Año 2 • No. 83 • noviembre 18 de 2002 Xalapa • Veracruz • México
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Relaciones Gobierno-Prensa
Mónica Acastenco Aragón (Facultad de Ciencias de la Comunicación)
A partir del 2 de julio de 2000, el pueblo de México dio paso a una “Democracia” que levantó el ánimo de quienes confían en el “cambio”, mientras en los sectores de izquierda causó inconformidad e hirió el orgullo de los arraigados al esquema priísta.
Como toda transición surgieron “cambios”, nuevos esquemas políticos, ideologías, reformas y planes estratégicos cuya pretensión es ganar mayor número de adeptos, de los cuales es importante resaltar la Ley de Acceso a la Información.
¿Qué tan benéfica ha resultado la relación gobierno-prensa?
En 1992, el entonces director del semanario Proceso, Rafael Rodríguez Castañeda la describía como “insana, mezcla de intereses económicos y políticos, utilizando a los medios como instrumentos de presión ante un público que lo mismo desconfiaba de la prensa como del gobierno”.
En medio de la “algarabía de la epopeya del 2 de julio”, como la llama el periodista Ricardo Rocha, era fácil suponer que las relaciones gobierno-prensa mejorarían.
Es así como se informó la desaparición de La Ley Mordaza y se le dio verdadera libertad de expresión a los medios de comunicación, hasta poder acceder a la información presidencial e incluso ponerse en contacto con la vida íntima del Presidente de la República.
Esto pareció ya no gustarle del todo a Vicente Fox. La intensidad de las críticas a través de algunos medios impresos se han convertido en un asunto incómodo para el Presidente, a tal grado que declaró no leer más los periódicos, por considerar ficticia la información que dan sobre la situación del país.
Tanto al pueblo mexicano, como a Vicente Fox, no conviene una prensa sumisa, llena de alardes y sólo de logros positivos del gobierno, porque la diversidad de opinión y la crítica es la que hace
el verdadero “ cambio”. El Presidente debería tomar en cuenta esto, porque al pueblo no le
conviene un gobernante desinformado.
Su política, desde el principio, hizo un llamado a la apertura de los medios de comunicación, quiso convertirse en el centro de ellos, lógicamente lo hizo por el simple hecho de llegar a la presidencia, parecía verdaderamente interesado a formar parte de ellos. Un ejemplo es el programa de radio “Fox en vivo, Fox contigo”.
Sin embargo, no todo es culpa del Presidente, pues la política de comunicación foxista ha sido un desastre, lleva poco más de año y medio en la presidencia con tres directores de Comunicación Social, de los cuales ninguno le ha generado la confianza necesaria para enfrentar con avidez los reclamos de los medios de comunicación.
El Vicente Fox carismático y lleno de promesas esperanzadoras se ha convertido en un Presidente que ha ido perdiendo la chispa y se ha negado a escuchar la crítica; la situación por la que atraviesa el país no es fácil, eso es comprensible, pero tampoco es justo culpar a los medios de comunicación de tergiversar la información y echar por la borda los beneficios que han surgido en el presente gobierno. El público atento a los medios de comunicación cada vez se vuelve más crítico, rencoroso ante el viejo gobierno y alerta al actual régimen foxista.
Tal vez al Presidente Fox le convendría hacer un autoanálisis, una autocrítica de su gobierno, poner en balanza sus aciertos y errores tomando en cuenta los deseos de cada mexicano, incluso quienes están en su contra, y quienes siguen anhelando “el verdadero cambio”, creo que ahí encontraría el motivo del descontento. (acastenco@latinmail.com)