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Emma Cuéllar de la Torre
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Autodidacta,
creador de una abundante obra realizada en varias técnicas,
José Chávez Morado perteneció al grupo de artistas
de la Escuela Mexicana de Pintura y caracterizado principalmente
por su estilo figurativo, se trata del último de los grandes
muralistas mexicanos, quien acaba de fallecer, el primero de diciembre
pasado, victima de un paro cardiaco.
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Chávez
Morado, pintor, escultor y grabador, nació en Silao, Guanajuato,
el cuatro de enero de 1909; y como todo buen pintor muralista,
desde muy joven participó activamente en los movimientos
de la izquierda mexicana. Fue fundador de la Liga de Escritores
y Artistas Revolucionarios, así como del Taller de Gráfica
Popular y el Frente Nacional de Artes Plásticas.
En 1936 realizó, junto con Francisco Gutiérrez,
Miguel Rubio Candelas y Feliciano Peña, el mural “Luchas
antiimperialistas de Veracruz”, mismo que narraba la invasión
estadounidense a México en 1914, pero la obra fue censurada
por el gobernador veracruzano Ignacio Herrera Tejeda, ya que en
esta obra Chávez Morado representaba a una exuberante mujer
morena desnuda, como símbolo de las riquezas petroleras.
Otra de sus obras importantes fue el diseño del Palacio
Legislativo de la Ciudad de México en 1980, en colaboración
con el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez. Fue un
importante impulsor de las reformas de enseñanza del arte
en México, e inspector en la Universidad Nacional Autónoma
de México y la Secretaría de Educación Pública.
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Su
primera exposición la realizó en 1944 en la Galería
de Arte Mexicano, aunque ya antes había participado en algunas
exposiciones colectivas dentro y fuera de la Ciudad de México.
Aparte de numerosos reconocimientos por su labor como pintor y artista
creador, Chávez Morado fue ampliamente reconocido por su
labor como docente, así como por los cambios que desarrollo
en el terreno de la enseñanza del arte y como fructífero
fundador de museos a lo largo y ancho de todo el territorio mexicano.
En la pintura de Chávez Morado, además de amplios
conocimientos técnicos, hay reflexión, fantasía,
buen dibujo, pintura y poesía. Las costumbres populares de
nuestro México le dieron material e inspiración para
su obra, en la cual aparece la crítica de manera ocasional,
a través de una sutil ironía, pero siempre guardando
un calor humano y una emoción poco comunes, evidenciando
las grandes cualidades de dibujante y colorista del pintor, siempre
alerta sobre sí mismo para dar a cada elemento su valor justo.
Sin duda alguna Chávez Morado representa uno de los más
altos valores dentro de la pintura mexicana, ilustrador de libros,
autor de una numerosa producción de cuadros de caballete,
brillante grabador e importante ser humano que abarcó todos
los campos de la expresión plástica, su obra mural
se encuentra en museos e instituciones culturales tanto del país
como del extranjero.
A José Chávez Morado se le agradece el hecho de que
en sus manos la realidad pierda sus líneas de crueldad y
brutalidad, recreándola en figuras, campos, calles, plantas
y flores mexicanas; pero conservando toda su fuerza, esplendor,
colorido, frescura, musicalidad, y su estallido. En Chávez
Morado los tipos mexicanos, despojados de todo folklor turístico,
encontraron siempre a un intérprete serio y riguroso |
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