Año 2 • No. 84 • noviembre 25 de 2002 Xalapa • Veracruz • México
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Urgente, mejorar la formación
de arquitectos y conservacionistas
Alma Espinosa Arroyo
Si deseamos preservar la rica herencia cultural del Gran Caribe, una de las acciones que se debemos tomar en el corto plazo es la mejora de los programas académicos tanto de arquitectos como de conservacionistas, estimó la académica puertorriqueña Doris Maza durante su reciente visita ala ciudad de Xalapa.
Al dictar la conferencia “Peligros y riesgos característicos de la herencia cultural en la zona insular del Caribe” en el Tercer Encuentro Internacional de Carimos, donde especialistas de diversas partes del mundo se reunieron para discutir acerca del Plan del Gran Caribe para los Monumentos y Sitios, Doris Maza enfatizó que cada día es más difícil realizar estudios y divulgar, proteger y conservar el patrimonio histórico construido.

Los proyectos de restauración y reutilización son cada vez más difíciles de financiar y de ejecutar, por desgracia, subrayó, gran cantidad de edificios patrimoniales se pierden mucho antes de poder ser identificados y documentados; “nuestras armas de defensa del patrimonio se están quedando cortas ante los aspectos culturales de la globalización y del mal llamado desarrollo y progreso. Casi podríamos decir que nuestra batalla está perdida”.

Sin embargo, reflexionó, esta reunión de profesionales de todo el Gran Caribe “demuestra que todavía tenemos esperanzas, aún somos soñadores. Creemos en la educación como un arma de batalla efectiva y estamos aquí porque todavía hay voluntad, creatividad y entusiasmo para proponer nuevas soluciones a los problemas que todos conocemos”.
La ponente, quien tiene una maestría en Conservación, consideró necesario que se identifiquen aquellos peligros y riesgos que pudieran ser minimizados por los arquitectos y conservacionistas profesionales. Por ello es esencial incentivar la formación académica para que la conservación del patrimonio sea más efectiva.
Doris Meza llamó a que se ponga mayor énfasis en el estudio de los riesgos que se corren cuando el patrimonio se vuelve vulnerable, razón por la cual hay que conocer todos los materiales que sostienen la construcción y los fenómenos climáticos de la región.

“Como profesionales de la arquitectura y la conservación del patrimonio debemos conocer muy bien cómo funcionan fenómenos naturales en nuestra región no para convertirnos en meteorólogos, sino para proponer medidas específicas de investigación y recuperación de los daños”.

Es por ello que el patrimonio puede ser menos vulnerable ante los efectos de los fenómenos naturales si, además de entender la metodología constructiva que es básica, también se sabe el comportamiento y los efectos de estos fenómenos.
La ponente reconoció que es triste ver modificado a un edificio con una gran riqueza cultural, por la ignorancia de las personas que al tratar de resguardarlo de los fenómenos naturales sólo estropean su arquitectura. De ahí que los desastres mayores sean causados por manos humanas.

“Con esto lo que se prueba es que las medidas de prevención y protección del patrimonio no pueden ser improvisadas y dejarse en manos no cualificadas. Requieren estudio, análisis y diseño, por lo que las medidas de prevención también deben incluirse en los planes de estudio”.

Finalmente, dijo que como grupo profesional pueden aportar medidas de mitigación adecuadas para el patrimonio. “Como conservacionistas, debemos estar capacitados para proponer y elaborar planes de preparación y prevención de los daños. Es un reto construir un sistema de protección efectivo y arquitectónicamente adecuado para el carácter particular de los edificios patrimoniales”.