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Diario
de Catalunya: la fiesta de la Mercé en Barcelona
¿Cómo
ver y dialogar con el cielo?
Harmida Rubio (Egresada Facultad de Arquitectura)
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Barcelona,
España.- El 24 de septiembre terminaron las
fiestas de la Mercé, los catalanes inundaron las calles del
centro, del casco antiguo y los lugares de reunión más
típicos de aquí, llenos de sonrisas y entre gritos
y porras celebran ellos algo así como el día de Cataluña.
Me pareció curioso algo... esa extraña forma de acercarse
al cielo, de quererlo alcanzar o enviarle mensajes.
¿Han visto las torres humanas que hacen los españoles
en sus fiestas?, pues yo las vi en vivo, se llaman Castells, y son
algo impresionante y muy solidario, hay que formar una estructura
muy firme para que se vayan formando los “pisos” de
personas, en bloques de seis, cuatro, tres, dos o una persona, todos
agarrados de los hombros, de la nuca o de los codos, según
la figura, un piso encima de otro.
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Al
final suben literalmente “trepando” arriba de estas
estructuras humanas unas criaturitas de menos de ¡cuatro años!,
que, sin ningún pudor y con toda desfachatez, se suben hasta
la cúspide y levantan la manita en señal de que está
terminada la torre. |
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Por otro lado, los fuegos artificiales
(que, obviamente, no son exclusivos de Cataluña, pero vienen
al caso, y se aguantan) que se dirigen al cielo al compás
de la música a la que baila “La fuente mágica”
frente al Antiguo Palacio de Congresos, que es una fuente que lanza
agua (obvio está) a distintas presiones y en distintas direcciones
para formar figuras “hídricas” de colores y musicales.
Entre las luces de los fuegos artificiales (que por cierto son contestados
por las nubes en un
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retumbar
continuo entre un ¡Buuum! de las luces artificiales y un ¡Booom!
de un relámpago que no se quiere quedar atrás en una
lucha de afanes protagónicos celestiales), la fuente y los
Castells me percaté del cielo, de su destino poético
y la forma insistente en que los catalanes acuden a él como
celebración.
Así que volteé a verlo y me pareció similar
al de mi casa, al que ven ustedes, así que lancé mis
deseos a él para que toda esta algarabía podamos compartirla
pronto juntos; mientras tanto, se las seguiré platicando,
y se las dibujaré con palabras cuando nos veamos allá
en México, bajo el mismo cielo que nos mira, a ustedes y
a mí.
Con cariño y desde el mismo cielo pero
del otro lado del charco
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