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Luz Ma. Cayetano Trinidad (Facultad de Biología) |
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Las
plagas de los cultivos han estado presentes en la historia del mundo
agrícola, y se han convertido en una causa más de
considerables pérdidas económicas para los agricultores.
Su constante aumento en número, capacidad de daño
y resistencias ha provocado una lucha constante con el hombre, pues
éste, para erradicarlas y obtener mejores cosechas, ha utilizado
diversas técnicas de control, entre las que destacan los
plaguicidas, que por su alta toxicidad acaban no sólo con
la plaga, sino también con todo organismo benéfico
que se encuentre alrededor de ésta, provocando un desequilibrio
de las cadenas alimenticias establecidas en la naturaleza.
Si bien es cierto que los plaguicidas brindan una respuesta inmediata,
también es cierto que su uso constante e indiscriminado contribuye
al deterioro ambiental provocando contaminación del suelo,
agua, aire, frutos, aumento de los costos de producción,
pero, sobre todo, efectos perjudiciales en la salud humana a corto
y mediano plazos.
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Por
estas y otras razones es necesario implementar métodos de
control más eficaces y menos nocivos que permitan disminuir
la aplicación de productos químicos, y lograr un control
permanente de las plagas que redunde en menores costos.
Así pues, uno de estos métodos es la aplicación
del “Control biológico a través de insectos
parasitoides”, que por cumplir con los requerimientos anteriores
se han utilizado con gran efectividad para el control de plagas
provocadas principalmente por insectos.
La aplicación de este control consiste en introducir al cultivo
un número considerable de insectos parasitoides de la misma
especie que tengan pronta reproducción y sean enemigos naturales
específicos de las plagas, es decir, que ataquen sólo
a éstas, pues únicamente así se logrará
la regulación de la población dañina.
De los insectos utilizados actualmente para el control biológico
destaca el uso de algunas familias de moscas, mosquitos y avispas.
Éstas últimas tienen una alta capacidad de control
contra larvas y huevecillos de palomillas, las cuales afectan cultivos
de maíz, caña de azúcar, hortalizas, entre
otros.
Es importante mencionar que la gran mayoría de insectos parasitoides
utilizados en México son introducidos de lugares lejanos
como Pakistán y reproducidos en nuestro país. Ésta
es una de las actividades que realiza el Centro Regional de Estudios
y Reproducción de Organismos Benéficos (CREROB), sede
Xalapa, al reproducir la avispa Trichogramma spp. que parasita a
varios insectos como el gusano cogollero, el gusano soldado, el
gusano falso medidor, trozador, barrenador del tallo, y otros, que
son plagas de cultivos de la región, pero también
de algunos otros estados del país.
La problemática actual en México respecto a efectos
nocivos de plagas es sin duda alarmante, pues éstas se han
incrementado a través de los últimos años,
trayendo como consecuencia una crisis alimentaria que deteriora
el nivel de vida de quienes dependen de la agricultura.
Por tanto, el aprovechamiento de métodos de control a través
de medios biológicos, en particular de los insectos parasitoides,
deben ser considerados y aplicados, ya que bien vale la pena garantizar
una mejor calidad de los productos que consumimos, asegurar la producción
de los cultivos, pero sobre todo disminuir la acumulación
de residuos tóxicos que tanto daño causan a la vida
de los habitantes de este planeta. Comentarios y sugerencias: zulmacy@hotmail.com |
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