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La obra trascendente es la que
se disfruta: Mariana Villanueva
Gina
Sotelo Ríos |
![](images/violin-2.gif)
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La
música, al ser obra artística, cae en la subjetividad.
¿Quién decide lo que es bello o importante en el arte?;
tal vez la respuesta está en el gusto de quien de manera
individual la aprecia. Dichas interrogantes fueron debatidas en
la mesa redonda “La obra musical trascendente”, que
se llevó a cabo la semana pasada en la sala de videoconferencias
de la USBI- |
Xalapa,
como parte de las actividades de la II Semana del Músico.
Mariana Villanueva dijo que la palabra trascendente, al ser vasta,
es difícil de definir, sin embargo, su concepto tiene que
ver con la verdad. En su opinión, la obra musical trascendente
se relaciona con ciertas verdades fundamentales para el ser humano
y que han permanecido a lo largo de toda su historia: “La
obra trascendente las saca a flote”. Según Villanueva,
su belleza es una verdad, apoyándose en Platón: la
belleza siempre será el resplandor de la verdad. |
Habló
también de las similitudes entre una obra de Van Gogh y un
concierto de Mozart, en apariencia disímiles, y cuya belleza
–término que citó como relativo– las hace
trascendentes. “Lo que unifica estas obras es que están
diciendo un tipo de verdad importante para el ser humano; ahí
reside su belleza”.
Todos los hombres tienen ciertos condicionamientos y verdades universales
que comparten con los demás y con sus ancestros. Podemos
llegar a escuchar una obra de la que tal vez no tenemos todos los
elementos para apreciarla en todo su valor, pero el fundamento lo
captamos: “Eso hace posible que un chino, mexicano, culto
o iletrado aprecie una misma obra porque lo fundamental se trae
dentro”. |
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Mariana Villanueva. |
Emil
Awad, coordinador de la maestría en Música de la UV,
enfocó su ponencia no a describir qué elementos debe
tener una obra para ser trascendente, sino al proceso que lleva
la música para el oyente y cuál es su parte en la
recepción de una obra, “lo que está en directa
relación con la trascendencia porque, finalmente, como oyentes
somos los que vamos dejando que una obra perdure o la dejamos de
escuchar”.
Al hablar sobre la inteligencia musical, una habilidad con que nacen
los compositores, se refirió también a algunos problemas
que impiden la recepción adecuada de una obra, del lugar
donde quedan las emociones y porqué una obra nos gusta más
que otras y unas nos hacen sentir y otras no. |
Al
respecto, mencionó que “el asunto de las emociones
es muy delicado porque nosotros tenemos emociones distintas para
cada conocimiento; cuando la obra es muy nueva, los sentimientos
que evoca en nosotros son desconocidos”. Hay personas que
se basan de manera muy visceral en sus sentimientos y, si no reconocen
ningún sentimiento, pueden asumir que la obra no les gusta,
en lugar de disfrutar o tratar de entender lo nuevo que han recibido.
“Yo creo que acudir a una sala de conciertos no es ir a buscar
entretenimiento, sino el enriquecimiento” dijo el docente,
quien hizo un doctorado en Harvard. |
![](images/Mariana2.gif)
Emil Awad. |
Ricardo
Miranda, jefe de la especialidad en Musicología de la maestría
en Música, abordó las paradojas que hay en Sobre las
olas, de Juventino Rosas, quizá la pieza musical más
trascendente en México, ya que se toca en todo el mundo.
“Rosas no asistió a la escuela ni al conservatorio
y jamás se hubiera aceptado en la Facultad de Música.
Fue un violinista menor y poco sobresaliente, pero el gusto generacional
determina su trascendencia”.
Para el docente e investigador, todo lo trascendente en nuestras
vidas se da porque para cada uno de nosotros tiene un significado,
como sucede con la música.
Las actividades de la II Semana del Músico, además
de mesas redondas y conferencias, incluyeron conciertos y recitales.
La organización corrió a cargo de los estudiantes
de la Facultad de Música. |
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