Año 2 • No. 83 • noviembre 18 de 2002 Xalapa • Veracruz • México
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XLV años de historia antropológica en la UV
Reconocen el legado de Aguirre Beltrán
en la Facultad de Antropología
Edith Escalón Portilla


Carlo Antonio Castro firma una de sus fotografías en la exposición montada con motivo del aniversario de la Facultad de Antropología

Al hacer un recuento de lo que han sido 45 años de trabajo antropológico en Xalapa, ex directores de la Facultad de Antropología de la uv reconocieron la invaluable labor de Gonzalo Aguirre Beltrán como uno de los pilares en esta disciplina.
Carlo Antonio Castro, destacado académico y lingüista, quien dirigió esta dependencia de 1959 a 1963, dijo que en este recuento histórico de la institución debe encomiarse la magnífica herencia antropológica legada por el médico nacido a principios de siglo XX, que fue, sin lugar a dudas, el impulsor de la investigación antropológica en la Universidad Veracruzana.

Entre sus méritos, destacó una amplia obra publicada, sus estudios de etnohistoria de la población negra en México, además de las amplias bibliografías plurilingües que conforman un legado invaluable de quien fuera pilar del Instituto Nacional Indigenista (INI) y miembro del patronato inicial de Ivec.
Por su parte, Alfonso Gorbea Soto, integrante de la primera generación de la Facultad de Antropología y primer director egresado de la misma, recordó cómo la trayectoria de la antropología en Xalapa se ha consolidado en 45 años, y cómo gracias al apoyo decidido de Gonzalo Aguirre Beltrán, quien puso como condición para aceptar la Rectoría universitaria, fundar la escuela de antropología en la UV, el estudio de esta disciplina se proyectó nacional e internacionalmente.
Analizó también los cambios de una dependencia que cuenta con casi medio siglo de vida: “Lo que la escuela tenía como base cuando recién se fundó fue un sistema muy próximo a la política indigenista, la tendencia era abrir el campo al desarrollo de las comunidades operando cambios socioeconómicos”.
De alguna forma, tales modificaciones –dijo– iban a ventilar las necesidades en los grupos populares marginados, entre los que se encontraban no únicamente los indígenas, sino también la población de la suburbia, es decir, de todas aquellas comunidades donde se establecían los cánones para poder interpretar la situación real de gente desvalida en sus preconcepciones de la vida contemporánea y moderna.
Como miembro de la primera generación, reconoció que los maestros que ofrecían formación en los primeros años fueron parte del pilar robusto y fuerte de la antropología veracruzana: “De hecho, llegó un momento en que realmente la escuela de antropología en Veracruz era la competidora de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), y eso significó un gran logro”.
Igual recordó cómo la tendencia de la juventud perteneciente a la Facultad de Antropología de 1967 a 1971 estaba encaminada a impulsar cambios socioeconómicos de las sociedades marginadas, y cómo fue objeto de la revancha gubernamental y política que pugnó por desaparecer del pensamiento universitario todo lo relativo a la filosofía, las letras, la antropología y la historia. “Afortunadamente no sucedió así, y el sistema persistió haciéndose cada vez más fuerte y mejor, convirtiéndose después en una dependencia universitaria como lo es ahora”.
David López Cordeña, otro de los exdirectores de la facultad, coincidió con sus predecesores al señalar que fue gracias a personajes como Aguirre Beltrán que la antropología en Xalapa se consolidó como disciplina de estudio, originándose corrientes de pensamiento como las que a él le tocaron vivir: “A mediados de los 80 la facultad pasó de ser una escuela que formaba básicamente cuadros para la antropología aplicada, y de manera especial para la labor del ini, a ser una con clara perspectiva marxista-leninista”.
Esto, aunado al movimiento democrático de humanidades que surgió a finales de los ochenta, permitió que hablar de antropología en esos años fuera referirse a un paradigma filosófico-político guiado por las obras de Marx y Engels, y con muy pocas alternativas.
Ante un auditorio en el que se presentaron alumnos y ex alumnos, académicos e investigadores, los participantes coincidieron en que los mejores investigadores y los mejores conocimientos se logran gracias al trabajo de campo.
La mesa redonda fue parte del X Foro Anual de Docencia, Investigación, Extensión y Difusión de la Facultad de Antropología de la UV.