Año 2 • No. 86 • diciembre 9 de 2002
Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


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Emma Cuéllar de la Torre

Autodidacta, creador de una abundante obra realizada en varias técnicas, José Chávez Morado perteneció al grupo de artistas de la Escuela Mexicana de Pintura y caracterizado principalmente por su estilo figurativo, se trata del último de los grandes muralistas mexicanos, quien acaba de fallecer, el primero de diciembre pasado, victima de un paro cardiaco.

Chávez Morado, pintor, escultor y grabador, nació en Silao, Guanajuato, el cuatro de enero de 1909; y como todo buen pintor muralista, desde muy joven participó activamente en los movimientos de la izquierda mexicana. Fue fundador de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios, así como del Taller de Gráfica Popular y el Frente Nacional de Artes Plásticas.

En 1936 realizó, junto con Francisco Gutiérrez, Miguel Rubio Candelas y Feliciano Peña, el mural “Luchas antiimperialistas de Veracruz”, mismo que narraba la invasión estadounidense a México en 1914, pero la obra fue censurada por el gobernador veracruzano Ignacio Herrera Tejeda, ya que en esta obra Chávez Morado representaba a una exuberante mujer morena desnuda, como símbolo de las riquezas petroleras.

Otra de sus obras importantes fue el diseño del Palacio Legislativo de la Ciudad de México en 1980, en colaboración con el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez. Fue un importante impulsor de las reformas de enseñanza del arte en México, e inspector en la Universidad Nacional Autónoma de México y la Secretaría de Educación Pública.

Su primera exposición la realizó en 1944 en la Galería de Arte Mexicano, aunque ya antes había participado en algunas exposiciones colectivas dentro y fuera de la Ciudad de México.

Aparte de numerosos reconocimientos por su labor como pintor y artista creador, Chávez Morado fue ampliamente reconocido por su labor como docente, así como por los cambios que desarrollo en el terreno de la enseñanza del arte y como fructífero fundador de museos a lo largo y ancho de todo el territorio mexicano.

En la pintura de Chávez Morado, además de amplios conocimientos técnicos, hay reflexión, fantasía, buen dibujo, pintura y poesía. Las costumbres populares de nuestro México le dieron material e inspiración para su obra, en la cual aparece la crítica de manera ocasional, a través de una sutil ironía, pero siempre guardando un calor humano y una emoción poco comunes, evidenciando las grandes cualidades de dibujante y colorista del pintor, siempre alerta sobre sí mismo para dar a cada elemento su valor justo.

Sin duda alguna Chávez Morado representa uno de los más altos valores dentro de la pintura mexicana, ilustrador de libros, autor de una numerosa producción de cuadros de caballete, brillante grabador e importante ser humano que abarcó todos los campos de la expresión plástica, su obra mural se encuentra en museos e instituciones culturales tanto del país como del extranjero.

A José Chávez Morado se le agradece el hecho de que en sus manos la realidad pierda sus líneas de crueldad y brutalidad, recreándola en figuras, campos, calles, plantas y flores mexicanas; pero conservando toda su fuerza, esplendor, colorido, frescura, musicalidad, y su estallido. En Chávez Morado los tipos mexicanos, despojados de todo folklor turístico, encontraron siempre a un intérprete serio y riguroso