Año 2 • No. 84 • noviembre 25 de 2002 Xalapa • Veracruz • México
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El consumo de tabaco,
un problema de salud pública
Édgar O. Fernández Serratos
En México hay 13 millones de personas que fuman, de ellas un millón consume una cajetilla al día, diariamente se reportan 122 muertes por enfermedades relacionadas directamente con el consumo del tabaco y 100 mil personas cada año se inician en tal hábito, según datos revelados por la Encuesta
Nacional de Adicciones (ENA) de 1998, y que Rafael Velasco Fernández, investigador de la Universidad Veracruzana citó al sustentar la conferencia “El tabaquismo y la salud” en el auditorio de la Facultad de Contaduría y Administración de Xalapa.

Este es un problema de salud pública, aseguró, pues la estadística advierte que en las décadas siguientes se espera un aumento de carácter epidémico en el número de incapacidades y muertes originadas por el consumo del tabaco, lo cual significaría un incremento en la carga de los sistemas de salud, que de por sí comprenden un alto costo (atender un infarto en un instituto de salud pública cuesta 60 mil pesos aproximadamente).
Se espera un aumento en el número de incapacidades y muertes originadas por el consumo del tabaco en las próximas décadas y un incremento en la carga de los sistemas de salud: Rafael Velasco Fernández
En la comunidad de la UV, el panorama de los fumadores comprende un 60.10 por ciento de varones y 39.90 por ciento de mujeres, concentrados en mayor número dentro del área Académica de Artes, y se incluye a un 70.14 por ciento que ha fumado un cigarrillo al menos una vez, continuó Velasco Fernández, al mencionar datos de un estudio realizado con la intención de armar programas de prevención dentro de esta casa de estudios.
Velasco Fernández, reconocido académico por sus aportes a los campos de la psiquiatría, las adicciones y la educación superior del país –que recientemente le valieron el Premio de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES)–, al advertir sobre la necesidad de armar una correcta enunciación de tabaquismo, recurrió a la definición que propone la Organización Mundial para la Salud (una adicción a la nicotina) y que lo ubica dentro de los trastornos de la personalidad provocado por el consumo de sustancias químicas, como la nicotina.

El tabaco, señaló, también ocasiona farmacodependencia, que se define como un estado psicofísico causado por la interacción entre el organismo y el fármaco que modifica el comportamiento y comprende un impulso por consumir la sustancia.

Al fumar un cigarrillo, dijo Velasco Fernández, se inhalan más de cuatro mil 700 componentes. De ellos, los más conocidos son los alquitranes –agentes cancerígenos–, el monóxido de carbono (responsable de daños hemáticos y vasculares) y la nicotina –agente adictivo– que, una vez consumidos con regularidad y cuando se pretenden dejarlos, hace que aparezca el síndrome de abstinencia: disconfot hasta por varios días, ansia por consumir, irascibilidad, dificultades de concentración, inquietud y, en algunos casos, hasta depresión.
Rafael Velasco Fernández, reciente Premio ANUIES-2002, dictó la conferencia “El tabaquismo y la salud” en la Facultad de Contaduría y Administración-Xalapa
La nicotina en el corto plazo disminuye la somnolencia, aumenta la concentración y provoca relajación y tranquilidad, causa cambios en el tono muscular, un incremento en la salivación y disminuye los movimientos gástricos, mientras que en el largo puede originar cáncer en el pulmón, boca, faringe, laringe, esófago, vejiga, páncreas, útero y riñón, así como infarto al miocardio y otras cardiopatías, pérdida de la agudeza auditiva, además de que las muertes por complicaciones a causa del tabaco suman tres millones y medio al año en todo el mundo, si bien parece que los fumadores padecen menos la enfermedad de Parkinson.

Para finalizar, Velasco Fernández recordó que en los países en desarrollo, donde la publicidad de tabaco está prohibida o regulada, hay una tendencia a disminuir su consumo entre la población, y causa de que los empresarios del tabaco volteen a los países en vías de desarrollo, donde concentran su publicidad, generalmente dirigida a los jóvenes.