Año 3 • No. 88 • enero 20 de 2003 Xalapa • Veracruz • México
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El INAH reconoció el trabajo realizado en el Museo
de Antropología de Xalapa

Recibe el MAX premio en museografía
Alma Espinosa Arroyo
El Museo de Antropología de Xalapa (MAX) recibió la mención honorífica en la categoría Trabajo de diseño e instalación de exposición, en la edición 2001 de los premios anuales que auspician el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).

Entre ellos se encuentra el reconocimiento “Miguel Covarrubias”, que se otorga a los proyectos en museografía e investigación de museos, y correspondió al trabajo De lo temporal a lo permanente. Museografía para la Sala Higueras del Museo de Antropología de Xalapa, elaborado por el director del max, Rubén Morante López, el pasante de arqueología Juan Bonilla Sánchez y la arquitecta Karina Huerta Conde.

La mención se entregó en el Museo Nacional de Antropología el pasado 19 de diciembre de 2002 por la presidenta del Conaculta, Sari Bermúdez, y por el director del INAH, Sergio Raúl Arroyo. El proyecto de la Sala Higueras, que ahora puede ser admirado en el max, fue escrito por Rubén Morante con información de Juan Bonilla.

El proyecto que se hizo acreedor a un reconocimiento nacional se puso en marcha en el museo como una
exposición temporal, a la que asistieron (por primera vez
en el MAX) más de seis mil visitantes de 30 países

Karina Huerta.
Karina Huerta realizó el catálogo que muestra los fragmentos de los murales encontrados en la zona de Higueras, cerca de la desembocadura del río Nautla. Lo que ahora queda como zona arqueológica fue construido entre las postrimerías del periodo clásico e inicio del posclásico, esto es, 700 a 1000 después de Cristo.

De 1968 a 1973, arqueólogos de la uv iniciaron trabajos de investigación, rescate y restauración. En aquellos años recuperaron más de 180 fragmentos de pintura que, una vez estudiados por el inah, quedaron en custodia del MAX.
En 1999 comenzó el proyecto de Higueras, que consistió en seleccionar los mejores fragmentos para colocarlos en la sala. La elección estuvo basada en el buen estado de las piezas y la aportación que pudieran hacer en la reconstrucción de los murales que resguardan la historia de civilizaciones muy antiguas.

Rubén Morante López.
A decir de Rubén Morante, todavía no se puede identificar con exactitud la cultura que dejó su huella en Higueras, ya que –según estudios– la lengua que en ese entonces se utilizaba no correspondía al totonaco. Sin embargo, debido a la observación y comparación de los gráficos, se puede suponer que pertenece a la cultura maya.

El proyecto que se hizo acreedor a un reconocimiento nacional se puso en marcha en el museo como una exposición temporal, a la que asistieron (por primera vez en el max, en una sala de este tipo) más de seis mil visitantes de 30 países, a quienes se les pidió que
opinaran acerca de la sala y de si querían que este tipo de exposiciones fuera permanente.

El resultado, comentó el director del Museo, fue halagador, porque en las 500 opiniones vertidas no hubo muestras de desagrado, y sí de felicitación. En aquella ocasión se reconstruyó sólo una esquina del templo que en sus paredes contiene los murales; ahora ya podemos ver la reconstrucción de la base del templo con todas las piezas originales.