación natural,
aunque el principal es que a veces no se seleccionan las especies
y las procedencias adecuadas.
Sin embargo, la negligencia no es la principal causa de estos problemas,
sino la falta de planeación. Y este aspecto se debe a que
no se tiene conocimiento de las características adecuadas.
Es por ello que “estamos tratando de llenar este hueco de
conocimiento al generar información científica que
pueda transferirse en información técnica y, de esta
forma, hacer una guía que le diga al encargado del programa
de reforestación: “si no tienes semilla local, tú
puedes traer semilla de esta distancia altitudinal o de otro criterio
geográfico”, apuntó Sáenz Romero.
El investigador realizó su licenciatura en Biología
en la Universidad Autónoma Metropolitana, una maestría
en la Universidad Autónoma de Chapingo y un doctorado en
la Universidad de Wisconsin, EU. |