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Las
esculturas sebastianas se han fusionado con una ciudad llena de
forma y color, modificando el paisaje, creando un contraste con
los viejos edificios que aún quedan en la ciudad, conformando
una síntesis histórica y temporal.
Sebastián, escultor reconocido mundialmente por su obra monumental
y la modernidad de sus creaciones, nace en Ciudad Camargo, en el
estado de Chihuahua, en 1947, bajo el nombre de Enrique Carvajal.
Fue en 1964, con tan solo diecisiete años de edad, cuando
se trasladó a la Ciudad de México para iniciar sus
estudios de arte en la Academia de San Carlos de la unam. Un año
después obtuvo el primer premio en el Concurso Anual de la
Escuela Nacional de Artes Plásticas de la unam, y adopta
el seudónimo de Sebastián.
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Su
primera exposición individual la realizó en 1968,
en el Museo de Ciudad Juárez, y en 1970 forma parte del Salón
Independiente, con una ambientación hecha con papel periódico
y desplegables de cartón. Otro dato importante dentro de
su trayectoria es la realización de su primera obra monumental
urbana, “Construcción” –un mural de cuatro
metros–, en 1974 para el Colegio de Ingenieros de la ciudad
de México.
Sebastián también ha realizado obras pictóricas,
cerámica, y es diseñador de sillas; así mismo
su producción escultórica abarca lo mismo el pequeño
formato que el de tamaño mediano y la escultura monumental
urbana.
Cuando Sebastián llegó a la capital mexicana, la escultura
abstracta no tenía una presencia importante, ni se había
definido una nueva escuela mexicana de escultura, que se mantuviera
aparte de la corriente nacionalista.
Sebastián fue influido por toda una serie de tendencias estéticas
que redefinían el panorama de las artes plásticas
– el op art, el minimal art, arte cinético, etc.–,
y mientras estudiaba en la enap-San Carlos, el escultor se interesó
por el estudio de la geometría, la topología y la
cristalogía, situación que lo llevó a descubrir
las posibilidades tridimensionales del papel y el cartón,
relacionando desde ese momento su obra al mundo de las ciencias.
La producción escultórica de Sebastián se rige
por los principios de la geometría. A partir de esto, crea
objetos tridimensionales racionales y modernos que poseen un perfecto
sentido del equilibrio. Algunas de las características importantes
de sus piezas son el ritmo y el movimiento; éste último,
fundamental en sus esculturas articuladas.
Las superficies de las piezas de Sebastián son de colores
brillantes e intensos, y en ellas la sencillez es sólo aparente,
pues detrás de estas creaciones hay un razonamiento intelectual
y un proceso imaginativo complejo, determinado por ideas científicas.
Desde los años setenta, Sebastián ha orientado gran
parte de su trabajo al diseño y creación de la escultura
urbana, obras que ya había realizado junto con el grupo “GuCaDiGoSe”,
del que formó parte.
Las obras monumentales de Sebastián se imponen ante el espectador
mediante la fuerza de su forma y la pureza del color. Así,
forman parte de la vida cotidiana de la ciudad y, al mismo tiempo,
definen un espacio y lo convierten en un punto de referencia.
Sebastián es, en pocas palabras, un escultor definido por
el movimiento de las estructuras, las toneladas de metal, la aplicación
de galones y galones de pintura, coordinación, inventiva,
y muchas cosas más que se requieren para producir piezas
de tales dimensiones como las acostumbradas por este maravilloso
escultor, sin dejar de mencionar su capacidad de raciocinio, creatividad
y genialidad para crearla. De Chihuahua para todo el mundo es la
obra del gran escultor Sebastián.
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