Año 2 • No. 86 • diciembre 9 de 2002
Xalapa • Veracruz • México
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Avispas contra la broca del café
Ricardo Luna Aburto
Muy pronto, productores de las regiones cafetaleras del estado implantarán una nueva técnica para proteger a este importante sector que no sólo ha sido devastado por las plagas, sino también por la caída de los precios del grano y la apatía de las autoridades, entre otros factores que lo tienen hundido.

Se trata de la introducción al campo veracruzano de la avispa Cephalonomia stephanoderis, que parasita la broca del café en su etapa de inmadurez.

Si bien esta práctica no es nueva, tratará de controlar de manera efectiva a la temida broca gracias al uso de la biotecnología y el control por parasitoides, informó Antonio García Hernández, profesor de la Facultad de Agronomía de la UV.

Dejó muy en claro que utilizar a la avispa Cephalonomia stephanoderis no significa que el nocivo organismo de la broca, que hoy plaga los campos cafetaleros de todas las regiones veracruzanas, tenga los días contados o vaya a desaparecer; sólo va a ser controlado, reafirmó.

Comentó que, aunque la medida no sea definitiva, lo importante es que la Facultad de Agronomía contribuya en el combate a la broca del café, un insecto de mayor importancia en las plantaciones de café en el mundo que afecta a un 90 por ciento a los frutos, lo cual deriva en un bajo rendimiento del cultivo.

Ponen en marcha esta práctica, dos empresarios cafetaleros de la región de Coatepec y Emiliano Zapata, en coordinación con la Facultad de Agronomía-Xalapa
Otras ventajas de introducir a la avispa Cephalonomia stephanoderis son su bajo costo y que no daña al medio ambiente, pues actualmente se utilizan técnicas biológicas en reemplazo de los insecticidas que son costosas y altamente tóxicas.

El también certificador internacional para el café de exportación a varios países de Europa indicó que, como antecedente, este organismo fue introducido a México por vez primera por el Centro de Investigaciones Ecológicas del Sureste, conocido como Ecosur.

El primer pie de cría se implantó en el país entre 1998 y 1999. En 1991 muchos productores del estado sabían de su existencia; sin embargo, esta tecnología no fue aprovechada debido a una falta de información y de programas gubernamentales apropiados.

En ese entonces, los primeros pies de cría de la avispa se ubicaban en Guerrero, Hidalgo, Oaxaca y Veracruz. Al desaparecer en la entidad el Instituto Mexicano del Café (Inmecafé), principal promotor en ese tiempo de la biotecnología, el control ecológico con este organismo se perdió y pasó a manos de productores de Alemania que producían café orgánico en la zona de Chiapas.

Fue en el 2002 que, gracias a la iniciativa de dos empresarios cafetaleros de la región de Coatepec y Emiliano Zapata, en coordinación con la UV y el Colegio de la Frontera Sur unidad Tapachula, se interesaron en introducir un pie de cría del parasitoide.
Dicho pie de cría, que apenas está en etapa de reproducción, se compone de tres mil insectos benéficos; de los cuales se calcula que, bajo condiciones óptimas de reproducción, se logren unos 25 mil organismos, ya que su ciclo de reproducción es rápido.

Esto significa una ventaja para controlar la broca, explica García Hernández, ya que al ser su ciclo de reproducción más corto con relación al de la broca de café (28 a 30
días) este parasitoide no tiene mayor ventaja de sobrevivir, ya que su ciclo biológico es de aproximadamente 20 días. Y es en esta etapa cuando la larva del parasitoide se come a la adulta de la broca, por lo que su ciclo se ve interrumpido en menos de diez días.

Este organismo de la avispa es parásito sólo en su fase de inmadurez o larva, y como adulto viene a ser un insecto benéfico que vive libremente y no causa daños secundarios.

Cabe mencionar que el ciclo de reproducción de la avispa Cephalonomia stephanoderis comprende la posibilidad de que habite un macho por cada siete hembras. Una hembra puede vivir hasta más de 200 días y poner huevecillos durante todo su ciclo de vida hasta 130 descendientes.

El especialista relató que esta tecnología es nueva en la región de Coatepec y está dirigida a los productores de café orgánico en razón de su prestigio mundial.
Además, el control biológico con parasitoides resulta rentable, ya que el insecto no daña el medio ambiente, no contamina al hombre y no es nocivo para las plantas y animales, es un parásito obligado del fruto del café. Donde no haya broca no se reproduce este parasitoide.

García Hernández agregó que de esta tecnología no se tiene ninguna experiencia en la Facultad de Agronomía. Los alumnos inmersos en el meif están retomando lo del control biológico. Los parasitoides tienen un costo de producción masiva de alrededor de 20 centavos, aunque el primer pie de cría que se compró tuvo un costo elevado, debido a que son respaldados por un certificado de origen y pureza que otorga el Colegio de la Frontera Sur.

Una vez que se haya cumplido con la meta de reproducción, se prevé que la liberación del insecto se realice entre los meses de marzo y abril del año próximo, en las instalaciones que han preparado los productores de la finca Roma, en Emiliano Zapata.

Como parte de las acciones de capacitación en la Facultad de Agronomía, alumnos en servicio social están participando para conocer más de cerca esta tecnología, aunque no siempre comparten el gusto por la actividad del campo, señaló Antonio García.

No obstante, dijo que los estudiantes que sí se han involucrado están más concientes de que el objetivo del control biológico es no seguir contaminando el medio ambiente y recurrir a otras alternativas, a fin de que el productor pueda convivir con la plaga sin mayor problema.