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Libros
y Revistas
Sección coordinada por Iván Maldonado
Rosales |
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Para
formar ciudadanos de la cultura escrita
Uno
de los problemas más álgidos de la educación
es el ínfimo ejercicio de la lectura y escritura que
priva entre la población. Ello ha dado lugar tanto a
severas críticas al sistema educativo como a prácticas
pedagógicas que han hecho de la lectura y la escritura
una obligación o un proceso mecánico y estéril
–sin otro propósito que el evaluativo–, al
igual que a políticas gubernamentales cuya buena intención
es resarcir este panorama. Sin embargo, ¿cómo
formar lectores y escritores en la educación básica,
que a futuro sean capaces de entender su realidad y expresar
su punto de vista?
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La
investigadora Delia Lerner formula una atrevida propuesta en la
que no sólo demanda un cambio en la mentalidad de los profesores
y el diseño de estrategias donde se incorpore la función
social, sino también en las acciones que miden los aprendizajes.
Eso debe ser materia de investigación.
Delia Lerner hace una radiografía de la situación
escolar sobre la lectura y la escritura, detecta sus fallas más
acendradas (la memorización, la fragmentación de
los contenidos de enseñanza) y los desafíos para
formar a ciudadanos de la cultura escrita, como la realización
de proyectos que involucren a los niños y se apropien del
sentido de la lectura y la escritura o la gestión del tiempo
didáctico, bajo criterios donde se haga hincapié
en el proceso, no en el sacrificio del aprendizaje en nombre del
control evaluativo. Es imprescindible que los pequeños
se conviertan en sujetos capaces de estructurar un sistema de
creencias propio, “conscientes de la pertinencia e importancia
de emitir cierto tipo de mensaje en el marco de determinado tipo
de situación social”.
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La
potencialidad humana, generadora de historia
En
Necesidad de conciencia. Un modo de construir conocimiento,
el sociólogo chileno Hugo Zemelman vuelve a una preocupación
vital: interrogar por el sujeto-actor que se realiza en su temporalidad
y, cuando asume su condición de “ser en el mundo”
a través del diálogo, la crítica y la tensión,
origina un pensamiento propio, su historia.
Zemelman consideró que la dimensión utópica
de la conciencia histórica es la instituyente de lo social
histórico, “puesto que es el horizonte de expectativas
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futuro
el que permite reinterpretar las heridas del pasado que confluyen
en la experiencia del presente”. Apostó al ser como
posibilidad que se construye en el tiempo y busca trascender sus
límites finitos, dotando de valor a los sucesos de su aquí
y ahora. Nadie le dice qué hacer, él forja su destino
con la potencialidad, actitud erguida y afán por hallar un
lenguaje o forma de pensar que lo exprese “en los planos de
la realidad que transforma a ámbitos de sentido”; así
ocurre también en la sociedad, que simboliza su capacidad
de historización.
El autor subrayó que su idea de la conciencia histórica
obedece a una premisa de teorización para comprender el pensamiento
y la cultura de América Latina. Dicha metodología
sustentará sus siguientes libros, América Latina y
sus lenguajes y La herencia de la rebeldía, donde escudriñará
en las modalidades del pensar latinoamericano y la incidencia de
sus actores sociales.
Necesidad de conciencia –publicado por Anthropos,
El Colegio de México, la Escuela Normal Superior de Michoacán
y la UV– está a la venta en el Servicio Bibliográfico
Universitario (Xalapeños Ilustres 37), la Editorial de la
UV (Juan de la Barrera 209) y en La Taberna Cultural (Honorio
Rodríguez 43, frente a Humanidades). |
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