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Urgente, mejorar la formación
de arquitectos y conservacionistas
Alma Espinosa Arroyo |
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Si
deseamos preservar la rica herencia cultural del Gran Caribe, una
de las acciones que se debemos tomar en el corto plazo es la mejora
de los programas académicos tanto de arquitectos como de
conservacionistas, estimó la académica puertorriqueña
Doris Maza durante su reciente visita ala ciudad de Xalapa.
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Al
dictar la conferencia “Peligros y riesgos característicos
de la herencia cultural en la zona insular del Caribe” en
el Tercer Encuentro Internacional de Carimos, donde especialistas
de diversas partes del mundo se reunieron para discutir acerca del
Plan del Gran Caribe para los Monumentos y Sitios, Doris Maza enfatizó
que cada día es más difícil realizar estudios
y divulgar, proteger y conservar el patrimonio histórico
construido.
Los proyectos de restauración y reutilización son
cada vez más difíciles de financiar y de ejecutar,
por desgracia, subrayó, gran cantidad de edificios patrimoniales
se pierden mucho antes de poder ser identificados y documentados;
“nuestras armas de defensa del patrimonio se están
quedando cortas ante los aspectos culturales de la globalización
y del mal llamado desarrollo y progreso. Casi podríamos decir
que nuestra batalla está perdida”.
Sin embargo, reflexionó, esta reunión de profesionales
de todo el Gran Caribe “demuestra que todavía tenemos
esperanzas, aún somos soñadores. Creemos en la educación
como un arma de batalla efectiva y estamos aquí porque todavía
hay voluntad, creatividad y entusiasmo para proponer nuevas soluciones
a los problemas que todos conocemos”. |
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La
ponente, quien tiene una maestría en Conservación,
consideró necesario que se identifiquen aquellos peligros
y riesgos que pudieran ser minimizados por los arquitectos y conservacionistas
profesionales. Por ello es esencial incentivar la formación
académica para que la conservación del patrimonio
sea más efectiva.
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Doris
Meza llamó a que se ponga mayor énfasis en el estudio
de los riesgos que se corren cuando el patrimonio se vuelve vulnerable,
razón por la cual hay que conocer todos los materiales que
sostienen la construcción y los fenómenos climáticos
de la región.
“Como profesionales de la arquitectura y la conservación
del patrimonio debemos conocer muy bien cómo funcionan fenómenos
naturales en nuestra región no para convertirnos en meteorólogos,
sino para proponer medidas específicas de investigación
y recuperación de los daños”.
Es por ello que el patrimonio puede ser menos vulnerable ante los
efectos de los fenómenos naturales si, además de entender
la metodología constructiva que es básica, también
se sabe el comportamiento y los efectos de estos fenómenos.
La ponente reconoció que es triste ver modificado a un edificio
con una gran riqueza cultural, por la ignorancia de las personas
que al tratar de resguardarlo de los fenómenos naturales
sólo estropean su arquitectura. De ahí que los desastres
mayores sean causados por manos humanas.
“Con esto lo que se prueba es que las medidas de prevención
y protección del patrimonio no pueden ser improvisadas y
dejarse en manos no cualificadas. Requieren estudio, análisis
y diseño, por lo que las medidas de prevención también
deben incluirse en los planes de estudio”.
Finalmente, dijo que como grupo profesional pueden aportar medidas
de mitigación adecuadas para el patrimonio. “Como conservacionistas,
debemos estar capacitados para proponer y elaborar planes de preparación
y prevención de los daños. Es un reto construir un
sistema de protección efectivo y arquitectónicamente
adecuado para el carácter particular de los edificios patrimoniales”. |
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