Año 2 • No. 85 • diciembre 2 de 2002 Xalapa • Veracruz • México
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Y la medicina natural...¿dónde está?
Marisol Martínez Bello

Por un momento, imagínate en esta situación: una tarde, un terrible dolor de cabeza aqueja tu existencia, no tienes una aspirina ni el dinero suficiente para adquirirla, ¿qué haces?, seguramente soportar el dolor hasta que éste se pierda en la inmensidad del tiempo; sin embargo, existe una alternativa.

Verás, nuestros antiguos mexicanos, se servían de toda clase de plantas para curar
distintas enfermedades y padecimientos, preparaban pócimas, té, ungüentos, brebajes y un sin fin de remedios que aliviaban desde un dolor de cabeza hasta las hemorroides, todo esto a través de la gran pasión que tenían por la observación de la naturaleza, desarrollando incluso su propio sistema de nombres, y muy probablemente pinturas de identificación de las plantas, así, heredaban los conocimientos a sus descendientes mediante la educación.

Posteriormente, la historia dio paso a la conquista Española, y es aquí cuando al imponer una nueva cultura se pierde gran parte de este acervo, pues este tipo de medicina llegó a ser calificada como demoníaca; sin embargo, años más tarde se dieron cuenta de su error y algunos frailes de la época, como Fray Bernardino de Sahagún, iniciaron la tarea de realizar recopilaciones, por medio de códices, en los que se incluyen y describen algunas plantas con sus nombres propios de la lengua, los usos y preparaciones según el mal específico a remediar.
La otra gran parte de la información, increíblemente, ha sido conservada hasta nuestros días y de viva voz por grupos étnicos donde aún aplican este tipo de “medicina natural”, y de los que seguramente habrá mucho que aprender; así surge la etnobotánica como una disciplina de estudio, cuyo objetivo es el conocimiento de la flora y los usos que le dan los diferentes grupos indígenas.

Actualmente la “medicina natural” constituye una alternativa de cura a muchos males, pues se trata de productos naturales y de bajo costo.  Desde hace muchísimo tiempo los curanderos han ocupado distintas especies de plantas como analgésicos, antibióticos, diuréticos, para curar males como la tos, afecciones cardiacas y nerviosas, vitamínicos, laxantes, astringentes,
desparasitantes; y últimamente en la cura de la diabetes, el alto colesterol y la regulación de peso corporal. Algunos de éstos usos han llamado la atención de los médicos, quienes han comenzado a investigar cuáles son los principios activos que realizan el efecto de cura en las personas, con un interés preferencial por las plantas que al parecer curan úlceras y distintos tipos de cáncer, sin obtener resultados confiables hasta ahora.

El conocimiento no se ha limitado a los grupos étnicos aislados, también nuestros abuelos conservan los llamados “remedios caseros”,  heredados de sus padres y generalmente elaborados con plantas de muy fácil acceso, así, la próxima vez que te duela la cabeza pregunta a los ancianitos, seguramente te darán una buena solución.

Comentarios: marybello@terra.com
Colaboradoras: Mariana Báez Ponce, Marisol Martínez
y Ana E. del Ribero