Año 2 • No. 85 • diciembre 2 de 2002 Xalapa • Veracruz • México
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Emma Cuéllar de la Torre

Uno de los más importantes pintores mexicanos, así como uno de los más famosos muralistas de nuestro país, junto a Diego Rivera y José Clemente Orozco; y de los tres el más activo en cuanto a política se refiere, fue David Alfaro Siqueiros.

Siqueiros nació en el estado de Chihuahua el 29 de diciembre de 1896 y murió en la ciudad de Cuernavaca, Morelos, en 1974; se formó en la Escuela Nacional de Bellas Artes y en la escuela de Santa Anita de la Ciudad de México, participando desde sus inicios como pintor en el renacimiento de la pintura al fresco, técnica efectuada por
todo el movimiento muralista, el cual se encuentra plasmado generalmente en muros pertenecientes a edificios públicos.

Una de sus primeras y más reconocidas participaciones políticas fue en la huelga de estudiantes de la Academia de San Carlos en 1911; también participó en la Revolución mexicana, razón por la cual se le conoce con el sobrenombre de “El Coronelazo”.

En su primer viaje a Europa entabló fuertes relaciones con los movimientos de vanguardia, y en Barcelona, en 1921, publicó los Tres llamamientos de orientación actual a los pintores y escultores de la nueva generación americana, un manifiesto que pretendía entablar las bases para la creación de un arte heroico y público, a partir de los movimientos europeos modernos pero apoyándose en una tradición precolombina y vernácula, propia de México y de los países latinoamericanos. 
Debido a que organizó numerosos sindicatos mineros, huelgas y congresos nacionales e internacionales, Siqueiros fue encarcelado varias veces, hasta alcanzar el exilio por comulgar con los ideales de la creencia marxista-leninista, por lo que vivió en ciudades como París, Barcelona y en Estados Unidos algunos años, en este último tuvo como alumno, entre otros, a
Jackson Pollock. A su regresó a México, en 1922 organizó el sindicato de pintores, escultores y grabadores revolucionarios.

En 1924, como miembro del Partido Comunista Mexicano, fundó el periódico El Machete y a partir de este momento se dedicó por completo al activismo político, ampliamente representando en sus frescos con temas de dinámica revolucionaria para alentar a las clases sociales más desfavorecidas.

En 1944 fundó el Museo de Arte Realista Moderno en la ciudad de México. Su producción como muralista y como pintor de lienzos la desarrolló a lo largo de todo el mundo mediante la realización de algunos murales en diversos países de Europa y América del sur, y desde luego en Estados Unidos, en los que también llevó a cabo exposiciones en museos de notable relevancia.

Sus pinturas representan una síntesis muy particular de los estilos futurista, expresionista y abstracto, con colores fuertes e intensos. En 1962, el gobierno mexicano sentenció a Siqueiros a ocho años de prisión por organizar disturbios estudiantiles de extrema izquierda dos años antes; pero el artista fue indultado de este cargo en 1964.

Sus obras más monumentales son: Marcha de la Humanidad (1971), realizada después de su salida de la cárcel, y que decora las paredes del Hotel de México, y Del porfirismo a la revolución, ubicada en el Museo de Historia Nacional de la Ciudad de México, pero el mural más contemplado quizá sea el que realizó dentro del Palacio de Bellas Artes, el cual es desarmable y recibe el nombre de Monumento a Cuauhtemoc. Entre sus múltiples reconocimientos Siqueiros fue condecorado con el Premio Nacional de Arte de México y el Premio “Lenin” de la Paz.